miércoles, 28 de febrero de 2018

INFAMES


Crecí demasiado como para andar festejando muertes, por más que el homenajeado lo merezca y remerezca. Se muere Menéndez, el mandamás de Córdoba y aledaños, un señor de la guerra y la muerte, al que dicen no le caía mal que lo conocieran como "la hiena". Que ejecutó personalmente a más de un prisionero inerme. Uno de esos tipos que arruinaron la vida.

Miles de personas podrán alegar sus destrozos, mostrarnos sufrimientos indecibles, testimoniar los años del horror y la vergüenza nacional. Conocemos a esta altura, después de tanta labor pedagógica, de tanta lucha de Madres, Abuelas y organismos de Derechos Humanos, conocemos... y ojalá fuéramos todos.

Uno puede ser un poco original si trae otras cosas de las que se habla poco, eso de que la vida de todos los días de golpe y por un golpe no fue lo que se esperaba. A muchos sólo nos robaron la juventud, aunque nos dejaron la vida, cierto. Sólo nos impidieron seguir tocando la guitarra con amigos en una plaza, o ir a otra plaza de noche a conocer un poco como sería eso del sexo. Nunca más salir sin documentos, ni al baño; arrancamos los números de teléfono (se usaba anotarlos) de la agenda, escribir medio en clave en la agenda, dejar de tener una agenda, no poner ni el nombre de uno en la primera página. Pensar si otra vez nos harían bajar del bondi en Puente Saavedra (por nombrar un límite de la Capital, como otros de otras ciudades) y poner las manos en alto contra el lateral para que nos palparan de armas, para que hurgaran en nuestra cosas. Eso, ir caminando a la noche y que te encandile un foco y a los gritos te interroguen qué mierda estás haciendo. Y si decís, como fue el caso, que volvés de la facultad, un coso en uniforme revisando los apuntes y haciendo que le expliques lo que dice, y pensando que se trata de un mensaje cifrado y no que él es un primate que no caza nada de filosofía, por ejemplo.

Puede haber montones de anécdotas desde otro lado distinto al heroísmo. Y allí está presente lo que es una Dictadura. Como animales peligrosos sueltos a las órdenes de fulanos como Menéndez. Buscándote. Encontrándote.

Y ¿sabés? es mentira que al que no estaba metido en algo, no le pasaba nada. Le pasaba la terrible disciplina del miedo; le pasaba... pensar que había un orden que respetar, una forma de vivir y también de pensar, reglas que no pueden ni deben desobedecerse. Porque si no, te matan. Y listo. Nos enseñaron a todos, a quedar medio autoritarios como queda uno aturdido tras un accidente del que salió increíblemente ileso. A pensar en enemigo-amigo, porque ellos eran el enemigo en persona y respirando. Mandoneando. En otoño del '76 se llenó de hojas verde oliva toda la vereda y quedaron pudriéndose durante años. Esa Dictadura le enfermó el alma a este pueblo, a los que se asustaron, a los que se escondieron, a los que no tenían nada que ver, y también a los que pelearon, a los que salieron a la calle a decir "se va a acabar...". A todos. Y más o menos contaminados, llegamos a eso que los libros dicen era la democracia.

Claro, todo esto no es muy impactante, no suena a teoría de los dos demonios, como tampoco a la saga de los valientes. No pretende. Al lado de daños irreparables, de los muertos, de los secuestrados, de bebes robados, de bienes saqueados, de un país malversado y entregado, todo esto es como caerse de la bici y pegarse un raspón. Pero estaba infectado, y eso uno no lo sabía.

La cura -para algunos, entre los que me cuento- vino mucho después. Es cierto, este pueblo o gran parte de nuestro pueblo luchó y mucho. Allí está si no el testimonio de tantos trabajadores, delegados sindicales desaparecidos, junto con otros claro, junto con los otros (que también son los nuestros). Vino la democracia y todo eso, pasamos el momento. Los Derechos Humanos eran la enorme bandera que se hizo toldo para aguantar el solazo y la lluvia ácida debajo. Y la insistencia terca, casi demencial, por Justicia. Esa que finalmente -digo finalmente, porque cosas importantes ocurrieron antes- tomó cuerpo con un extraño Presidente que llamó a los salvajes como Menéndez "infames traidores a la Patria" pidiendo perdón en nombre de un Estado que no era el de él, pero, los compañeros sabemos que Néstor se hacía cargo de todo. Nos abrió las puertas de la ESMA, y entramos todos, algunos solamente para mirar en un silencio tremendo a viejos prisioneros abrazándose con el corazón desbordado en el patio de armas y llorar, llorar todos como nunca se había llorado. Eso fue.

Pero no me refería a esa cura. Uno dice cura, pero es qué se yo, reparación. Para mi fue la cerrada mirada a considerar cualquier otra cosa que no sea la democracia, como un valor permanente, y mirá que parece una boludéz sobre todo para gente que no se crió precisamente pensando que la democracia servía para algo. Esa cerrada mirada la vi en mis hijos, que no piensan como yo exactamente porque han sabido tener otro lugar para estar del mismo lado. Ganamos, me dije entonces, ganaron me digo. Y Menéndez perdió, perdió para siempre igual que el prócer de los miserables que murió cagando en la cárcel común Marcos Paz (porque "lo peor vino con los Kirchner").

Y Menéndez perdió mucho más que su vida a los noventa años. Mucho más que nuestras puteadas, maldiciones, que no le llegan. Más que su uniforme de mentira que San Martín le estará arrancando lleno de indignación. Más que todos los gobiernos, que pasarán, más que nuestra historia, que también pasará. Nos deja un país envenenado y un montón de curanderos que tendremos que volver a organizar, pero que ahí están.

Me doy cuenta de que no soy tan grande, ni tan sabio. Por eso, salud, brindo por nuestra salud, porque el mundo por un ratito es un poco mejor.

Y esta vez, ¡viva la Patria!

lunes, 26 de febrero de 2018

EL HIT DEL VERANO



Comenzó en las canchas, como casi siempre con estas cosas. San Lorenzo, River, Huracán, Lanús, Rosario Central, Independiente y Chacarita, hasta ahora. Pero también en el subte y en un vuelo low cost que no arrancaba. Al principio apareció como reprobación futbolera a fallos discutibles en las alternativas del partido, en los dos últimos casos ya no. Pasa porque pasa. Y no da para que el primer mandatario se ponga contento porque cada vez más gente se acuerda de su madre. Más bien, cosas como estas preocupan al gabinete, sobre todo al jefe de gabinete y tal vez, solo tal vez, al homenajeado.

¿Qué pasa? ¿Los arrepentidos del voto manifiestan su furia? ¿Es el principio del fin? ¿Irá en aumento hasta la rebelión social? Nada de eso, y algo de eso, pero no eso.

Uno recuerda que desde el principio –ese momento de fines de 2015 en que dejamos de ser felices- tuvieron lugar episodios de mal llamados “escraches” a la figura presidencial y/o alguno de sus ministros y gerentes. No eran masivos, a veces no pasaban de una decena de irritados vecinos y compañeros; otras veces eran más los protagonistas pero no prendía en la gente la consigna o el insulto. 

Eran explicitaciones de la “mitad vencida”, que se expresaban de esa manera abrupta y también organizadamente en las calles o en los lugares de trabajo. Pero ahí, el resto del “país” en otra cosa. 

Sin embargo, todo parece haber cambiado desde diciembre. Apenas alcanzado el triunfo electoral de octubre, el gobierno entró a operar más a fondo su autodeseado programa “gradual” para reconvertir el país del populismo en una semicolonia neoliberal. Los votos eran el aval, como ocurre en las democracias. Ajuste, poca perspectiva de crecimiento, sequía en lugar de lluvia de inversiones (extranjeras), lo del ARA San Juan y, de postre, lo que la mayoría interpretó justamente como un ataque a los jubilados (la reforma previsional y la represión que rodeó al Congreso). Mucho, demasiado, a pesar de que todos los días se degrada el país conseguido hasta el 201,5 un poco más. 

De golpe se registró la realidad, pese a la amorosa cobertura mediática que invisibiliza “mostrando” ediciones que son editoriales. Pero algo, algo pasó a los aires que se respira y se hizo colectivo. ¿Se puede hablar de un cambio de humor social? Parece prematuro, pero marca una tendencia que podría consolidarse o no (como ocurrió en el caso del no, con los aumentos del gas y los incipientes cacerolazos del 2016).

Acá lo crucial es que la alianza gobernante ganó las elecciones de medio término, no por una aplastante mayoría, pero si confirmando que se trata de una realidad de carácter nacional que atrae votos y puede construir mayorías (o primeras minorías, como le guste). Y que pudo ganarle (otra vez) al peronismo, el dato por el que las derechas han suspirado desde 1946. Y de esa victoria, se ha volatilizado un porcentaje nada desdeñable. No hablamos de votos (porque no lo sabemos, ni lo podemos imaginar), sino de legitimidad. Ese precioso y preciado poder que los pueblos obsequian a veces a sus gobernantes, lo merezcan o no (y mucho más si no). Y eso es lo que parece estar corroyéndose…

Uno piensa escenarios que derivan naturalmente en el 2019, no antes. Y no por ser un demócrata atemporal, sino porque en las hecatombes las víctimas siempre vienen del mismo lado y ese lado es el nuestro. Cuanto peor, peor.

Pero piense que ese individuo, individuos, que se va poniendo impaciente, nervioso ante tanta promesa que “te la debo”, no deja de pensar que nosotros somos unos chorros. Que estaban peor aunque pudieran hacer cosas que ahora ni sueñan. Que temen que volvamos, que temen que multipliquemos los planeros (y no sean ellos, subsidios y más). Por ahora, esto pasa, batalla cultural perdida mediante. Ahora, ¿sabe usté cuántas batallas hay en una guerra cultural? Y si quiere pensamos en otros términos para no ser tan castrenses. 

Hay 2019, como dice incansablemente el Alberto. 

Por ahora, ocurre esto que corea cada vez más gente en las canchas y otros lados. Una moda, lo que se quiera, pero muchos se prenden. Y antes no se les ocurría, ni les caía simpático. 

En tal caso, y en lugar de ponerle una etiqueta a cada manifestación social, dejemos simplemente que el pueblo cante…

Puede verlo en: https://www.youtube.com/watch?v=UcvnLEAMFHE

sábado, 17 de febrero de 2018

Moyano or not Moyano (EN DEFENSA PROPIA)

Una marcha para salvar a Moyano... y podría ser. En un país de individuos rejuntados que forman una sociedad sin darse cuenta, sólo interesan las acciones individuales. Así piensa el que recela de todo, desconfía de todo y se asusta con todo. Camioneros hace una marcha contra el ajuste, el techo para las paritarias, los despidos... ¿Pasan estas cosas o no pasan?

Moyano convence a una parte del movimiento obrero para que lo salve de la justicia haciendo una marcha contra el gobierno. Bueno, aparecen más datos. El movimiento obrero estaría compuesto por un montón de moyanos con cosas para ocultar. Pero no todo el movimiento obrero... fijáte en los dirigentes que quieren seguir dándole cuerda a las políticas del gobierno, como la reforma previsional, la laboral. Darle más tiempo de aguante, porque el tiempo que tiene vence en el 2019, según dijeron los votos. Resulta que Moyano también le dio parte de ese tiempo de aguante. ¿Enloqueció de golpe porque hay causas en la justicia que lo involucran? ¿O son los famosos tiempos sindicales para el tire y afloje que no dan para más?

Moyano tiene una trayectoria que tuvo momentos buenos desde aquel Movimiento de los Trabajadores Argentinos plantándosele al peronismo de Menem que saqueó el país. Fue el que le revoleó la Banelco a la Alianza y se vieron los trapos sucios de los que venían a purificar la política. También le puso (no lo hizo solo) plazas extraordinarias a Néstor y también a Cristina, pero a favor. Y un día se reviró. El movimiento obrero mayoritariamente no le hizo de coro en esa oportunidad. Como sabés se partió, porque muchos dirigentes y dirigidos tenían muchísimos motivos para bancar el peronismo nacional y popular de la famosa "década ganada".

Y ahí vamos. El movimiento obrero es un conjunto gigantesco de dirigentes y bases, sindicalizados y no, que acuerdan con sus dirigentes a veces y a veces no. Y lo dicen, en el lugar que corresponde y cuando no los escuchan, también en la calle.
El secretario general de los bancarios, Palazzo, dijo que la marcha del 21 de febrero es en defensa propia, no en defensa de Moyano. Y tiene razón. Porque a esta altura de las cosas, es difícil ignorar que el proyecto político liberal viene por el trabajo argentino. Un mundo sin sindicatos, sin paritarias, sin reclamos, que se base solamente en la iniciativa privada y el esfuerzo individual; son las premisas que manejan los que privilegian el "mérito" sobre los derechos.

Un aparte (como siempre): cuando despuntaba el movimiento obrero y se iba consolidando, allá por los principios del siglo XX, las patronales ante lo inevitable de tener que negociar con trabajadores organizados en sindicatos, lo hacían muchas veces a escondidas de las corporaciones que los agrupaban, pero siempre, a la hora de acordar había una cláusula que se negaban a firmar. Era la que reconocía al sindicato como representante legítimo de los trabajadores inmersos en el conflicto que se pretendía solucionar. Eso no lo quisieron nunca, pero lo tuvieron que hacer aún antes de que los laburantes corearan la marchita.

Ahora tampoco lo quieren. Saben de sobra que la organización obrera (lo que equivale a decir de todos los trabajadores) es la única defensa frente al Capital. O sea frente a ellos. Y mirá que el movimiento obrero tuvo de todo, buenos y horribles dirigentes, heroicos, mártires, y también atorrantes y traidores. La prensa seria siempre se fijó en eso, es decir en los atorrantes y los traidores.

En los peores momentos -de esos que tuvimos demasiado- a la larga, siempre les fue mejor a los que estaban organizados. Por eso es que siempre se trató de romper la unidad, de meter cizaña en las organizaciones sindicales. Cosa de patrones.

Sobran motivos hoy para hacer que la marcha famosa sea multitudinaria. El ataque a los derechos laborales y otros derechos sociales es enorme, como nunca en democracia. Porque todo alguna vez ocurre, y esta vez, las patronales que son Gobierno ven claramente que pueden avanzar sobre esa parte de la riqueza generada por todos y que se llegó a repartir en mitades. Una mitad para los que trabajan, y toda esa parentela de excluidos que arrastramos desde que el neoliberalismo fue ganando la batalla cultural (porque la guita ya la tenían).

Muchos de nosotros marchamos con la CGT de Moyano, para reclamar y también para festejar. Muchos criticamos a Moyano por sus posiciones políticas, cuando sentimos que no acompañaban al movimiento nacional. Son las cosas que pasan cuando el famoso movimiento obrero organizado piensa que tiene algo que decir sobre la política, aparte de defender los intereses profesionales de cada gremio. Debe ser por esa costumbre que consagró el peronismo.

Cuando se lucha, cuando se marcha, cuando se hace un paro, lo bueno es que seamos muchos y que se note la unidad que se logra en esos momentos. Porque la unidad no es un bien establecido, va y viene. Como los dirigentes. No habría que darle más vueltas a este asunto de si Moyano y blablablá, pero hay que hacerlo porque es por ese hueco que se meten los que desean un mundo sin derechos para los que trabajan.

Los dueños de todo no nos van a decir con qué dirigentes vamos a marchar. Eso siempre ha sido cosa nuestra.

Nos vemos el 21.

martes, 6 de febrero de 2018

UN APORTE A LA SOCIOLOGÍA BARATA

Usté me dice con indignación, casi furia y un dejo de sorpresa, que no es posible que tanta gente no se dé cuenta lo que está pasando. Que está todo para atrás, que el gobierno miente alevosamente, que las cosas están por las nubes, que está faltando el laburo, que tal o cual empresario chico -de esos que uno puede conocer del barrio- está pensando en cerrar. Todo eso, que las tarifas aumentan, que los transportes aumentan, que la plata con animalitos no alcanza. Que la deuda externa no para de crecer... Y, de nuevo, que los fulanos no lo ven; y si uno se los dice, como que no le creen, aunque dos minutos después se quejen de lo mismo. Y usté ve el país que quiere yéndose, paulatinamente, a  la mierda.

En ese curso de conversa, comienzan a aparecer los argumentos sociológicos dentrecasa. Uno, conque la gente es medio pelotuda, los  cabeza de termo; y más de uno lo votó porque era de Boca y porque siendo de guita, para qué va a robar... Otro, como el caso de mi buen amigo Edelmiro F, directamente se lo explica porque son unos hijos de puta malagradecidos. Sencillo, contundente, no admite réplica (y si usté lo viera como se pone).

La verdad es que no asombra el fenómeno, vea... ¿Cómo piensa que se van a dar cuenta ahora que están mal, si antes ni se enteraron que estaban bien?

Se quedaron con lo del PBI y medio afanado por los K... Si rebusca por la red, saca que un Producto Bruto Interno argentino del 2015 (último año de los chorros), es decir de todo lo producido por todos los argentinos en un año vienen a ser 584,7 miles de millones de dólares. Un PBI y medio son 877,05 miles de millones de dólares (excede la imaginación pensarlo en billetes). Eso dijo  el descerebrado de Fariña, y también el salame que lo repitió y votó en consecuencia totalmente indignado. Vea que llevarse de las arcas del Estado semejante suma se nota y mucho, no hay forma de taparlo. Que, además, de afuera nos monitorean y no dejan pasar una de esas. Y que, por otra parte, ese gobierno (el de Cristina FK) no hubiera podido hacer absolutamente nada por años, ni pagar sueldos, ni mierda porque se habrían llevado todo lo producido por el país y más. Hay que ser nabo, pero nabo nabo y nabo.

Se quedaron con la bronca de los subsidios, que los beneficiaron ampliamente, pero... les encanta pagar y mejor si es pagar de más. Una cosa es darle plata a un empresario -que no va a repartir- y otra dársela a un gobierno populista que la va a repartir. Todos los gobiernos redistribuyen el ingreso, sólo hay que tener la viveza de saber para qué lado quieren hacerlo. Ahora, si subsidiar pobreza para achicar la brecha de la marginación social a uno le parece un gasto innecesario, bueno, me gustaría saber en qué colegio le enseñaron a ser una mierda. Fíjese en los que ven un tetra, un fasito, un protodelincuente, y no ven nunca la pala, la changa, la caminata o la bici, los viajes a la madrugada para llegar, las millones de formas que tiene un guiso. Desconfíe de gente que ve chiquito.

Se hartaron de que les hablaran de la igualdad, suena mejor el cuentito de la libertad. Y uno no cree en ninguna de las dos, porque solas son palabras que vuelan como diarios viejos en un potrero. Pero ahí estaban, poniendo cara de Sarmiento.

No vieron, no quisieron ver, trataron por todos los medios de no enterarse de las compus y los subsidios para que los pibes no dejen de estudiar, les chupó un huevo las universidades del conurbano, las comunicaciones pasadas por el Arsat, ese satélite argentino. Y qué podría importar tampoco lo de latinoamérica, cosas incomprensibles como Unasur, bloques emergentes y negocios de alto vuelo con los ex malvados, China y Rusia. Chino básico.

La plata les alcanzaba, a la mayoría y no a todos. A esos que no les alcanzaba, los alcanzaba algún programa. Muchísimos ahorraron, muchísimos viajaron afuera (habían visto un pasaporte solamente en una película), muchos que ya la pasaban bien, la pasaron mucho mejor. Un diario, canales, boludos, les dijeron que todo eso era pasarlo realmente mal. Imposible, pero acá ocurrió así que es verdad. Cambiemos.

Un aparte: la derecha siempre fue una porquería, la factura grosa hay que pasársela sin falta algún día también a esa manga de soretes que se esconden tras el escudo radical.

En fin, y aquí estamos. El país que tanto quisimos y que tanto esfuerzo costó levantar, va arrastrado por la calle y lo mean todos los días. Los pueblos suelen tener los procesos que quieren tener, digo.

Por eso -y mientras uno toma aire- le repito casi con fastidio: ¿cómo piensa usté que se van a dar cuenta ahora que están mal, si antes no se dieron cuenta de que estaban bien?