por lo que viene, por cuidar lo que se hizo, por nosotros, por los que no están y están, por el fulano que sigue sin abrocharse el saco...
una Patria Grande
un Pueblo Felíz.
La política como actividad incluye las “internas” de todo tipo y estas se dan generalmente entre compañeros, entre los que dicen compartir un mismo proyecto. En un país políticamente “normal” esta afirmación no asustaría a nadie. Esto es un asunto y poder verlo en detalle –para lo cual es necesario recabar mucha y variada información, que no es el caso- pondría ante los ojos profanos una diferenciación de métodos, construcciones sociales y aún de metas que darían para el asombro. Casi, casi rozando los bordes de lo que podríamos llamar “compartir un mismo proyecto”.
Lo que está pasando de un tiempo a esta parte, creo que tiene que ver con otra cosa (y volvemos a las dicotomías de la Patria en constante estado de necesidad). Desde la desaparición física de Néstor –y tras un breve período concedido a la viudéz y al dolor manifiesto e inocultable de millones- el proceso iniciado en mayo del 2003 volvió a estar en la mira. Y esta vez –como se podía intuir en la “crisis” del llamado campo- comenzaron a disparar.
Comenzó con el ataque de una patota al servicio de la burocracia ferroviaria de Pedraza contra trabajadores “tercerizados”, dirigidos por el Peó. Los troskos son inchapelotas, qué duda cabe. Pero los animales fueron a matarlos, se llevaron la vida de uno y dejaron a dos muy mal heridos. Curioso tema el de “dirigentes sindicales” que tienen –per se o por testaferros- empresas que tercerizan servicios (una genialidad de la precarización laboral que infiltró el menemismo), manteniendo “empleados” sin convenio, con contrataciones basura, sin derechos, sin estabilidad y a discreción de la caprichosa voluntad de punteros (perdón, de “referentes”).
Continuó con el “enfrentamiento” de la valiente policía formoseña con miembros de la etnia Qom. Resultado, un policía y dos indígenas muertos. Heridos, detenidos, expulsados. El tema es de larga data: tierras y derechos no reconocidos de comunidades originarias. Gildo Infrán afirma que su policía actuó correctamente. Infrán es un gobernador que se dice “kirchnerista”, pero que tiene mucho más que ver con Roca que con Kirchner.
Se agravó mucho con las “tomas” de predios. Los “ocupas” (xenófobo y racista zócalo mediático con que se los denota) acamparon en el Parque Indoamericano, y en siete locaciones más en lo que parecía ser una toma masiva de tierras y un desborde multitudinario de ocupantes sin vivienda. Desalojo con la Federal y la Metropolitana, dos muertos, reacción de los “vecinos”, otro muerto. Gendarmería, negociaciones, desalojo voluntario. El tema de fondo, la falta de vivienda. La no construcción de viviendas que porfiadamente exhibe como política el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Aún hay “tomas” vigentes, sobre todo la del Club Albariño que mezcla punterismo rancio, avivadas, dinero de subsidios, necesidad(es) básica(s) insatisfecha(s).
En estas acciones se intentó la metodología del saqueo a supermercados, pero no prendió.
Ya casi sobre la Navidad, otro quilombo en Constitución (y van…). Supuestos “tercerizados” ferroviarios (también encolumnados con el Peó) que cortan vías en Avellaneda. La gente que se agolpa en Constitución sin poder volver a sus hogares en el lejano Sur, el extremo calor, el agobio, las fiestas que se vienen. Un grupito organizado que tira literalmente la piedra y el desmadre violentísimo de algo visiblemente armado para tirárselo por la cabeza al Gobierno. La tele (sobre todo CrónicaTV y C5N, claro que TN) mostrando los incidentes sin solución de continuidad durante horas, muchas veces sin mencionar (o con un miserable cartelito que aparece y desaparece mágicamente) que se trataba de “imágenes ya emitidas”, cosa que parezca una especie de guerra suburbana que duró casi un día.
En el medio el gobierno porteño con un Macri que insiste en revolear la media y darle siempre a Cristina. Agresivo, fascista, amenazante, con los ojos celestes acerados diciendo “yo no fui, son ellos”. En el medio Schiavi, un ex jefe de campaña de Macri devenido en K y responsable de las líneas ferroviarias del sur que no pega una pero habla demasiado.
Y también un Gobierno que crea el Ministerio de Seguridad, coloca allí a Nilda Garré –la mina de los trabajos pesados- y ratifica que las fuerzas de seguridad no van a reprimir (a los tiros, como quieren tantos) el conflicto social. Ni siquiera el “armado” como en muchos casos. Ojo, no dijeron que no van a hacer inteligencia ni que no van a usar como corresponde la Justicia.
Entre tanto humo y tanto río revuelto, se ven dos actitudes y más de dos actores. Allí está la candidatura de bocatorcida Duhalde, lanzada impúdica e irrespetuosamente un 20 de diciembre con una mal aprendida coreografía de pastor protestante yanqui. Están también los “peronistas” que, como Ritondo, cofundaron el PRO macrista y saben un poco de cómo utilizar y hacer plata con los pobres y armar quilombos.
Está también alguna izquierda imbécil, catalogada así no por no apoyar al kirchenismo sino por servir sin desmayos al enemigo, creyendo (con seguridad que sus militantes lo creen y son honestos en esto) que lo enfrentan.
Está la derecha. Uno recuerda lo que decía el valiente Rivas (ese socialista) que de los Kirchner lo que más le gustaba eran sus enemigos. A uno le gustan algunas cosas más, pero vale lo dicho. Cuando toda esa calaña y esos intereses se ensañan con este Gobierno, macho ¿no te dice nada? ¿es una pelea intraburguesa? ¿vos sos pelotudo?
El asunto de fondo es que tienen que evitar un tercer período, que comenzaría a consolidar conquistas de los últimos años y daría un aire de continuidad por demás peligroso para esos intereses.
Veamos lo que hay que “evitar”: el avance del trabajo genuino y en blanco; la incorporación lenta pero continuada de vastos sectores sociales sumergidos al empleo, consumo, salud y educación; la consolidación del superávit fiscal como política de Estado (y no verso neoliberal logrado con el enfriamiento de la economía); el reestablecimiento de la participación de los trabajadores en la redistribución del ingreso (el fistifisti de Néstor); la reaparición del Estado como regulador y orientador de la actividad económica; el progreso del bloque americano en el MERCOSUR y la UNASUR jugando como un actor de peso en la discusión de la política global; el triunfo de la Justicia y los Derechos Humanos y la derrota definitiva de la impunidad; la recuperación de las FFAA como el brazo armado del pueblo…
Y la dignidad. Lo peor es que continúe este proceso intenso de que nos sintamos orgullosos de ser argentinos. De aceptar al Che como el héroe de esta época, que cada vez más pibes se pongan remeras con la cara de Eva para que les abrace el corazón y los cuide, de que buena parte de la Historia en serio empiece con Perón, de que lloremos con la desazón de Belgrano y nos levantemos con él cuándo nos mira desde la pantalla y nos dice ¡viva la Patria!
Es que la derecha sabe que todo comenzó un día cuando un fulano desgarbado que no conocía nadie se calzó el traje estrambótico del Eternauta, porque la lluvia de nieve ácida nos estaba calando los huesos.
La Historia no es lineal, pero muchas veces puede recomenzar.
Estimados oficiales, suboficiales, soldados; personal civil de las Fuerzas Armadas y del Ministerio de Defensa:
Quiero que este mensaje de cierre de mi gestión sea entendido también como agradecimiento y reconocimiento a la profesionalidad de aquellos y aquellas de ustedes que acompañaron con convicción las iniciativas de cambio que promovimos durante estos cinco años intensos que pasé al frente de la cartera de la que hoy me despido.
La presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, volvió a honrarme con su confianza al depositar en mí una nueva y compleja responsabilidad, esta vez al frente de la fuerza pública que tiene a su cargo velar por la seguridad de todos los ciudadanos que habitan en nuestro suelo, mandato que está inscrito en el preámbulo mismo de nuestra Constitución Nacional.
Dejo el cargo de Ministra de Defensa que me confiriera por primera vez el ex presidente Néstor Kirchner en diciembre de 2005, habiendo cumplido en gran medida con su mandato: lograr el fortalecimiento de la relación de las Fuerzas Armadas con la sociedad sobre la base de la memoria, la verdad y la justicia, así como recuperar las capacidades militares degradadas colocando a la Nación en condiciones de encarar los dilemas que plantea a la defensa de sus intereses vitales el siglo XXI.
No fueron pocos los retos que tuvimos que encarar para llevar adelante la transformación institucional indispensable, que resolviera los déficits y deudas de la Democracia en esta materia.
Completamos la arquitectura legal de la Ley de Defensa, con su reglamentación pendiente desde 1988, dictamos la Directiva sobre Organización y Funcionamiento de las Fuerzas Armadas y la convocamos por primera vez al Consejo de Defensa Nacional. Finalmente concretamos el dictado la “Directiva de Política de Defensa Nacional” que puso en marcha el Ciclo de Planeamiento Militar de corto, mediano y largo plazo, cuya última etapa finalizará en breve el Estado Mayor Conjunto.
Funcionarios y militares de todas las jerarquías colaboraron durante estos años para superar obstáculos internos, tales como la resistencia al cambio y los reflejos corporativos, así como otros externos, tal el caso de la debacle financiera internacional de 2009, por citar un ejemplo.
Quiero aprovechar para señalar cuáles entiendo que fueron los logros más significativos de nuestra acción, no porque desconozca que también hubo déficits, pero, permítaseme la inmodestia de creer que la Historia hará el balance de unos y otros, y el saldo final será positivo para la Nación.
Promovimos el robustecimiento de la organización y acción conjunta remozando el Estado Mayor Conjunto. En sintonía con aquello creamos la Escuela Superior de Guerra Conjunta, instancia superior en la formación de oficiales.
Implementamos una transformación de la estructura ministerial creando una Subsecretaría de Innovación Científica y Desarrollo Tecnológico para jerarquizar el área y las actividades que realiza el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de la Defensa (CITEDEF).
Para garantizar que los procedimientos de contrataciones se ajustaran estrictamente a la normativa que rige la Administración Pública Nacional y al mismo tiempo optimizar costos, establecimos una Dirección de Logística Conjunta y un régimen de Transparencia, a cargo también de recibir denuncias.
Encaramos la reforma de los programas de formación de la carrera militar integrando materias indispensables para una capacitación integral y democrática, como historia argentina, derecho constitucional y administrativo, y derechos humanos, entre otras.
Derogamos el Código de Justicia Militar anacrónico que excluía a los militares del goce de derechos que la justicia garantizaba al resto de los ciudadanos, para lo cual fue necesario reformar el Código Penal y el Código de Procedimientos. En simultáneo promovimos un nuevo sistema disciplinario para la Fuerzas Armadas, en el que la sanción es la última ratio.
Implementamos políticas de igualdad de género y de lucha contra la violencia doméstica y el acoso laboral, que fueron decididamente acompañadas por las Fuerzas. En la misma línea de inclusión en derechos ciudadanos de los hombres y mujeres de armas, creamos una Coordinación de Bienestar a cargo de unificar las políticas de salud de las Fuerzas Armadas, apuntalando las obras sociales que estaban al borde de la quiebra y aumentando sustancialmente los aportes del Estado. También atendimos los reclamos de déficit habitacional de oficiales, suboficiales y soldados, destinando para ello líneas de créditos hipotecarios del IAF y cupos del Plan Federal de Viviendas.
En el orden internacional, aportamos a la integración regional en el sector afianzando las relaciones entre Ministerios de Defensa de los países de la UNASUR. Asimismo apostamos a potenciar el Consejo de Defensa Suramericano, sumando en cada foro el apoyo de nuestros países hermanos a la reivindicación de nuestros derechos soberanos sobre las islas Malvinas.
Por otra parte, el aporte que nuestra gente de armas hace por la paz mundial, en particular en la hermana república de Haití, constituye un capital de la Nación que no pasa desapercibido a la comunidad internacional.
De los logros con mayor visibilidad pública, destaco la reconquista de las industrias naval y aeroespacial a través de la recuperación del complejo de astilleros Tandanor y Almirante Storni y de la Fábrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín” de Córdoba.
Hoy en esas empresas del Ministerio de Defensa se reparan y construyen buques y aviones, civiles y militares. En cooperación con otras agencias del Estado, universidades y privados, contribuimos a dominar la tecnología de radares para la aviación comercial y militar, avanzamos en la construcción de vectores, cohetes y misiles, mientras técnicos de las Fuerzas están fuertemente involucrados en la construcción de satélites.
Creo que en este lustro hemos afianzado una institucionalidad sustentable con pivot en la transparencia, como nunca se había intentado antes en el Ministerio de Defensa, ejecutor de la conducción política del Sistema.
Creo haber logrado instalar al Hombre y la Mujer concretos, tanto civiles como militares, en el eje de las transformaciones de la jurisdicción. Hoy el concepto de soldado es indisociable del de ciudadano y de funcionario público especializado en el manejo de sistemas de armas.
En síntesis, hemos dado los primeros pasos firmes hacia la modernización del Sistema de Defensa. Este es un capital de la sociedad toda, más permanente incluso que las más duraderas gestiones en el Ministerio de Defensa.
También creo haber dejado inscrito el mensaje de que no es posible la Defensa eficiente de la soberanía territorial de la Argentina, si su sociedad está debilitada internamente por la inequidad social, razón por la cual el Sistema de Defensa no puede estar desvinculado del proceso general de desarrollo económico.
Para finalizar, quiero que sepan, hombres y mujeres militares que tuve el orgullo de conducir durante cinco años, que valoro el empeño que Uds ponen por transformar a las Fuerzas Armadas, subordinadas al poder político legítimo, que es el que surge de las urnas.
Hemos tenido momentos gratos, situaciones de tensión, diferencias de opinión, pero siempre compartiendo la misma plataforma de respeto a la Constitución y la democracia.
Sé que responderán a las nuevas autoridades con el mismo compromiso y la misma profesionalidad de la que he sido beneficiaria.
Por todo aquello, vuelvo a agradecer a todos y a todas, Sres y Sras militares y civiles del Sistema de Defensa. Me despido con gran emoción en la que los recuerdos se amontonan mientras me centro en los nuevos desafíos, y los convoco a renovar nuestra obligación con la Nación, como siempre, inspirados en el espíritu emancipatorio y ejemplar que heredamos del General San Martín.
¡Viva la Patria!
Nilda Garré
"¡Milicias del Departamento del Norte! ¡ Valientes soldados federales, defensores denodados de la Independencia de la República y de América !
Los insignificantes restos de los salvajes traidores unitarios que han podido salvarse de la persecución de los victoriosos ejércitos de las Confederación y orientales libres, en las memorables batallas de Arroyo Grande, India Muerta y otras, que pudieron asilarse de las murallas de la desgraciada ciudad de Montevideo, vienen hoy sostenidos por los codiciosos marinos de Francia e Inglaterra, navegando las aguas del gran Paraná, sobre cuyas costas estamos para privar su navegación bajo otra bandera que no sea la nacional... ¡Vedlos, camaradas, allí los tenéis...! ¡Considerad el tamaño insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos ! Pero se engañan esos miserables. ¡Aquí no lo serán ! ... ¿No es verdad, camaradas ? ¡Vamos a probarlo!...
¡Ya no hay paz, suena ya el cañón ! ¡Ya no hay paz con la Francia ni con la Inglaterra !
¡¡Mueran los enemigos !!... ¡¡Trémole en el río Paraná y en sus costas el pabellón azul y blanco y vamos a morir todos antes que verlo bajar de donde flamea !!
Ejemplo heróico sea ésta vuestra resolución, a ejemplo del heróico y gran porteño, nuestro querido brigadier don Juan Manuel de Rosas y para llevarla contad con ver en donde sea mayor el peligro a vuestro jefe y compatriota el general"
(Lucio Mansilla)
Potencias extranjeras que intentan avasallar a una nación “inviable” para abrir canales de penetración a su economía. En ese tiempo los ríos, en estos, el mercado globalizado. Intereses de poderosos que coinciden con intereses de nativos del pequeño país y que no coinciden con los intereses del pueblo de ese país. Disidentes, opositores, aliados a los enemigos. ¿Cuál es la historia que se silencia y después perdura? ¿Cuál es la historia que se vocifera y a la larga se marchita?
Recuperar el 20 de noviembre tiene que ver con recordar que la dignidad viene de lejos, soporta mentiras y ocultamientos y prevalece. El Proyecto Nacional no es un relato único, tiene antecedentes, marchas atrás, impulsos, se templa en los malos momentos y vuelve, siempre vuelve. Tiene un sabor inolvidable. Es una inmensa alegría sentirlo.
"Nada he tenido más a pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el honor y dignidad de las repúblicas del Plata, y cuando más fuertes eran los enemigos que se presentaban a combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar ilesos aquellos queridos ídolos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo que vale esa decisión y no he hecho más que imitarlo. Todos mis esfuerzos siempre serán dirigidos a sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal que, nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda, queden enteramente salvos e incólumes."
(Juan Manuel de Rosas a San Martín).
“El sable, que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América de Sur, le será entregado al general de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarnos."
(José de San Martín – 1850)
Existen dos razones importantes para que la militancia sindical fuera la presa preferida de la Gran Represión: una, había que reconvertir el aparato industrial para ponerlo en concordancia con los nuevos aires que soplaban ya en los países centrales (es decir, había que achicarlo); otra, era imprescindible hacer bien el trabajo que no había coronado la “revolución Libertadora”, es decir, acabar con la base social que daba sustento e insoportable continuidad al peronismo.
La clase obrera estaba “guardada” desde la avanzada del ’75 para echar a López Rega y terminar con el “rodrigazo”. Atontada por el golpe, asaltada por una represión capilar y sistemática. ¿En retirada, a la defensiva? No precisamente. Así lo atestiguan las luchas de 1976 y 1977, la huelgas del SMATA, el conflicto largo de Luz y Fuerza que costara la desaparición de su Secretario General Oscar Smith. Y hay más.
En la “primavera alfonsinista” y el “progresismo del tercer partido” se hizo silencio sobre la lucha de los trabajadores contra la dictadura, siguiendo el hilo quizás de la denuncia de un “pacto militar-sindical” tan cacareado y tan “oportuno”. Era preciso que emergiera la “civilidad” y se olvidaran los mamelucos y los descamisados. Venían los ochentas…(y los noventas).
Pero el movimiento sindical tuvo una presencia inocultable y hablamos de aquel que representó claramente a las bases y no de aquellos que si pactaron y fueron cómplices. Hablamos –si de agrupamientos sindicales se trata- de la Comisión de los 25 y de la Jornada Nacional de Protesta del 27 de abril de 1979, de la reconstitución clandestina de la CGT en Cerveceros el 12 de diciembre de l980, del paro general del 22 de julio de 1981.
Entre el ’79 y el ’81 se pasó de la resistencia (u “oposición” como quieren algunos) a la ofensiva. Gran parte del Secretariado cegetista viajó por el país en una casi clandestinidad reconstituyendo Regionales, armando comisiones de reclamos al margen de las intervenciones militares. Un trabajo silencioso poco estudiado y menos difundido.
Esa actividad dio como resultado la CGT-Brasil, la cegeté de las agrupaciones sindicales (peronistas sin duda, pero también no peronistas) que tenía como sede el primer piso de una casa desvencijada de Constitución (Brasil 1482, casi esquina Sáenz Peña). Se estaban reconstruyendo con muchísima dificultad las estructuras sindicales arrasadas por la dictadura, pero hacía falta salir a la sociedad y sumar sectores.
El 7 de noviembre de 198l (hace 29 años) una multitud de trabajadores y agrupaciones políticas y sindicales (las crónicas oscilan entre 10 y 50 mil participantes) marchó desde el estadio de Vélez a la iglesia de San Cayetano en Liniers. Era la primera gran manifestación con base fundamentalmente obrera que desafiaba públicamente al gobierno militar con las banderas de los sindicatos desplegadas y cantando el “se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”. Era un planteo político contundente. La protesta fue reprimida luego de que los oradores hablaran megáfono en mano.
Pedíamos “paz, pan y trabajo” y coréabamos: “la dictadura abajo”. Al frente de la columna iba Saúl Ubaldini, el secretario general de la CGT-Brasil.
Se estaba por partir.
Las bases ya no se podían contener; sólo esperaban a sus dirigentes a la cabeza pero… ¿cuánto más? Se sucedían las marchas espontáneas, los casi paros, las preguntas, porque si el coronel está preso ¿qué carajo nos puede esperar a nosotros? Sólo la sonrisa sobradora del patrón, de los de personal, del capatáz que anuncia la vuelta a los infiernos y el ya vas a ver, ya vas a ver.
Y eso que el movimiento obrero argentino ya no quería hacer la revolución social. Fuerte. Quería movilidad social, derecho laboral, protección, reconocimiento. Poder pasear el orgullo de ser trabajador, y ni aún soñaban que era posible algo así.
Mientras transcurrían las horas del confederal la gente salía de las casas. Una turba silenciosa de hormigas con un destino impensado. Vamos todos. Arriba de camiones, en los techos de los tranvías, de a pie cruzando ríos y barro. Y esas mujeres amenazantes “sin corpiño y sin calzón, somos todas de”. Es de mañana y se va dando vueltas mirando hacia arriba los edificios, parece otro país dicen que francia y esa es la casa rosada mirá la catedral y el cabildo como en los libros de la escuela y esos cafes deben ser de los bacanes y mira allá dónde está el obelisco eso que baja es el subterráneo ni loco me meto en ese agujero mira allá… Mirá allá.
Están acá, por todos lados. Con sus delegados a la cabeza, con sus dirigentes aunque no todos. Y están los otros que vienen de las barriadas. Los humildes, esa nueva categoría sociológica tan imprecisa. Saben muy bien lo que quieren señor, no son las masas “disponibles” en espera del líder demagógico (pobre germani y sus gorilas). Hay que escuchar lo que dicen…
“Queremos a Perón”.
Sencillo, a ver ¿qué es lo que no se entiende? Los clinudos dicen que quieren al coronel ese de la Secretaría, el de los aumentos de salario, los convenios de trabajo, las vacaciones pagas, la jubilación, la protección en el trabajo, la seguridad industrial, ese que habla de que sólo se puede admitir el capital si tiene una función social. Entienden muy bien. Y como están cansados, metieron las patas en la fuente. Y allí estarán hasta que se entienda.
“Queremos a Perón”.
Pasará la noche y no se moverán. Entre todos se asombran de ser tantos, de estar donde están. Uno se busca en las fotos también como si pudiera ser posible estar. Estamos todos, aún los que no habíamos nacido. Porque se estaba cocinando en una plaza la representación política de los trabajadores y los humildes, esto estaba pasando. La de mis tías obreras del vidrio, las tías costureras y mi abuela planchadora, aún la de aquellos que no la reconocían. Muy simple, como todo lo extraordinario.
La revolución en Argentina se llamó Justicia Social. Ya era muy de noche cuando ocurrió. Salió al balcón y todos lo veían, estaban al lado de él. Y habló, levantando los brazos. Le quemaron las retinas los rostros morenos de una Argentina sin redención, le inundó los oídos la música más maravillosa que pudo escuchar jamás. El dejó dobladas prolijamente las palmas a las que aspira todo soldado y se desabrochó la camisa.
No nos fuimos nunca más de esa Plaza.
Para qué hablar de los detalles técnicos ni poner acá lo que se leyó, escuchó y vio en todos lados, como si un blog fuera una especie de periódico-testimonio único que debe registrar lo que ocurre para lectores que llegaron recién de otro planeta. Nada de eso.
Entonces, vamos a lo nuestro… Vi surgir del fondo de la tierra a unos fulanos con casco y linterna, ropa de laburo, porque claro son trabajadores. Y eso es lo principal. Yo no sé cuan lejos estará ya la clase obrera chilena de aquel Recabarren y sus historias heroicas, pero si se pudo apreciar lo claro, alto y presente que están valores como la solidaridad, la unidad y el compañerismo. Los salvaron esas cosas y la disciplina que da el trabajo.
Los hundió en la roca el incumplimiento y/o inexistencia de leyes de protección al trabajador, la ausencia y/o inexistencia de un Estado en el control de la actividad privada en general y la minera en particular. Es decir, algo que pueden compartir los chilenos con todos sus hermanos de latinoamérica por empezar y el resto del mundo para concluir.
Llegará la hora (porque todo llega) de discutir leyes laborales, seguridad industrial, códigos mineros (y no solamente minería “a cielo abierto” si o no), y demás en el marco del MERCOSUR y de la UNASUR. Como bloques también deberemos tender a legislaciones comunes, sobre todo en aspectos tan esenciales como el trabajo y los derechos de los trabajadores. Y todo esto sin salirse un milímetro del capitalismo, para que a nadie le de palpitaciones. Solo así se cumplirá lo que el “jefe de turno” (el nº 33) le dijo a Piñera: “Presidente, que nunca más ocurra esto.”
Un parrafito para la derecha (juro que es una tentación). Que me digan que no pensaron la suerte que tenemos de este lado de la cordillera de tener una derecha tan pusilánime e inútil. Como no comparar con el Presidente Piñera que, más allá de la utilización política y todo lo que se quiera decir, hizo lo que tenía que hacer y lo hizo bien. Los mineros sobrevivieron, salieron sanos y salvos y no fueron abandonados (como se ha hecho tantas veces en todos los rincones del planeta, bajo el capitalismo, el socialismo real o bajo el sistema que sea).
Un pequeño país tercermundista realizó una hazaña que siguieron por televisión mil millones de personas. No es poca cosa, es un montón. Mesurados, eficientes, profesionales, así fueron los encargados del operativo de rescate y todos los involucrados.
De todas maneras me quedo con lo anterior, el alma del asunto. Ese sentimiento del minero, orgulloso de su condición, sin lamentarse de ser quién es, enormemente nacionalista y familiero. Pueblo, esa es la palabra (en los shopingns no se consiguen).
Se prometían fiestas, comidas, bailes como para celebrar. No grandes cosas. Y a cada uno que iba saliendo, esa cosa tan linda… ¡Chi-chi-chi le-le-le, Los Mineros de Chile!
Los militantes de la Corriente Sindicalista Revolucionaria fueron los primeros en considerar al sindicato como un fin en sí mismo y al Estado como un interlocutor necesario, e ineludible. Afirmados en la conducción de la FORA (Federación Obrera de la Región Argentina, del IXº Congreso), habiendo desplazado a un anarquismo que comenzaba a ser anacrónico, se lanzaron a una relación difícil y tormentosa con la administración radical de don Hipólito Yrigoyen (ese inventor del progresismo criollo, junto a su par neoconservador Lisandro de la Torre). Les fue bien y les fue mal, pero la neutralidad y la distancia con el aparato estatal se rompió para siempre. Algunos dicen que la independencia también.
De esto se trata, de discutir el modelo sindical argentino de aquí en más. Es lo que subyace en las elecciones de la CTA y la omnipresencia de la CGT. Y se debe discutir porque estamos en un tiempo de gobiernos propios (para algunos, al menos, gobiernos amigos).
Es indudable que el esquema peronista de un solo sindicato por rama y una sola central en forma de confederación de federaciones sindicales (primero, tercer y segundo grado de organización) ha dado resultados concretos. Los trabajadores lo sabemos de sobra, y los que no se enteraron, lástima por ellos. Allí están los Convenios Colectivos de Trabajo, la enorme batería de legislación laboral que sentó jurisprudencia en América, las Obras Sociales, los hoteles y los hospitales. La relación con el Estado, próxima casi tocándose cuando se trata de un peronista que ocupa la primera magistratura (para bien y para mal), o de confrontación-negociación cuando las cosas vienen a contramano. Pero siempre guardando un márgen considerable de independencia por esa cosa “corporativa” que los radicales y los progres temen tanto.
Para el modelo cegetista los sindicatos son de Perón, los trabajadores son de Perón, ergo, los sindicatos son de los trabajadores. Sabemos que a algunos la lógica formal les disgusta.
Después está el planteo alternativo, en pugna, “clasista”. Algo así como los viejos planteos socialistas y/o comunistas (en la etapa “clase contra clase”). Independencia absoluta, cultura obrera en disputa con la cultura burguesa y el paraíso socialista como utopía conciente. La concepción de una clase obrera internacional y de una emancipación también internacional. A veces, la vida no es justa.
Soslayé al ideario anarquista, porque se sabe que anarquistas somos todos los que militamos en sindicatos (permítanme la humorada, me refiero al ideario libertario que anida en toda asamblea y en todo volante que hacen los compañeros).
Pero aún hay otro “modelo” más y lo separo a propósito (desde ya que nada es tan tajante, sólo trato de escribir una nota). Es el socialdemócrata, el progre impoluto, ese que habla de “barro” cada vez que se refiere a algún dirigente sindical peronista (o a algún dirigente peronista). El que está representado en el sentimiento profundo de la CTA, por ejemplo. Es un esquema que suena bien, que se toma de verdades a medias y es absolutamente inviable. Y digo esto más allá de que las circunstancias de la vida lo hayan llevado a uno a militar de tanto en tanto en esa “central” (había dicho ya que la vida suele no ser justa).
Estoy de acuerdo con la CGT, es mi organización madre (con toda la carga que implica hasta en lo personal). No veo mérito en “elegir” democráticamente al Secretario General entre pocos votantes que mezclan trabajadores sindicalizados, compañeros de organizaciones sociales y agrupaciones de todo tipo. No veo virtud en no tener Congreso Central Confederal y sí congresales con el brazo enyesado que saludan a una nueva burocracia vestida de hippies viejos.
El modelo sindical argentino debe ser el que más le conviene a los trabajadores argentinos. Pero no sólo esa premisa pragmática, sino también que conserve la unidad de los compañeros en sólidas organizaciones. La burocratización no es el problema, siempre es una consecuencia estructural y/o coyuntural del desarrollo capitalista nacional. ¿O alguno se cree que los sindicatos y el capitalismo no se llevan? Existen sindicatos porque hay capitalismo. Y, tras largas y amargas experiencias, sabemos que el peor dirigente sindical suele ser mejor que la ausencia de dirigentes y organizaciones sindicales. Porque hasta “don Carlos” –ese simpático patrón peronista- se quiere quedar con los aportes jubilatorios o el 0 Km si lo dejamos.
Este ha sido hasta ahora un blog bastante vago (de vagoneta), se postea poco, no se está al tanto con los acontecimientos, se descuidan las efemérides, se pasan de tiempo los banners para colgar y no se los cuelga. Un tanto es desidia, otro tanto la cabeza en otra cosa, y una dosis considerable de ignorancia informática.
Buenas excusas. Lo principal es que este es un blog personal, el mio. Ni un diario, ni un medio de comunicación, la verdad es que no quiero ser periodista ni escritor.Y hay un poco de eso en todo esto ¿no? Cosas personales, individualidades, un poco de humo subido a la cabeza.
Así como la comida macrobiótica (ni que hablar de la vegetariana) será muy sana pero jamás la enarbolaremos en reemplazo de un bife, el bloguerío no reemplazará jamás a la militancia. ¿Alguien lo pretende? Creo que no, son cosas totalmente diferentes, pero algunos te la tiran, sin saber si además militás o no. Y no es que haya que sacar chapa de lo que uno vino haciendo los últimos treinta años, no hay que ser el Subcomandante de Trulalá. Hay fulanos a los que se les caen lo galones arriba de la mesa, allá ellos. Humildad y trabajo, como decía el querido Saúl (querido).
Estoy grande para discusiones pavas. A mi me gusta andar en este blog aunque me visite poco a mi mismo. Me gusta ver el de otros, comente o no, me encantaría hacerlo más. Me encantaría también estar ahora en Mar del Plata, qué se yo. Qué importa.
El blog así como es cumple un año. Uno lo mira y piensa: será tontito pero es hijo mio. En fin, felicitaciones a mi, me mando un abrazo peronista.
Unos días después, otro diario publicó: “(…) los resultados hasta el momento no son desdeñables. Se dictaron condenas. Se acaban de conocer en Santa Fe las penas solicitadas contra Mario Facino por el secuestro y el homicidio de una integrante de las Ligas Agrarias. En Rosario se leyó la acusación contra los imputados, entre los que están Ramón Genaro Díaz Bessone, por crímenes cometidos en el CE de
“En San Rafael, Mendoza, seis represores son juzgados por cuatro víctimas. En Córdoba, Jorge Rafael Videla, Luciano Benjamín Menéndez y otros 27 imputados afrontan acusaciones por crímenes en el CE de la provincia. En Santiago del Estero el 10 de agosto empieza otro juicio contra Videla, Menéndez y Domingo Bussi (caso Kamenetsky). En el Chaco se oyen testimonios por la masacre de Margarita Belén contra nueve imputados. Y mañana (agrego: por el 2/8) empieza en
“Otro avance son los juicios contra civiles, como José Alfredo Martínez de Hoz, procesado por el secuestro de los empresarios Gutheim. En el caso Papel Prensa
Es decir, esto es lo que se está haciendo en la “era K” y es por esto, entre otras cosas, que varios destacados representantes de las organizaciones de Derechos Humanos consideran que el “enemigo” ya no mora en
No es cierto que –como me dijera un militante radical ofuscado una vez- se actúe de esta manera porque ahora los militares ya no son un problema y todo lo que se haga reditúa políticamente. Hubo que esperar más de treinta años, soportar imposibles chantajes y miserias, enfrentar el descrédito de
Entonces, no hay milagros ni especulaciones. Esto sencillamente es defender los derechos humanos y mantener desde la política bien alta la memoria. Y que