lunes, 25 de abril de 2016

SEEFECÁ

Pasó el huracán Cristina… por ahora. Era sabido que la ex Presidenta (porque es “ex”, aunque TN se empeñe en zocalear lo contrario) iba a “desembarcar” en la política tras dejar la Casa Rosada. Solamente los desprevenidos que han conformado la “mayoría” coyuntural pueden asombrarse. Algunos algunos de esos, los fanáticamente “antiK” pueden y seguramente piensan en ese retorno como una plaga endémica inexplicable.

Sabíamos que iba a volver, lo que no pudimos suponer o imaginar era que la traería de vuelta el juez Bonadío y su enfermiza obsesión por encarcelarla. El mismo poder Judicial que la despreció y conspiró contra su gobierno y el proyecto nacional y popular, fue el que le puso el escenario y la oportunidad. Y CFK brilló, tal vez como nunca.

La Señora (así, como se le decía a Evita no porque uno pretenda establecer la paridad, sino porque merece el título y la mayúscula como alumna ejemplar) se ubicó en el centro de la escena y ratificó un lugar de conducción política que no se puede soslayar ni negar. Habría que ser tan necio como estúpido… (no obstante, hay un cásting ahí afuera para ambos roles).

Comodoro Py fue el acto kirchnerista más impresionante, por varias razones… La lluvia y la marcha aportaron parte de mística que rememoraba otras jornadas de rescate. Para los más jóvenes pudo ser su 17 de octubre o su 17 de noviembre; no hay que ser quisquilloso con las fechas y la emoción de cada uno, hay derecho a un imaginario fundacional sobre lo que fue fundado muchas veces. Porque la historia jamás se repite, son las semejanzas didácticas las que nos confunden.

El otro punto es que fue un acto fuera del “poder”. Ya habíamos tenido una brutal despedida ese 9 de diciembre en la Plaza de Mayo, pero esto -y haciendo alguna concesión explicativa- era “sin aparato”. Militancia, mística (se reitera el término, ya que de eso se trata), abnegación, identificación. Muchas palabras para decir cosas parecidas que se encarnan en Cristina. Un respirar un poco también, luego de cuatro meses de bombardeo y destrucción (es lo que hizo el gobierno, mientras otros le dan tiempo).
Acá no se pretende analizar lo que la Señora dijo sino lo que hizo, los gestos, las fotos que quedan y se transforman en representaciones de futuros posibles. Pasemos una mirada por la oposición, los propios y los muy propios…

Algo se dijo sobre la oposición. El gobierno liberal demoró un par de días en reaccionar, como si no hubiera sido previsible lo que finalmente ocurrió. Subestimaron a la Señora y a la militancia, se creyeron el verso de los ñoquis y la prebenda para terminar pensando que sin los recursos del Estado, la movilización de cualquier sector social es imposible. Creen que todos son de su condición. Los que siguen este credo gorila, piensan –contra la prueba de la realidad histórica argentina- que “muerto el perro, se acabó la rabia” y buscarán procesar y encarcelar a la exPresidenta a como de lugar. Que no se mueva, que no hable, que desaparezca del imaginario colectivo. Necesitan extirpar el kirchnerismo como versión última de un peronismo posible en vinculación directa al mejor peronismo de Perón.

Otros opositores, menos enfermos y más inteligentes, preferirían ignorar a la Señora y su movimiento y arrinconarlo a fuerza de “nuevas realidades”, que surgirían del endeudamiento y sus “bondades”. Es todo ese sanaterío sobre las potencialidades del segundo semestre de este año y sobre todo la creación de puestos de trabajo del último trimestre. Es posible que la inflación baje por un mercado interno en recesión, y también es posible –como ha ocurrido ya- la combinación de alta inflación con recesión. Dudoso pronóstico que da solamente para que parlotee el “gerente de la felicidad”, el último chanta en aparecer presentado por el presidente liberal en el decadente y ruinoso espacio cultural NK (que no sirve para nada, como todos sabemos). Lo hacen porque saben que aún y por algún tiempo, tienen público dispuesto a ser encantado con los gurúes de que lo mejor está por venir (a menos que sea K).

En esta línea de acción, la reactualización política de Cristina FK es una molestia y, aparte de no aportar nada bueno, “no le hace bien a los argentinos” tampoco, como ya dijo la sesuda vicepresidenta y algún que otro periodista amigo (de ellos). Entonces, ¿para qué esta señora (ahora con minúscula) busca tanto protagonismo? Es fácil y queda explicado en cualquier manual sobre el “populismo”… se esconde tras sus nostálgicos seguidores para trabar la acción de la justicia. Esto sería que está tan complicada en los casos de afano -sobre todo en la causa Hotesur- que necesita de algún “paraguas” para no ir presa. Así lo pregona el gran diario argentino y lo publica todos los días, religiosamente. Uno piensa que hubiera sido más sencillo obtener los fueros de un cargo, que para CFK hubiera sido muy sencillo, y se viene a refugiar en los fueros del pueblo… No cierra, como todo el simple pensamiento liberal. Será porque CFK cuanta con otra garantía, la misma que un liberal no puede concebir ni aún drogado.

Bien. ¿Y por casa cómo andamos? El peronismo tradicional (habría que ver a cuál tradición nos referimos, creo que sería mejor decir “conservador”) mira con desconfianza. Algunos piensan que la Señora no quiere al PJ, que quiere destruirlo o coparlo… y para eso estaría La Cámpora, por un decir. Es un pensamiento infantil y revanchista de una afrenta no consumada. Es cierto que no sentirse valorado resiente. Cuando vemos el despliegue en el “Patria” y esa cosa de hablar poco y escuchar mucho, uno también piensa que esa debiera haber sido la actitud de siempre. Es cierto. Lo contrario provocó enojos –sumado a algún puesto o lista perdida- y dio excusas a otros. Era innecesario, lo de fondo es que el PJ tenía que ser conducido con mano de hierro tras la trastada menemista y eso se hizo. Podría haber sido de una forma más amable y más comprensiva. En eso Néstor era un capo.

Pero la Señora es como es y, mal que le pese a algunos, es la conducción de un vasto movimiento que está en derrota pero no derrotado. Un vasto movimiento que excede al peronismo, pero que no lo superpone, ni suprime, ni nada de nada. Y Cristina es la primera en saberlo, justamente porque ella misma es uno de los mejores productos que dio el peronismo en las últimas tres décadas. No hay dirigente peronista que se le pueda comparar, ni por lejos. Y de dirigentes de otros lados, bueno pretendo que este sea un comentario serio y no empezar a cagarnos todos de risa.


Habrá que ver que significa esa propuesta de “Frente Ciudadano”, habrá que ver cómo sigue la cosa, por ahora la pelota la tienen los dirigentes que están acá, sean sindicalistas, diputados, senadores, de agrupaciones, de básicas varias. Por ahora nos estamos reorganizando luego de la pared que nos llevamos puesta en noviembre. Algunos culpan directamente a la Señora, bueno, háganlo, y después de sacarse los mocos de la nariz tendrán que recurrir a ella. Las críticas y los análisis son más macro y más micro, rara vez personalistas. Esto es un movimiento político, para la isla de Caras hay tiempo.
 
La derecha sigue allí y tiene el gobierno. Han puesto cara de culo y algunos reaccionaron como si alguien hubiera pateado un panal. Allí está el rictus que le conocemos a esa patética Libertad Lamarque actual, blonda, mediática, siempre intrigante y revoleando críticas también a lo que fue su obra, el propio Cambiemos. Porque la cámara no se la saca nadie, salvo Cristina (es la cruz que arrastra Elisa). El CEO Mayor no se inmuta, todo le chupa un huevo, total… Ni pensar que es porque no se da cuenta; nadie tan salame llega donde él llegó, pero tiene esa onda que eleva la vanalidad al rango de virtud que tanto gusta al cholulaje conurbanero (y urbano pampahumedal).


Lo que sigue es seguramente desagradable, como lo fueron estos cuatro meses de mierda. La reaparición de Cristina nos hizo notar que estamos vivos. Es muchísimo para los que sabemos que dejamos hace rato el Purgatorio y seguimos queriendo tomar el cielo por asalto.

*La primera foto es del compañerazo Carlos Brigo. La otra no se.

1 comentario:

  1. Me encantó eso de "la Señora es como es". Con sus errores y maravillas -agrego-, con su carácter y su carisma. Y se la bancó y se la banca, no como los que critican fácil desde la mesa de café. Fue una emoción volver a verla en acción, así, como es. Alicia

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