domingo, 26 de septiembre de 2010

ESE MODELO SINDICAL ...


Esta entrada viene a propósito de "Instrucciones para mear fuera del tarro" de ALUVION ZOOLOGICO. No polemizamos, pero si alguno quiere...

Los militantes de la Corriente Sindicalista Revolucionaria fueron los primeros en considerar al sindicato como un fin en sí mismo y al Estado como un interlocutor necesario, e ineludible. Afirmados en la conducción de la FORA (Federación Obrera de la Región Argentina, del IXº Congreso), habiendo desplazado a un anarquismo que comenzaba a ser anacrónico, se lanzaron a una relación difícil y tormentosa con la administración radical de don Hipólito Yrigoyen (ese inventor del progresismo criollo, junto a su par neoconservador Lisandro de la Torre). Les fue bien y les fue mal, pero la neutralidad y la distancia con el aparato estatal se rompió para siempre. Algunos dicen que la independencia también.

De esto se trata, de discutir el modelo sindical argentino de aquí en más. Es lo que subyace en las elecciones de la CTA y la omnipresencia de la CGT. Y se debe discutir porque estamos en un tiempo de gobiernos propios (para algunos, al menos, gobiernos amigos).

Es indudable que el esquema peronista de un solo sindicato por rama y una sola central en forma de confederación de federaciones sindicales (primero, tercer y segundo grado de organización) ha dado resultados concretos. Los trabajadores lo sabemos de sobra, y los que no se enteraron, lástima por ellos. Allí están los Convenios Colectivos de Trabajo, la enorme batería de legislación laboral que sentó jurisprudencia en América, las Obras Sociales, los hoteles y los hospitales. La relación con el Estado, próxima casi tocándose cuando se trata de un peronista que ocupa la primera magistratura (para bien y para mal), o de confrontación-negociación cuando las cosas vienen a contramano. Pero siempre guardando un márgen considerable de independencia por esa cosa “corporativa” que los radicales y los progres temen tanto.

Para el modelo cegetista los sindicatos son de Perón, los trabajadores son de Perón, ergo, los sindicatos son de los trabajadores. Sabemos que a algunos la lógica formal les disgusta.

Después está el planteo alternativo, en pugna, “clasista”. Algo así como los viejos planteos socialistas y/o comunistas (en la etapa “clase contra clase”). Independencia absoluta, cultura obrera en disputa con la cultura burguesa y el paraíso socialista como utopía conciente. La concepción de una clase obrera internacional y de una emancipación también internacional. A veces, la vida no es justa.

Soslayé al ideario anarquista, porque se sabe que anarquistas somos todos los que militamos en sindicatos (permítanme la humorada, me refiero al ideario libertario que anida en toda asamblea y en todo volante que hacen los compañeros).

Pero aún hay otro “modelo” más y lo separo a propósito (desde ya que nada es tan tajante, sólo trato de escribir una nota). Es el socialdemócrata, el progre impoluto, ese que habla de “barro” cada vez que se refiere a algún dirigente sindical peronista (o a algún dirigente peronista). El que está representado en el sentimiento profundo de la CTA, por ejemplo. Es un esquema que suena bien, que se toma de verdades a medias y es absolutamente inviable. Y digo esto más allá de que las circunstancias de la vida lo hayan llevado a uno a militar de tanto en tanto en esa “central” (había dicho ya que la vida suele no ser justa).

Estoy de acuerdo con la CGT, es mi organización madre (con toda la carga que implica hasta en lo personal). No veo mérito en “elegir” democráticamente al Secretario General entre pocos votantes que mezclan trabajadores sindicalizados, compañeros de organizaciones sociales y agrupaciones de todo tipo. No veo virtud en no tener Congreso Central Confederal y sí congresales con el brazo enyesado que saludan a una nueva burocracia vestida de hippies viejos.

El modelo sindical argentino debe ser el que más le conviene a los trabajadores argentinos. Pero no sólo esa premisa pragmática, sino también que conserve la unidad de los compañeros en sólidas organizaciones. La burocratización no es el problema, siempre es una consecuencia estructural y/o coyuntural del desarrollo capitalista nacional. ¿O alguno se cree que los sindicatos y el capitalismo no se llevan? Existen sindicatos porque hay capitalismo. Y, tras largas y amargas experiencias, sabemos que el peor dirigente sindical suele ser mejor que la ausencia de dirigentes y organizaciones sindicales. Porque hasta “don Carlos” –ese simpático patrón peronista- se quiere quedar con los aportes jubilatorios o el 0 Km si lo dejamos.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

HABLEMOS DE LAS GANANCIAS

El presidente de la UIA, Héctor Méndez, llegó a decir que la Argentina “se parece a Cuba”. (... ) y alertó sobre una supuesta 'pérdida de competitividad' del sector empresario en el exterior. 'Cuesta salir afuera', insistió, a pesar de que el Ministerio de Industria difundió horas antes un informe en el que se destaca un nuevo record de exportaciones " (Página 12 del 08-09-2010).

Las declaraciones tienen relación con el anuncio de que el diputado Héctor Recalde, presentará el proyecto cegetista de coparticipación de los trabajadores en las ganacias de las empresas.

Sorprendentemente para este señor empresario, el artículo 14 bis de la Constitución de la Nación Argentina (no de Cuba), señala claramente que el Estado asegurará al trabajador la “participación en las ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la dirección”.

Podemos si agregar, que este artículo (que habla de derechos y garantías de los trabajadores) tuvo que ser incluído en la Constitución en la reforma propiciada por la dictadura cívico militar de la llamada “Revolución Libertadora”, para volver a la carta magna liberal tras el extraordinario texto constitucional de 1949. Aún derogando la “constitución peronista” por decreto de una dictadura, no se pudieron soslayar conquistas que los trabajadores tenían como derechos adquiridos y base de su desarrollo político, económico y social.

Pero volviendo al asunto:
“El proyecto contempla la creación de 'un organismo tripartito, compuesto por los empleadores, la CGT y el Estado' para la implementación de la medida. También se conformará un fondo solidario para los trabajadores informales con una 'alícuota que puede ser de un 20 por ciento de lo que se participe', explicó Recalde. La iniciativa apunta a empresas con importantes márgenes de ganancia. 'Esto no significa que sea sólo para grandes empresas, ya que puede haber pequeñas firmas muy tecnificadas que registren utilidades abultadas', señaló. Para estimar ese margen se tomará lo que la empresa pague por el impuesto a las Ganancias. Las compañías no tributarán por la parte que distribuyan. 'La idea es incentivar la reinversión de ganancias', agregó el diputado. Quedarían exceptuadas las empresas sin fines de lucro y las cooperativas" (diario citado más arriba).

Con argumentos similares a los de Méndez, los antecesores de estos “empresarios” rechazaron a mediados de los cuarentas la jubilación y el aguinaldo para “sus” trabajadores. “Falta de competitividad”, “malas condiciones de la industria para distribuir”, y cuando no lisa y llanamente un “no corresponde” y/o “genera un peligroso antecedente”.

Y lo generó. Por eso justamente el peronismo sigue siendo “el hecho maldito del país burgués”, como nos enseñó el gordo Cooke. Fue un peligrosísimo antecedente que dio un nuevo aliento a una clase obrera fragmentada y subrrepresentada políticamente. No fue obra de la “manipulación” ni la “demagogia”. Los trabajadores, con sus dirigentes a la cabeza (esa vieja guardia sindical que venía de los ’30), diseñaron una estrategia concientemente, astutamente, para participar en la cocina del Estado. Visualizaron al grupo del coronel Perón que, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, iba cumpliendo lo que decía. Corroboraron que la estrategia era correcta cuando fueron contando los enemigos de Perón, que eran también los enemigos de los trabajadores. Fueron hacia Perón, Perón fue hacia los trabajadores y de ese encuentro nació el movimiento político y social más trascendental de la historia argentina.
Ese mismo que gobierna hoy.

jueves, 2 de septiembre de 2010

UN AÑO


Este ha sido hasta ahora un blog bastante vago (de vagoneta), se postea poco, no se está al tanto con los acontecimientos, se descuidan las efemérides, se pasan de tiempo los banners para colgar y no se los cuelga. Un tanto es desidia, otro tanto la cabeza en otra cosa, y una dosis considerable de ignorancia informática.


Buenas excusas. Lo principal es que este es un blog personal, el mio. Ni un diario, ni un medio de comunicación, la verdad es que no quiero ser periodista ni escritor.Y hay un poco de eso en todo esto ¿no? Cosas personales, individualidades, un poco de humo subido a la cabeza.


Así como la comida macrobiótica (ni que hablar de la vegetariana) será muy sana pero jamás la enarbolaremos en reemplazo de un bife, el bloguerío no reemplazará jamás a la militancia. ¿Alguien lo pretende? Creo que no, son cosas totalmente diferentes, pero algunos te la tiran, sin saber si además militás o no. Y no es que haya que sacar chapa de lo que uno vino haciendo los últimos treinta años, no hay que ser el Subcomandante de Trulalá. Hay fulanos a los que se les caen lo galones arriba de la mesa, allá ellos. Humildad y trabajo, como decía el querido Saúl (querido).


Estoy grande para discusiones pavas. A mi me gusta andar en este blog aunque me visite poco a mi mismo. Me gusta ver el de otros, comente o no, me encantaría hacerlo más. Me encantaría también estar ahora en Mar del Plata, qué se yo. Qué importa.


El blog así como es cumple un año. Uno lo mira y piensa: será tontito pero es hijo mio. En fin, felicitaciones a mi, me mando un abrazo peronista.