miércoles, 27 de septiembre de 2017

C.G. del TRABAJO

¿Qué sentís cuando te dicen "CGT"?

Seguramente para algunos, los compañeros, surgen un montonazo de sensaciones mezcladas. Primero, seguro, una mística que nos lleva al tanque de agua con la sigla gigante en la calle Azopardo; a la esquina con el mascarón de proa de una nave invencible y Evita, en ese cuarto piso en que se la custodió (y del que la robaron los originales difusores de la grieta).

También amarguras por tanto traidor, por burócratas que no andamos publicitando ni puteando delante de todo el mundo, porque algunos creemos que somos familia y esos trapos se lavan en casa. Otros que no.

Y tenés la historia de la CGT peronista, la de la resistencia, la extraordinaria de los Argentinos. La CGT de la calle Brasil frente a la Dictadura. Tenés  a un Vandor, a un Coria, a un Triaca, pero tenés a muchos Framinis, Borros, Toscos, Ubaldinis, porque la lista es interminable. Y tenés también a los más conservas que a veces jugaron para acá, en esa cosa tan sin etiquetas posibles que supera largamente eso de la burocracia o la anti burocracia.

Congresos, delegados, asambleas, votaciones a mano alzada, cantar la marcha, saludarse con los compañeros, una mirada compinche, la marcha hacia la Plaza... Pero todo eso tiene una historia previa.

También están los argentinos que fruncen la cara porque la sigla asusta, disgusta en tanta tipología del sindicalista que se roba todo, que hace lo que se le canta rodeado de matones, y concluye que a lo mejor eso que dicen los patrones (y por ay hasta no imaginan que lo dicen los patrones) de que no debería existir el sindicalismo es para mejor. O como siempre, que vayan todos presos, y sanseacabó. Simple, al pedo, pero simple.

Bueno, se trata de hoy de recordar a un montón de tipos que llegaron un día con sus organizaciones a cuestas y con historia encima también. Socialistas, socialistas disidentes que habían armado eso tan interesante e increíble por su realismo que era la corriente "sindicalista revolucionaria", algunos comunistas, muchos anarquistas también que venían pegando la vuelta de tantas vueltas. Tenían siglas... la Confederación Obrera Argentina (COA) bien socialista, la Unión Sindical Argentina (bien "sindicalista), los independientes (bichos anarcos de la Federación Obrera de la Región Argentina del quinto y del noveno Congreso). Y tenían a la dictadura de José Félix de Uriburu, un general que no pudo implantar un régimen fascista pero trató, pisándoles los talones.

¿Qué traían encima? Te digo...el 1° de mayo de 1890 por primera vez en la calle, la semana roja de 1909, las arremetidas del comisario Falcón, la huelga de los inquilinos, la semana trágica de 1917, las tremendas huelgas del Puerto de Buenos Aires de 1915 a 1922, las luchas y matanzas del ingenio Las Palmas, la Forestal, la Patagonia Rebelde, el método de golpear y negociar que ensayaron y aprendieron desde Yrigoyen para acá. La ilusión de imaginar una sociedad sin  explotadores ni explotados. Y también la desilusión. Traían sangre, banderas rojas deshilachadas, cajas de resistencia, hermandades, sindicatos de oficios, delegados, secretarios, juntas,  reclamos, derroche de heroísmo. Historias de la pobreza y la indiferencia, de crueldades indecibles, de palabras desechadas e ingenuidades deshechas.

Y siguieron. Fundaron un día como hoy  la Confederación General del Trabajo, el 27 de setiembre de 1930. Casi a escondidas, casi derrotados. Sin sede, sin ley. Tenían un mandato, la fe de muchos compañeros, y a veces estuvieron a la altura. Otras tantas, no.

Es importante. Para mi, para vos, porque un tiempo después de eso un coronel que se abría la camisa y dejaba de lado las  palmas de general, les dijo que

HAY UNA SOLA CLASE DE HOMBRES, LOS QUE TRABAJAN

Hasta ahora, nadie pudo desmentirlo sin que eso significara la verdadera corrupción, la verdadera traición. La que te lleva a olvidar quién es uno.


Entonces, felíz día, compañero.

viernes, 22 de septiembre de 2017

SE CONSOLIDA EL CRECIMIENTO



La Nación dice, lo más campante: “Gracias a la inversión y el consumo, se consolida el crecimiento de la economía”. Y debe ser, porque un diario serio como ese no puede mentir. Cita, además, al informe de evolución del PBI (Producto Bruto Interno) para el segundo trimestre del año que difundió el INDEC. Y debe ser, porque ahora ese organismo ya no miente más.

Inversión y Consumo, motores del crecimiento. Suena bien, suena bárbaro. Y dice por ahí: “La variación del consumo privado se explica por un alza en el consumo de servicios nacionales (transporte de pasajeros, Internet y telecomunicaciones) y un fuerte crecimiento de los bienes y servicios de consumo importados (automotores, productos farmacéuticos y gastos de turismo en el exterior)…” Lo que se dice consumo de primera necesidad (y que le gustaría consumir a todos, sin duda). En el caso de los remedios, garrón garrón, eso sí es de primera necesidad.

¿Y lo de la inversión? Bien, porque “La suba de la inversión, según el documento del organismo estadístico, se debió al crecimiento del 11.5% de la inversión en construcciones, a la baja en 9,4% de otras construcciones, al aumento en un 5,5% en maquinaria y equipo y a un aumento del 14% en equipo de transporte. Dentro de maquinaria y equipo, el componente nacional creció un 4,9% y el componente importado, un 5,9%. En equipo de transporte el componente nacional disminuyó un 4,2% y el importado subió un 42,7%.” Clarito, y resulta que la importación viene a ser un rubro de la producción. Y bué.

Pero no terminan ahí las buenas noticias. Es muy lindo lo que estamos haciendo juntos… “El crecimiento se siente cada vez más en todos los sectores, y eso se ve en el consumo, que crece cada vez más rápido. No se observaba un aumento del consumo de esta magnitud desde el tercer trimestre de 2013”… Ay, y la venimos a cagar con el último dato, porque no faltará el KuKa que se pregunte ¿quién gobernaba hasta ese tercer trimestre de 2013?

Sigamos sin mirarlos. “(…) Para Labour, Capital & Growth (LCG), ese consumo aportó 1,6 puntos porcentuales a la mejora del PBI (…) los cambios en los patrones de consumo dejaron obsoletos muchos de estos indicadores por no reflejar la demanda en los canales mayoristas y de cercanía y el boom del e-commerce, señaló Sica.” Aclaramos, que Dante Sica, es el director de la consultora Abeceb, y también opina en la nota. “El economista agregó que la caída en las exportaciones y el aumento de las importaciones pueden ser otro ‘buen augurio’: la vuelta de la inversión privada.”
 
¡Albricias!, y usté rompiendo las bolas con el mercado interno, el compre nacional, las cooperativas de producción, y toda esa sarta de pelotudeces que lo tienen encadenado a la Yegua. ¡Por dios! A ver si se aviva, haga el e-commerce en lugar de ir al chino como un pajuerano y salga a cortar las calles con un cartel que diga “importar más, es agrandar la nación”.

Hasta acá, la maravillosa nota de La Nación del viernes 22-09-2017, tapa y página 18, pa más dato. Ahora veamos el vinagre que tiran los reventados de Página 12 (mismo día, páginas 13 y 13). Y dicen los resentidos estos: “(…) El segundo y el tercer trimestre de 2016 fueron períodos de muy mal desempeño económico, luego del impacto de la devaluación de diciembre, la quita de retenciones, tarifazos y avalancha importadora. Los sectores de la economía y los componentes de la demanda se confrontan este año con los valores deprimidos de 2016. Por ejemplo, el PBI subió 2,7 por ciento frente a un período en el que había bajado 3,7 por ciento. La industria avanzó 2,5 por ciento, pero hace un año caía un 8,2 por ciento, mientras que la construcción mejoró un 9,7 por ciento pero hace un año mermaba un 15,4 por ciento. Los datos muestran, de tal modo, que la mejora este año no alcanza a restituir la pérdida de 2016.” Lo que decimos siempre, es la pesada herencia de 2016.

Pero no se contentan con arruinar hasta el día de la primavera (ayer cayeron de punta), sino que van por más: “Si bien los datos del Ministerio de Trabajo muestran la creación de 159.800 puestos de trabajo desde que asumió el gobierno de Cambiemos, si se descuenta el efecto de regularización de monotributistas el resultado es distinto. Entre los asalariados, se perdieron 73.251 puestos en rubros con remuneraciones superiores a la media, frente a una creación de 40.277 puestos en ramas donde los salarios se ubican por debajo del promedio. El resultado neto es un retroceso de 33.000 empleos.” ¿Y qué tiene que ver? Encima esos deben ser los empleos -“empleos”- de la Cámpora, vamos.

Nadie puede quitarnos la alegría que nos dio La Nación. Aunque no lea el informe ni el diario, la foca ve la tele y retempla su espíritu. Mientras, sigue aplaudiendo.

viernes, 15 de septiembre de 2017

EL DIABLO ENTRA POR EL BOLSILLO

Esa fue la frase que descargó el Papa Francisco en Medellín en una misa multitudinaria y ante la iglesia colombiana,  en su reciente visita a ese país.

Y más allá de vericuetos escatológicos, vale lo dicho para meterse en cuestiones más que interesantes... Es tradicional la crítica de la Iglesia Católica al  lucro (en la Edad Media se oponía al cobro de interés por considerarlo usurario, a la par que acumulaba propiedades donadas por la nobleza), al consumo deidificado, a la vanalidad del ascenso social desenfrenado como guía para la realización personal. Algo de razón tienen, pero no toda.

El peronismo es la doctrina y realidad (efectiva) que más se ha preocupado por el  ascenso social vía aumento de salarios y posibilidades para las clases subalternizadas (por la oligarquía y sus secuaces a lo largo de la historia contemporánea). Le ha metido plata en el bolsillo a mucha gente, y ha tratado de mostrar el camino de la realización individual en la única posibilidad deseable de la realización social. Es eso de que nadie se realiza en una comunidad que no se realiza. Exactamente lo contrario al  liberalismo depredador que impulsa siempre una carrera insolidaria en la que debe haber si o si, ganadores y perdedores.

El último peronismo (el peronismo K, tan denostado hoy en día) duplicó el número de fulanos y fulanas que pueden considerarse como de "clase media". Por ingresos, por nivel educativo,  por acceso a los deleites de un mundo globalizado... ¿Se olvidó de los valores? Un tanto, si no dígame cómo se  explica que tantos energúmenos piensen que su esfuerzo personal es omnipotente, que de hacer velas y practicar el trueque en el 2001 hayan pasado a auto, vacaciones, mejor laburo, y más... Algo falló.

Ascender socialmente no es sólo poder consumir más, es cierto. Pero es imprescindible poder consumir más o simplemente consumir las cosas que un mundo globalizado muestra hasta partir la cabeza por todos los medios digitales a su alcance y a tu alcance. La gente se entera que hay otra vida... y que no es la de ellos. Eso genera esa desagradable idea de que uno "no está adentro". Y rencor. Ahora, la cosa es que también generó rencor el haber consumido, rencor hacia los que posibilitaron que el famoso esfuerzo personal (romperse el culo o el lomo, como prefiera) vale porque hay una sociedad más igualitaria en la que eso "vale".

El peronismo siempre regala, por ejemplo regaló hasta el cansancio la normalidad de una situación que nunca fue normal en la Argentina. Lo del país con oportunidades... una mierda, sólo con el peronismo hubo oportunidades. La derecha jamás dio oportunidad a nadie que no fueran los que estuvieron siempre llenos de oportunidades. La victoria de los ganadores. Y encima...

Nos la pasamos hablando de derechos, de conquistas y todo eso. Y a veces me anda pareciendo que no queda claro qué queremos decir. Aún muchos beneficiarios de los "derechos" se vuelven como perros rabiosos hacia la mano que les dió... Pasa. Y entonces es en ese momento en que estoy de acuerdo con la frase de que el diablo entra por el bolsillo. No es por el dinero, sino por la fantasía de la autorrealización en soledad, en contra de otros.

Hay déficit de "predicadores", como esos que Perón envió por los caminos desde la Secretaría de Trabajo y Previsión hace mucho, hace milenios. Porque la militancia, con todo su enorme valor, no puede suplir a una porción importante de la población convencida de estas cosas de los derechos, la justicia y la solidaridad social, y que de tanto estar convencidos, van y las enseñan. No están convencidos y no lo estuvieron en estos doce años. La fácil es pensar que la culpa ha de ser de Cristina, como lo del huracán Irma y el calentamiento global, Hotesur y la trágica muerte de Kennedy.

La difícil -porque nos involucra- sería ver que al pueblo en general, y no en particular, se lo conquista en cada época y que no se tiene la vaca atada. Y también que somos muy gente difícil,  nosotros incluidos.



miércoles, 6 de septiembre de 2017

ESTADO DE DERECHA

La democracia política se ha instalado como idea central desde aquel entusiasmo alfonsinista de 1983. Es una realidad que a muchos de nosotros -venidos de épocas verdeoliva y de otro planeta tecnológico, casi mecánico- tardamos en reconocer. Pero está y es un valor que sólo una minoría insignificante puede discutir. Se trató en estos años de ver qué tipo de democracia se acomodaba mejor al pueblo argentino. Y se probó... para qué hacer el raconto, debería ser cosa sabida.

La gran novedad es que la derecha ha conseguido llegar al gobierno por medio de elecciones, ganando con votos (y no botas). Para los enamorados de la alternancia y ese tipo de cambios, debería ser una prueba de la vitalidad del sistema y, a la vez, una garantía de futuro. Para otros, cabe la oscura duda sobre si la derecha  es capaz de minar las bases del acuerdo que permitió que la democracia política llegara a ser ese valor tan deseado y tan escamoteado a la vez por tanto tiempo.

En la mitad del período presidencial se verifican los cambios operados que nos ubican más cercanos al "mundo", claramente como periferia. Lejos quedó  aquel crecimiento del 2,5 exhibido por este gobierno para anunciarse como demandante del crédito internacional en los primeros días de su mandato, y que claramente legitimaba el repunte que el anterior gobierno "populista" del peronismo había logrado. Era para afuera (y ratificaba lo que los de afuera ya sabían), porque puertas adentro el panorama relatado era devastador. La derecha iba a reconstruir el país y ponerlo en su lugar, solamente "haciendo lo que hay que hacer".

Ese "deber ser y deber hacer" se tradujo en limpieza de los empleos estatales primero, en un magistral boleo en el orto de todo aquello que se calificó como  "basura militante" (kirchnerista) y que, en realidad, era el personal de todos los programas y políticas que el elenco de Cambiemos consideraba que el Estado no debía seguir llevando a cabo. Básicamente, cuestiones asistenciales y de promoción social, cuando no instrumentación práctica de derechos reconocidos y adquiridos por sectores vulnerados (y no vulnerables) de la población. En paralelo, se provocó una devaluación jugando con el precio del dólar y se desarticuló el mercado interno. Las víctimas fueron la pequeñas y medianas industrias, y el dato del desempleo privado aumentó. Se pusieron a los pies del "mercado" cuestiones básicas. Si antes los pobres seguían siendo pobres, pero comían, se vestían y soñaban con algún escalón en el ascenso social, las políticas del gobierno les sacaron violentamente  el piso y cayeron. La pobreza aumentó y sus lacras también.

Los sectores medios -en su amplia, dinámica y enloquecedora diversidad de situación- se agarraron al colchón generado en los años pérfidos en que gobernaba la "cretina" y aguantaron mejor que los otros; aún aguantan. Esta crisis generada desde arriba (¿habrá algún otro tipo de  crisis?) no los agarró como en el 2001, sino un tanto más rellenitos, más viajados y más  cómodos, más allá de toda representación  imaginaria en contrario que se venda por ahí. Y los acomodados de siempre, que antes ganaron mucho, ahora ganaron sin trabas y jugando con reglas propias, es decir sin reglas.

El desconsuelo de algunos, póngale desengaño, dígale arrepentimiento, o llámale H, no llegó a expresarse en el voto de medio término, no al menos en las recientes PASO. La apuesta por la promesa liberal (tan conserva) continúa y continuará. Así y todo, no pudo ser doblegada la fuerza política más importante de oposición ni su candidata, tan vituperadas, puteadas, estigmatizadas, basureadas, insultadas, piscopateadas, ambas dos. Conserva el tercio de hierro y altivo, si  bien estamos lejos de aquel casi 55% milagroso. Bien, hasta aquí solamente alternativas cotidianas de la política.

El componente inquietante apareció con los cambios en el manejo de las fuerzas de seguridad, con más maniobras represivas que consensuales, con más ferretería antidisturbios comprada en un lejano país especializado en la política antimotín interna y exhibida aún en cuotas homeopáticas. El gas pimienta como arma ofensiva, la manguereada de los hidrantes y la carga de infantería contra manifestantes de cualquier cosa se hizo cotidiana. Y se agrega peligrosamente la inocultable desaparición forzada de un manifestante, Santiago Maldonado.

Maldonado. Un tipo alto, flaco, jipón, que sale en defensa de la causa mapuche en legendaria disputa  contra Benetton. Insospechable de activista  político partidario, y menos un K. A muchos nos gustaría tragarnos la saliva y las palabras, y que Santiago apareciera perdido por ahí y vivo. Diríamos  "exceso de celo" por cuidar la democracia y la vida de las personas. Lo que sea, pero estaría  vivo y seguiría con su vida de la manera que el eligiera, porque podría elegir. Pero las miradas, de acá y de afuera, se dirigen a Gendarmería sin que el gobierno  haga otra cosas que inventar pistas falsas, encubrir y mostrar su profundo desprecio por  cualquier tipo de militancia que no se avenga con el (su) sistema. Y para coronar, tras la multitudinaria y familiera marcha que exigía la aparición con vida de Maldonado, el gobierno monta un espectáculo grotesco y canalla de distubio y antidisturbio, con los mismos actores de reparto.

Nos habíamos mal acostumbrados a  las puestas en escena de funcionarios (con presidente incluido) saludando a la nada y tomados por cámaras más que amigas, recorridas por barrios con mucha utilería y casuales encuentros guionados con vecinos-actores. Era inquietante, pero lo último fue peligroso.
Si se agrega el manejo desprolijo -que raya lo fraudulento- de las elecciones Primarias, cargando en el Correo datos a conveniencia del gobierno, falseando actas de mesas en las que la principal oposición aparecía con cero votos,  bueno... Creo que para dos años es un poco como demasiado.

La derecha no entiende la democracia, salvo que sea la vanalidad del esfuerzo individual  con visos manualisticos de auto-ayuda. No entiende el concepto de  partido político y  lo confunde con una organización no gubernamental, o una fundación cuyos fondos no se registran ni se supervisan. Tenemos una derecha torpe, una derecha bruta.

La locura contra Cristina Kirchner comenzó cuando se avanzó con los juicios al Terrorismo de Estado, cuando se avanzó con esos "no uniformados" que participaron en la planificación, el diseño y la ejecución del Proceso de Reorganización Nacional. La dictadura es Cívico-Militar y estaban dispuestos a entregar militares (Videla murió en el baño de su celda común), pero no quieren permitir que se juzgue ni se cuestione a los civiles. Muchos eran muy jóvenes y aún actúan, muchos nutren a este gobierno que está legitimado por el voto ciudadano.

Pese a todo, uno tiene esa confianza inexplicable sobre las reservas democráticas del pueblo, aún por las de muchos que han votado a derecha. Porque, como se decía al principio, la democracia política es un valor compartido que ha llegado para quedarse.

Ninguno de nosotros quiere enarbolar banderas sobre las ruinas de la Patria. La amamos mucho.

Demasiado. Porque de verdad creemos que la Patria es el otro.