lunes, 21 de enero de 2013

EL AMIGO AMERICANO

Un nombre común. Tenía un compañero de secundaria que se apellidaba igual. Son cuestiones como la de invasión, el mestizaje, el colonialismo, la inmigración, la nación. La pasión. 

Nombre común, que después uno se entera que es compuesto y parece más importante; como lo van a ser todos los de acá, ahora que la ley dice que el apellido materno no debe perderse.
Pero la cara. Pero el uniforme. "Pero" por derecha, "pero" por izquierda. 
Golpista, ya sabía yo. Desconfiar, que no tenemos cien años se asambleas al pedo, desconfiar siempre. Y mi otro yo dice: ¿fue o no fue San Martín el que le hizo un golpe al Segundo Triunvirato? Estos milicos. 
Fuerzas especiales, entrenamiento especial. Ojoooo. 
El golpe no salió (oia, no parece milico) y el fulano va preso. Por suerte no dice “la historia me absolverá”. Se presenta a elecciones en un país desgastado de tanta democracia “pactada”. Gana.
Charlotea mucho, adjetiva mucho; floreo de esos floreos que la burocracia colonial hispana sabe bien. Es barroco para hablar pero habla fácil. Habla lindo. Mucha consigna eso si, mucho martaharnecker dios mío. Otra vez no, mirá que la segunda es como farsa.
Mira que la peor pesadilla es que venga uno a cumplir tus sueños.
¿Será? Naaa. Milico.
Populismo, eso es. Ajá, eso es. Y uno sabe que “populismo” es como el conquistador (el colonialista) designa al Cuco (ese cuco vengador de pesadillas varias, tal vez resto de conciencia, tal vez una parva de miedo). Entonces…
Golpe, ahora si. Pero se lo dan a él. Va preso, renuncia (y van…). No renuncia. Lo rescatan. La gente va y lo rescata. Los milicos se recuperan y lo terminan de rescatar. ¿Qué pasó? Algo había de un golpista al que le dan después un golpe y el pueblo lo rescata…
Bolívar. Bolivariana. Bolivar. La espada. 
No se deja tranquilos a los grandes muertos y el padre Bolívar es un muerto glorioso pero también un muerto derrotado. Blande la espada, habla de la espada, filo, contrafilo y caricia. Es raro.
Es raro. Petróleo, y mucho. Hay plata y no se va para el mismo lado de siempre. Se cae para abajo, y no es derrame. Esta vez. Organización abajo (de abajo).
Está solo por un tiempo, hablando de una América que no existía (pero que ahora si). Empezó él y notó la soledad inmensa de la isla verde, a la que tanto se le debe. 
Y vino acá. No se conocían pero planearon juntos y nuestro animal se lo llevó al Sur, pero esta vez si bien el Sur. Arreglaron, congeniaron, confabularon, diseñaron. Se puede. 
Mucho para decir. Y uno lo vió en Mar del Plata con eso de alcaalcaalcarajo. Qué suerte que es milico, así vi uno vivo que valía la pena. Habla, canta, susurra, chistea, recomienza mil veces, inagotablemente habla y llueve sin parar. 
Y acá iba a haber crisis energética (si nos dejaron el culo hecho un colador). Pero no hubo, o no fue para tanto. Vino energía amarilla, roja, azul y también dólares color bolivariano fuerte. No era viento de cola, no, pero tampoco es que fue sin ayuda. Entiendo que es muy triste para el altivo culorroto (vecinos míos todos seguramente) pensar que le debe al menos un “gracias”. Ojalá llegara a pensar todo lo que le debe (habría que encargarse que no se pueda arreglar con un “gracias” y menos con esa cara de orto que ponen ante cualquier cosa que sea sospechosa de popular).
Bien. Señores, pasaron algunos años y los de acá sabemos lo que es el dolor, el dolor tremendo de que se te vaya un indispensable antes de tiempo (sobre todo si el tiempo es esa eternidad que creemos necesitar siempre). Sabemos, algunos sabemos bien. 
A esta altura de la suaré no vamos a andar con boludeces. Ni con análisis políticos, geopolíticos, blablá blablá. Mire, la verdá es que a mi me gustaría que vuelva. Que se cure del todo (o de lo peor, de eso que mi tía pobre no nombraba por las dudas) y vuelva. Aunque no pueda gobernar. Me doy ese lujo, calculo que un venezolano no pensará tan ligeramente igual. Sabe lo que daría por tener al Otro acá, metiendo la cola cada tanto, mirando para un lado y para otro, que el viento le vuele el saco y entre todos lo despeinemos, sabe cómo querría…
Por eso, Comandante Hugo Chávez Frías, gracias. Por todo.
Pero vuelva, ¿si?.

Pasa que nosotros a los nuestros los queremos.

1 comentario:

  1. espero ansioso la primera foto sosteniendo el granma del día, solo por el placer de saber que los avinagrados van a volver a tragarse su odio. ojala que vuelva,ojalá!
    Guille

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