Que las Paritarias no tienen –ni deben tener- pisos ni techos, sólo los márgenes que se impongan en una negociación entre empleadores y trabajadores con la presencia (a distancia) del Estado.
Que el proyecto de ley para la distribución de un porcentaje de las ganancias empresarias entre los trabajadores debe seguir el trámite parlamentario, y no es bueno que un tema de semejante volumen esté sujeto a los vaivenes de una negociación paritaria. ¿Y por qué? Porque los trabajadores que aún están en negro no participan de ninguna paritaria y eso está contemplado de alguna manera en el proyecto del diputado y compañero Recalde. Porque no todos los gremios tienen igual poder de convocatoria, presión y presencia y, por lo tanto, los más chicos podrían verse perjudicados. Y también porque sería muy bueno debatir en el Congreso un tema que es práctica común en los países capitalistas desarrollados.
Que es lógico subir el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias. Y que es ilógico cobrárselo a los trabajadores, por lo que deberíamos estar exentos absolutamente. ¿O acaso el salario –no importa si bajo, medio, alto o altísimo- es una “ganancia” como si los trabajadores fuésemos empresarios? Además, que muchos trabajadores estén “alcanzados” por este verdadero impuesto al trabajo y que muchos gremios hayan logrado en sus negociaciones colectivas superar determinados límites salariales (y enhorabuena y bien por el Gobierno que implementó las medidas económicas correctas como para recuperar la economía y sostener el crecimiento), debe permitir que estos –nosotros, los trabajadores- puedan no sólo llegar a fin de mes o consumir más, sino también comenzar a ahorrar. Si nos corren con la 4ª categoría, esto no será posible y es una verdadera injusticia.
Es cierto, y en esto el Secretario General de la CGT representa cabalmente a los trabajadores frente a las patronales, las corporaciones empresaria y también, y también nuestro propio Gobierno.
El tema de las Obras Sociales es un poco más complejo. Moyano reclamó unos 15 o 17 mil millones de pesos que el Estado estaría debiendo por la entrega gratuita que las Obras Sociales relacionadas con los Sindicatos hacen de medicamentos oncológicos y el HIV. Moyano dice que no sabe dónde está ese dinero (¿sugiere que se lo roba el Gobierno?). La imprecisión que me deja 2 mil millones en el aire no ayuda mucho. Y menos aún la (digamos) información errónea de que el (ex) dirigente bancario Zanola fue liberado por falta de pruebas en la causa de los medicamentos truchos. Lo concreto es que Zanola pasó dos años detenido sin que aún el juez diera comienzo a la instrumentación del juicio correspondiente por el que el (ex) dirigente sindical está acusado de ser el jefe de una asociación ilícita. No es falta de pruebas sino cumplimiento de una ley el motivo de la “liberación” que, dicho sea de paso, fue acompañada por el pago de una fianza de $ 700.000.- Una mala asociación discursiva que opaca el reclamo.
Tampoco uno va con el tema del PJ bonaerense. Es sabido que los Intendentes del conurbano recibieron de mala manera el liderazgo del cegetista. Cuestiones de interna más que de vaciamientos ideológicos. En tal caso, la crisis de los partidos políticos también toca al Justicialismo y es un tema largo, que merece debate y participación, en primer lugar de los militantes.
Pretender –cosa que no dijo el compañero Moyano, pero por las dudas- que existe una contradicción entre “kirchnerismo” y peronismo es una locura peligrosa. Y una falsedad también. El llamado kirchnerismo le puso alma y vida al peronismo del siglo XXI, recuperó un proyecto nacional y está poniéndolo en práctica. Y todo eso después de la traición y la infiltración ideológica neoliberal del menemismo, el pseudo progresismo de la Alianza y la siesta colonial y prebendaria del duhaldismo. A no equivocarse con esto. Si algunos progresistas y no peronistas se suman a este Proyecto, mucho mejor. Pero es el peronismo el que conduce y del que salieron dirigentes como Néstor y Cristina.
Hay que acostumbrarse a que el Secretario General de la CGT puede criticar aspectos del Gobierno al que adhiere (y de eso no me cabe ninguna duda), y que lo puede hacer en un acto público, si así le parece. Hay que acostumbrarse a que en esta Argentina el debate puede y es necesario que sea posible. Corrida de la escena (por ahora) una oposición destituyente y berreta, es lógico que comencemos a pensar, cuestionar, debatir, proponer y disentir los que estamos adentro de la coalición social oficialista. No es nada terrible.
Otra cosa es el fogoneo vergonzoso y malparido de los medios que buscan oponer a Cristina con Moyano, a la CGT (a la que siempre detestaron) con el Gobierno, a los pibes que se integran al peronismo con un pasado nostálgico y pretendidamente incuestionable. Patéticos y maledicentes los que presentan a una basura como Sergio Shocklender mintiendo descaradamente para ensuciar nada menos que a las Madres de Plaza de Mayo y a Hebe de Bonafini, nada más que por su empatía y apoyo a Cristina. A todos esos los conocemos bien.
El segundo mandato de Cristina recién comienza. Muchos pensamos que el modelo por el que tanto luchó Néstor Kirchner y también la compañera Presidenta en su primer turno, va por su consolidación definitiva. Ese no es el fín de la historia, sino el principio de otra Historia. El compañero Moyano planteó altisonantemente algunas cuestiones, hay que escucharlo.
Y la Patria no corre peligro.
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