miércoles, 15 de agosto de 2012
DERECHA (algo de discurso)
jueves, 26 de julio de 2012
YO NO LA VI
miércoles, 25 de julio de 2012
El Angel
miércoles, 18 de julio de 2012
TU PLATA NO VALE
jueves, 21 de junio de 2012
NO.

miércoles, 20 de junio de 2012
La bandera de Belgrano

sábado, 16 de junio de 2012
NO NOS HAN VENCIDO

viernes, 15 de junio de 2012
TARTA DE CIPAYITOS

lunes, 16 de abril de 2012
BUSCANDO LAS JOYAS DE LA ABUELA

"Por primera vez, desde que se desnacionalizó YPF en 1998, en el año 2011 nos convertimos en importadores netos de gas y petróleo, con un déficit de 3.029 millones de dólares. Es la primera vez en 17 años que Argentina tiene que hacerlo"(…)"La reducción en el saldo comercial fue entre el 2006 y el 2011 del 150%. En 2011 se produjo la importación de 9.300 millones de dólares en combustible.”
… "el problema fue la desnacionalización’ que -afirmó- ‘atraviesa desde los sectores más primarios hasta los de más valor agregado’. Consignó que desde 1999 hasta el 2011 ‘la utilidad neta de YPF fue de 16.450 millones de dólares de 1999 a la fecha’ y que la empresa distribuyó dividendos por 13.246 millones de dólares.”
Así fue que cerca del mediodía de hoy (16-04-2012) la compañera Presidenta “anunció el envío al Congreso de un proyecto para declarar de interés público nacional la explotación de hidrocarburos con el objetivo de lograr el autoabastecimiento en la materia; para garantizar el desarrollo económico, y el crecimiento ´equitativo y sustentable de las provincias´.”
Se trata de un modelo de empresa mixta, distinto de la estatal YPF que fuera rifada en el altar de los dioses primermundistas de mercado cuando la política argentina parecía la fiesta interminable.
“Entre los artículos del proyecto se establece la necesidad de garantizar el desarrollo económico, y el crecimiento ´equitativo y sustentable de las provincias’. ‘A los efectos de garantizar el cumplimiento de los objetivos de la presente ley, declárese de utilidad pública y sujeto a expropiación el 51 por ciento del patrimonio de YPF S.A´.”
“Esas acciones, de clase D, quedarán distribuidas de la siguiente manera: 51 % para el Estado Nacional y 49 para las provincias que integran la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos.”
(…) “El proyecto oficial contempla también que las acciones expropiadas no podrán ser vendidas sin la autorización del Parlamento, que necesitará las dos terceras partes de sus miembros para su enajenación, ´la misma mayoría que se necesita para modificar la Constitución’.”
Y se hizo, algo que la verdad poníamos en duda en tren de no ilusionarnos demasiado. Recuperar el control y la decisión, es decir recuperar soberanía que es algo así como volver a pintar de celeste y blanco YPF. Encima en un modelo más acorde con estos tiempos, con la participación de empresas privadas que pueden ser nacionales y también internacionales. Y me viene una y otra vez el “retiro” hace unos días de la British Petroleum de la licitación por la plataforma submarina en Malvinas, como quien sabe de qué va la cosa y no quiere quedar fuera de la carrera cuando una recuperada petrolera nacional argentina saliera a buscar socios. Socios si, pero que ya no podrán reemplazar políticas de desarrollo estratégico nacional con políticas sectoriales de mercado y remisión de ganancias sin más. De eso se trata esto.
Ahora viene la discusión en el Congreso y vamos a ver quiénes tienen voluntad de establecer políticas de Estado y quienes nos corren por derecha y “por izquierda”. Dos tercios señores, de cara a la sociedad, por la tele, sin banelco y sin excusas (ni fotos de grupo a).
Y hablando de números, a veces viene bien saber que con el 54,11 hoy recuperamos un 51. Este es el gobierno que votamos. Qué bien.
Las comillas señalan que estoy citando la página de Presidencia de la Nación del 16-04-2012.
lunes, 2 de abril de 2012
ROMPA EL MANTO DE NEBLINAS, COMO UN SOL

Pero no quiero ir por ahí, me pesan otras cosas. No me gusta la marcha de las Malvinas, me parece muy milica, muy de la dictadura. Me traen los volantes que volaban desde la ventana de un falcon con el dibujo caricaturesco de un soldado argentino cogiéndose a la Thatcher con un exocet. Concientización castrense en población civil. Ahí si nos necesitaban estos turros hijos de puta que usurpaban el uniforme de San Martín.
Una plaza llena. Es cierto. También llena de puteadas, con los gremios y algunos partidos adelante levantando consignas y también el “se va a acabar…”. Terminémosla con lo del apoyo a Galtieri. Les servía pero no hubo apoyo a la dictadura, al menos no de los que el 30 de marzo salieron a desafiarla con muchas bolas. Otros tal vez si, se sabe que estas cosas cuentan con civiles a montones.
Milité en la Caja de Ahorro con un ex combatiente. Lo conocí, lo escuché, hice un esfuerzo por entender. Todavía lo veo en el bar, los rulos, los ojos brillosos y de a ratos esquivos. “Lo que más me duele, me dijo, es que en el Canberra los ingleses nos trataron mejor que los nuestros”. Llegaba al hospital prisión flotante medio sordo de haber estado semienterrado cerca de la pista de Puerto Argentino durante los bombardeos. Atontado de miedo y después de vergüenza.
No hubo recepción a los soldados, hasta el día de hoy no la hubo (quizás en algún aniversario…). No les dijimos que, pese a todo, estamos orgullosos de ellos. Que es una cagada lo que pasó, pero que acá está nuestro abrazo. No les dijimos. Pese a las declaraciones oficiales y a los subsidios, ellos son los que quedaron tras un manto de neblinas. Como esas cruces de guerra tan blancas y tan lejos. Les tocó la colimba en un manicomio de locos furiosos.
Claro que importa. Las Malvinas importan. Uno sabe que muchos de esos que nacieron acá, piensan que los kelpers (y es despectivo llamarlos así, pero bueno) tienen suerte porque son ingleses, y que el error de nuestra historia fue no haber tirado flores en lugar de agua hirviendo (no era aceite) cuando las invasiones inglesas. A ver ahora si eran solamente 17 o 19 “intelectuales” los culorrotos. No, son muchos más. No mayoría, pero muchos más.
Televisores, peluches winni poo, relaciones carnales. También hubo eso, caerles simpáticos. No somos simpáticos, somos argentinos. La política de Estado (eso esperamos) por la vía diplomática es lo correcto y sirve. Tener un bloque que respalda es importante. Lo mejor que nos podría pasar es que esa política siguiera su curso.
Y pensar (como se dijo en una solicitada de CGT Brasil en esa época) que soberanía es todo, en Malvinas y en el resto del país. Y uno piensa, soberanía ganada frente al paradigma neoliberal; soberanía del Banco Central al servicio de un modelo de producción para incluír; soberanía de la Corte Suprema; soberanía de tener laburo; soberanía que tendrán los que sean pasados al laburo legal con aportes, jubilación, derechos; soberanía de los que aún duermen en un bajoautopista; soberanía de los que todavía comen en un comedor comunitario; soberanía del petróleo pensado para el desarrollo argentino, en una empresa del Estado o con la principalísima participación del Estado; soberanía de tener trenes nacionales; soberanía de una industria minera que tenga en cuenta el medio ambiente y la gente; soberanía de lo que ya tenemos y la soberanía de lo que nos falta y tiene que venir.
Con esa soberanía, la popular.
Otra vez esa mirada. Lejos. Desconfiado, esquivo. Un pibe de clase media. No un colimba chaqueño arrastrado al frío patagónico más extremo. Un pibe como un vecino de acá a la vuelta. Qué será de él ahora, cómo habrá seguido su vida. Sólo se que seguió peleando en su laburo, haciendo algo de sindicalismo y política, pese a todo. Y todo era que la dictadura seguía, que los habían cagado especialmente como el postre que se deja para el final, que desconfiaba de militares y civiles. No supo sobre el chocolate de Kazansew, los aros de Pierina Dealesi, ni la victoria mediática de Gente y Gómez Fuentes. Sólo los movilizaron a las islas y después, los demalvinizaron.
Lo único que se puede hacer es recuperar pedazo por pedazo la soberanía y ganar la que nunca tuvimos. Y así.
Las Malvinas son argentinas.
viernes, 30 de marzo de 2012
ESE TREINTADEMARZO
La represión fue brutal pero no ciega. Más de la mitad de los desaparecidos eran (son) trabajadores. Desde un simple activista y/o delegado de planta hasta uno que otro secretario general de un gremio (como el caso de Oscar Smith de Luz y Fuerza).
El ataque a los trabajadores también fue institucional. Es bueno refrescar la memoria o enterarse de algunas cosas como estas:
* La ley 21.270/76 intervino el Consejo Directivo de la CGT y bloqueó sus fondos, cuentas bancarias y bienes patrimoniales.
* El decreto 9/76 suspendió “transitoriamente” las actividades gremiales en entidades de trabajadores, empresarios y profesionales (con excepción de la administración interna de las mismas).
* El decreto 10/76 prohibió las actividades de las 62 Organizaciones, o de cualquier otra que la sustituyera.
* Otros decretos pusieron a disposición del Poder Ejecutivo Nacional a numerosos dirigentes y otros fueron incluidos en Actas Proscriptitas.
* La ley de Prescindibilidad, que permitió el despido indiscriminado de 200.000 agentes sospechados de disidentes.
* La ley 21.400 impuso penas de hasta 10 años para quienes instigaran a la huelga.
* La 21.297 destruyó la ley de Contrato de Trabajo, anulando numerosos derechos individuales de los trabajadores.
* La ley 22.269 de Obras Sociales, por la cual éstas quedaron desvinculadas de los sindicatos y pasaron a depender del Estado.
* La ley 22.105 de Asociaciones Profesionales, disolvió la CGT y prohibió la actuación de una confederación de tercer grado; prohibió la actuación política de los sindicatos; separó las obras sociales de los sindicatos; impidió la sindicalización conjunta de obreros y técnicos, supervisores y personal jerárquico; impuso como requisito para acceder a cargos sindicales de no tener antecedentes penales ni policiales; proclamó la intervención del ministerio de Trabajo en cuestiones internas de los sindicatos que podía llegar hasta la clausura del mismo, inhabilitar dirigentes, controlar fondos, vetar y modificar estatutos; limitó el derecho de reunión.
Y los laburantes lucharon desde el primer día, como los de IKA Renault por ejemplo, que el mismo 24 de marzo de 1976 bajaron la producción e hicieron pintadas contra el golpe adentro de la planta. En todos los años del Proceso hubo picos de huelgas, medidas de fuerza que iban desde petitorios, “trabajo a reglamento”, huelgas de “brazos caídos”, movilizaciones. Y todo eso en un clima de repliegue y dolor.
Porque el ’76 fue también el año de una enorme derrota política del campo popular. La pelea era desigual y dispersa, a veces con dirigentes a la cabeza y muchas veces no. Hubo de todo en la viña del señor.
La primera “Jornada de Protesta” nacional, convocada por el grupo de los 25, fue el 27 de abril de 1979. Hubo que esperar a noviembre del ’80 para que un grupo de dirigentes levantara de nuevo la sigla de la CGT (que después fue la CGT Brasil). A pocos meses vino el segundo paro general (22 de julio de 1981) y la marcha por “Paz, pan y trabajo” en San Cayetano (7 de noviembre de 1981).
Ese fue el movimiento de las cúpulas sindicales (de las que se movieron, con Saúl Ubaldini a la cabeza). Respondían a su propia interna, a las relaciones ambivalentes con el poder y también al movimiento subterráneo, continuo, multiforme de sus bases. La gente siempre luchó. No toda la gente, pero la que luchó, luchó.
Así llegamos al 30 de marzo, pero de 1982. El movimiento obrero salió a la calle y no la soltó por más carro de asalto, bala perdida, gases en lugar de aire, montada de mierda, azules pedorros que se le pusiera enfrente. Se plegaron otros que no venían organizados, porque los trabajadores cuando se organizan (y tienen razón), arrastran.
Hoy discutimos otras cosas y con otros, porque los pibes se arrimaron (después de tanto tiempo de necesitarlos). Profundizar lo mucho que tenemos, poner la sintonía fina en tanta mala política a granel, defender la base sobre la que construir otras cosas que nos merecemos. Viene bien charlar un poco de dónde y por donde venimos.
Algunos datos vienen de:
Abos, Alvaro: “Las organizaciones militares y el poder militar”.
Pozzi, Pablo: “La oposición obrera a la dictadura”
sábado, 17 de marzo de 2012
HERENCIA

Por Envar El Kadri
Fuimos hijos suyos, es cierto. En todos los sentidos: hijos de su ejemplo y voluntad puesta al servicio del pueblo; hijos en el amor y respeto que se siente por un padre querido; hijos que por la magia de una palabra: “compañeros”, se transformaron en “hermanos”.
Así lo sentimos a Perón, como a un padre... Padre Eterno le gustaba llamarse, y tenía razón: sus hijos nos peleábamos como suele suceder entre los hermanos, pero guay que de afuera nos torearan: ahí formábamos uno en su defensa.
Pertenezco a la generación de los únicos privilegiados, la de quienes leíamos Mundo Infantil antes que Billiken, para descubrir después, gracias a quienes aprendieron con los Vigil, que eso era “adoctrinamiento”, y lo de ellos ¿qué? Con la diferencia que así nos formábamos con una mentalidad nacional, “flor de ceibo”, mientras que la de ellos era un adoctrinamiento hacia doctrinas de “progreso y liberalismo” que le abrían las puertas al imperialismo.
Cuando en el ’55 dejamos atrás la niñez privilegiada, esas lecturas fueron responsables de que nuestra adolescencia tuviera olor a clorato de potasio y azufre, mientras que la de los adoctrinados por Billiken podía disfrutar de chicles-goma “Bazooka” ó los beneficios del nylon importado de USA...
Crecimos de golpe en medio de bombazos y persecuciones: los padres de nuestros compañeros eran las víctimas de la “libertad recuperada”: Vergara Russo, moría el 16 de junio en Plaza de Mayo; Cogorno fusilado un año después.
Ahí nos hirvió la sangre rebelde que Evita nos inculcara: empezamos la lucha por el retorno de nuestro Padrecito con lo que teníamos y podíamos. ¿Acaso no se habían usado piedras y aceite hirviendo para contener las invasiones inglesas? ¿Por qué no podríamos hacerle la pata ancha a estos nuevos invasores disfrazados de “libertadores”? Espontaneísmo, voluntarismo, desconocimiento de las condiciones objetivas y subjetivas; amén de las climáticas y estratosféricas; de todo pueden ser acusados estos tozudos hijos de Perón que se jugaron por su retorno, que dieron su vida por él y soñaron con una patria liberada. De todo, menos hijos de puta.
Qué fácil resulta tener razón a posteriori, pero que lindo fue equivocarse defendiendo “lo que Perón nos legó: una Argentina “libre, justa y soberana”, como decía una canción de la época.
Qué lindo fue tener un padre como Perón, con perdón de los psicólogos, los sabios y los que se las saben todas.
Y qué lindo fue tener hermanos como aquel Tito Bevilacqua con el que vendíamos “Palabra Argentina” y luego nos metíamos en los cines para silbar al almirante Tessaire cuando desde la pantalla denigraba a Perón y el peronismo; ó aquel otro, Felipe Vallese, “Misterix” por su impermeable blanco abotonado en doble hilera, parecido al del personaje de historieta, con el que nos escapábamos juntos después de haber recuperado “armas para el pueblo” y, sentados en el fondo del 406, decirnos mutuamente una gran mentira: “esto no es para mí, yo no me meto más en nada”;
O aquel gigante Gustavo Rearte que nos conducía con una sonrisa y se tiroteaba con la policía defendiendo su libertad; ó con Jorge Rulli refugiándose en Montevideo, sobreviviendo junto con otros compañeros, gracias a las noches de póker con que el“Gordo Cooke” hacia una diferencia para ayudar a los “muchachos”,
O el bueno de Dardo Cabo, distribuyendo gelinita a los compañeros de la Resistencia, siguiendo las huellas de su padre, preso en Caseros, porque como decía el General: “hijo de tigre, overo ha de ser”. Y después yéndose a Malvinas en un avión que no era suyo, para recuperar lo que era nuestro; ó el Petitero, el Anguila, el del Poncho Colorado, que nunca supe como se llamaba, que venía de la U.B. Facundo Quiroga, de allá por Urquiza, toda aquella barra de Corrientes y Esmeralda, “que juró lealtad al conductor /luchará si fuera hasta la muerte/ por la Patria y también por Juan Perón.
Qué lindo fue entreverarse en todos esos entreveros con tantos hermanos que sí los puedo y debo nombrar por ser ó haber sido hijos de Perón: el Vasquito Unamuno, que se nos fue apagando por esas putas enfermedades que te matan lo que el plomo de una 45 respetó; aquellos que como José Luis Nell venían del nacionalismo fierrero y se fueron entregando en cuerpo y alma en este peronismo montaraz que trataba de pegar fuerte y duro para destruir “la oligarquía y los imperialismos en simulada pugna”, porque sobraba tanto coraje y amor por el Viejo que no a uno, a una tribu entera de imperialismos nos atrevíamos los hijos de Perón.
...Y cuando nos tocaba perder, perdíamos. Calladitos, nomás. Avergonzaditos, nomás. PERO DE PIE. Con la “mirada desafiante” como decían las crónicas policiales.
Los hijos de Perón fuimos duros y tiernos, serios y jodones, dialoguistas y “apretadores”, enamoradizos y olvidadizos, cantores y gritones, apresurados y retardatarios, pobres y pobrísimos.
Nosotros, pobres de solemnidad, pobres vinimos al Movimiento, pobres lo servimos aún cuando millones pasaron por nuestras manos, y pobres seguiremos hasta el día en que nos vayamos a jugar con el Viejo arriba en alguna nube.
Pobre ejemplo le dejamos a quienes, por ser los “nietos de Perón”, tendrían que saber que la política no es un medio para enriquecerse ni servirse, para trepar y trepar.
...Los hijos de Perón seguimos creyendo que es realista pedir lo imposible; ó que podemos alcanzar las estrellas aunque estén muy altas; ó que “se puede y se debe” vivir como hermanos...
* Extraído de “Envar El Kadri. Historias del Peronismo Revolucionario”
Fuente en Internet: http://www.elortiba.org
sábado, 10 de marzo de 2012
A REZONGAR MI AMOR

Algo de esto está pasando. Estar en permanente cambio lo cambia todo. Llena el alma (y el tiempo libre), da la sensación de que lo urgente y lo necesario son la misma cosa. Y pasa. Siempre todo pasa.
Uno nace después de Perón, ni chiquito era cuando estaba el General. Uno nace bajo la Libertadora. ¿Qué te toca? Perder la fe que nunca se tuvo en la democracia; caricaturizar a los partidos políticos como esos comités que tienen la molestia de tener que gobernar entre dos elecciones internas por ahí, como se dijo alguna vez cuando la noche y la sinceridad se tomaban un whisky. Tampoco elegís dónde, en qué familia, en cuál barrio. Si las coordenadas se hubieran dado no te habrías perdido casi nada, ni siquiera la muerte a mediados de los setentas.
Los que vienen después ya no conocen a Perón. Leyeron (algunos) toda la historieta de los setentas porque su infancia transcurría en los ochentas. De Alfonsín poco y nada y si, mucho de Menem que también duró mucho. Son los que fueron grandes cuando llegó Néstor. Tiene mucho que ver el momento en que comienza la historia personal para comprender la Historia. Los teóricos suelen pasar de largo este detalle vivencial y entonces parece que cada generación comienza todo de nuevo. Y la verdad es que es así.
Las certezas y los convencimientos son históricos y encima, son tercamente vivenciales.
Hay un algo flotando entre nosotros como que ya está. Ya salimos del infierno; el país del dosmiluno y aún el de Menem está en algún lugar de la galaxia, pero no acá. Ese país “normal” y “serio” que prometió el primer kirchnerismo opera en el inconsciente colectivo como punto de partida de una nueva era (un pensamiento grandilocuente). Y no es así, pero andá a convencer a alguien en su fuero íntimo de semejante cosa. Es el momento que parecés un pesado o un justificador de inconsistencias del presente. O peor, un manipulador.
Ocurre también que la “épica” de este momento (y le robo un par de buenas ideas a Brienza) parece haber concluído. La “profundización del modelo” que encarnó Cristina en su primer mandato, la guerra del campo, la muerte de Néstor, la elección de octubre pasado. Todo ha pasado. Una normalidad inquietante se ha apoderado de nosotros.
No todo es como lo deseamos y no todo puede contentar a todos. De los que siempre se han opuesto ni hablar. Me refiero a los que apoyan, sobre todo a los que se plegaron en la “épica”. Cristina aparece y es sólida, no lee papelitos cuando habla y ahora habla más de tres horas. Toca todos los temas, los desmenuza, opina y también decide. Bien. Pero también se le deslizan un par de boludeces como lo de los tres meses de vacaciones y las cuatro horas de trabajo de los docentes. Apárece en el discurso un apoyo irrestricto a la minería en cualesquiera de sus formas, o parece. Como la cuestión de los transportes. Estas dos últimas no son de la categoría de la primera, pueden también ser convicciones.
¿Y qué? ¿Necesitamos mirarnos en Cristina como un espejo identitario?. Si no, ¿no sirve? ¿Hace falta hacer continuamente un detalle minucioso de lo ganado para revalorizar el presente? Yo creo que no, pero parece que hace falta. La diversidad de grises es algo poco tolerable, todo tiene que cerrar, todo tiene que encuadrar. Anhelos y realidad deben ser una misma cosa porque si no aparece la sospecha, la traición, la mentira, el escándalo, el todossonlomismo. La desilusión. Hay algo infantil y caprichoso en nuestra naturaleza. A mi me parece que hay que comenzar a admitirlo despacito.
Algunos se quejaban de la confrontación, del cambio continuo y otros de que no cambie más, del achanchamiento y la falta de asombro. La gata Flora ha hecho escuela. Y no estoy vanalizando problemas. Pero como dijo Ricardo, alguien lo tiene que decir. Lo mejor que tenemos es el pueblo, pero hay que bancarnos todos los días.
Y todo empezó con la tarjeta Sube. O con el 54,11. Existe un miedo oculto a estar de acuerdo y, a la vez, aceptar la diversidad, el desacuerdo puntual, los tiempos de cada cosa. Está el remanido tema de no tirar el agua sucia con el chico adentro, pero lo que hay que ver es que el pendejo se aferra a la palangana como un san puta.
El chico (que es el proyecto, pero también somos nosotros) tiene que querer crecer. Es el otro lado de la crítica, la queja y el saludable desacuerdo.