sábado, 20 de noviembre de 2010

...Y SOBERANA

"¡Milicias del Departamento del Norte! ¡ Valientes soldados federales, defensores denodados de la Independencia de la República y de América !

Los insignificantes restos de los salvajes traidores unitarios que han podido salvarse de la persecución de los victoriosos ejércitos de las Confederación y orientales libres, en las memorables batallas de Arroyo Grande, India Muerta y otras, que pudieron asilarse de las murallas de la desgraciada ciudad de Montevideo, vienen hoy sostenidos por los codiciosos marinos de Francia e Inglaterra, navegando las aguas del gran Paraná, sobre cuyas costas estamos para privar su navegación bajo otra bandera que no sea la nacional... ¡Vedlos, camaradas, allí los tenéis...! ¡Considerad el tamaño insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos ! Pero se engañan esos miserables. ¡Aquí no lo serán ! ... ¿No es verdad, camaradas ? ¡Vamos a probarlo!...

¡Ya no hay paz, suena ya el cañón ! ¡Ya no hay paz con la Francia ni con la Inglaterra !

¡¡Mueran los enemigos !!... ¡¡Trémole en el río Paraná y en sus costas el pabellón azul y blanco y vamos a morir todos antes que verlo bajar de donde flamea !!

Ejemplo heróico sea ésta vuestra resolución, a ejemplo del heróico y gran porteño, nuestro querido brigadier don Juan Manuel de Rosas y para llevarla contad con ver en donde sea mayor el peligro a vuestro jefe y compatriota el general"


(Lucio Mansilla)

Potencias extranjeras que intentan avasallar a una nación “inviable” para abrir canales de penetración a su economía. En ese tiempo los ríos, en estos, el mercado globalizado. Intereses de poderosos que coinciden con intereses de nativos del pequeño país y que no coinciden con los intereses del pueblo de ese país. Disidentes, opositores, aliados a los enemigos. ¿Cuál es la historia que se silencia y después perdura? ¿Cuál es la historia que se vocifera y a la larga se marchita?

Recuperar el 20 de noviembre tiene que ver con recordar que la dignidad viene de lejos, soporta mentiras y ocultamientos y prevalece. El Proyecto Nacional no es un relato único, tiene antecedentes, marchas atrás, impulsos, se templa en los malos momentos y vuelve, siempre vuelve. Tiene un sabor inolvidable. Es una inmensa alegría sentirlo.

"Nada he tenido más a pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el honor y dignidad de las repúblicas del Plata, y cuando más fuertes eran los enemigos que se presentaban a combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar ilesos aquellos queridos ídolos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo que vale esa decisión y no he hecho más que imitarlo. Todos mis esfuerzos siempre serán dirigidos a sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal que, nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda, queden enteramente salvos e incólumes."

(Juan Manuel de Rosas a San Martín).

“El sable, que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América de Sur, le será entregado al general de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarnos."

(José de San Martín – 1850)

martes, 16 de noviembre de 2010

SUERTE


Suerte. Escuché que las encuestas daban parejo a Menem y al Bull Dog y me asusté. Lo voto en primera vuelta me dije, no sea cosa que. 22,5 creo. El 25 de mayo estaba petrificado en Av de Mayo y Sáenz Peña sin saber si me movía o seguía esperando. Las motos, el auto y la ventanilla baja. Te vi y grité ¡viva el presidente! Miraste un segundo y sacaste la mano saludando. Me quedé ahí pensando "la puta, soy oficialista". Tuve otra oportunidad pero esa vez la mano agarró la mía, fue un "fuerza Néstor". Pasó de todo, ya sabemos. Más de lo que sabemos. Entré en la ESMA con mis hijos, con vos adelante abriendo los portones. No esperaba más, era suficiente pero había más. Recordaba haber sido así de felíz de muy pendejo en eso que llaman la primavera de Cámpora. Y nunca más hasta que apareciste. Es mentira que sólo importan los procesos sociales y que no hay hombres providenciales, pelotudeces. Ahora estoy acá, extrañándote. Decir que me ayudaste a recuperar la adolescencia, que le pusiste una cara a esos valores que intentabamos transmitir a los pibes, qué te puedo decir. Muchos años pensé que había que ganar tiempo, porque la dictadura, porque la democracia blanda que pudimos conseguir, porque el menemismo y la puta que lo parió, porque la chatura sanguienta de la Alianza... ahora se que el tiempo hay que usarlo. Lo estamos usando, quedate tranquilo, sirvió. Sos lo que nos merecíamos. Y también que tuvimos mucha suerte.

domingo, 7 de noviembre de 2010

PAZ, PAN Y TRABAJO

Casi el 40% de los desaparecidos eran trabajadores. Delegados de base, miembros de Comisiones Internas (Comisiones Internas completas), miembros de Consejos Directivos de sindicatos, Secretarios Generales de sindicatos.

Existen dos razones importantes para que la militancia sindical fuera la presa preferida de la Gran Represión: una, había que reconvertir el aparato industrial para ponerlo en concordancia con los nuevos aires que soplaban ya en los países centrales (es decir, había que achicarlo); otra, era imprescindible hacer bien el trabajo que no había coronado la “revolución Libertadora”, es decir, acabar con la base social que daba sustento e insoportable continuidad al peronismo.

La clase obrera estaba “guardada” desde la avanzada del ’75 para echar a López Rega y terminar con el “rodrigazo”. Atontada por el golpe, asaltada por una represión capilar y sistemática. ¿En retirada, a la defensiva? No precisamente. Así lo atestiguan las luchas de 1976 y 1977, la huelgas del SMATA, el conflicto largo de Luz y Fuerza que costara la desaparición de su Secretario General Oscar Smith. Y hay más.

En la “primavera alfonsinista” y el “progresismo del tercer partido” se hizo silencio sobre la lucha de los trabajadores contra la dictadura, siguiendo el hilo quizás de la denuncia de un “pacto militar-sindical” tan cacareado y tan “oportuno”. Era preciso que emergiera la “civilidad” y se olvidaran los mamelucos y los descamisados. Venían los ochentas…(y los noventas).

Pero el movimiento sindical tuvo una presencia inocultable y hablamos de aquel que representó claramente a las bases y no de aquellos que si pactaron y fueron cómplices. Hablamos –si de agrupamientos sindicales se trata- de la Comisión de los 25 y de la Jornada Nacional de Protesta del 27 de abril de 1979, de la reconstitución clandestina de la CGT en Cerveceros el 12 de diciembre de l980, del paro general del 22 de julio de 1981.

Entre el ’79 y el ’81 se pasó de la resistencia (u “oposición” como quieren algunos) a la ofensiva. Gran parte del Secretariado cegetista viajó por el país en una casi clandestinidad reconstituyendo Regionales, armando comisiones de reclamos al margen de las intervenciones militares. Un trabajo silencioso poco estudiado y menos difundido.

Esa actividad dio como resultado la CGT-Brasil, la cegeté de las agrupaciones sindicales (peronistas sin duda, pero también no peronistas) que tenía como sede el primer piso de una casa desvencijada de Constitución (Brasil 1482, casi esquina Sáenz Peña). Se estaban reconstruyendo con muchísima dificultad las estructuras sindicales arrasadas por la dictadura, pero hacía falta salir a la sociedad y sumar sectores.

El 7 de noviembre de 198l (hace 29 años) una multitud de trabajadores y agrupaciones políticas y sindicales (las crónicas oscilan entre 10 y 50 mil participantes) marchó desde el estadio de Vélez a la iglesia de San Cayetano en Liniers. Era la primera gran manifestación con base fundamentalmente obrera que desafiaba públicamente al gobierno militar con las banderas de los sindicatos desplegadas y cantando el “se va a acabar, se va a acabar, la dictadura militar”. Era un planteo político contundente. La protesta fue reprimida luego de que los oradores hablaran megáfono en mano.

Pedíamos “paz, pan y trabajo” y coréabamos: “la dictadura abajo”. Al frente de la columna iba Saúl Ubaldini, el secretario general de la CGT-Brasil.

sábado, 6 de noviembre de 2010

ANDATE ...


Fue una de las consignas más cantadas en la cola, en medio de una profunda tristeza que nos calaba los huesos. ¿Por qué? es la pregunta que muchos se deben haber hecho, sobre todo los que jamás hubieran estado en esa cola porque sus referentes no juntarían ese gentío ni muertos ni vivos.

En su brutal personificación del traidor, esa madrugada del "no positivo" Cobos creyó elegir el rol del antagonista. Un acto cobarde que lo proyectaba al podio de las encuestas. Al otro día actuó una huída que se transformó en el viaje iniciático de un posible nuevo liderazgo. El kirchnerismo parecía herido de muerte. Arribado a su tierra mendocina, como un San Martín de cartón a punto de cruzar los Andes, argumentó que los votos obtenidos en las elecciones presidenciales eran para la fórmula, es decir, a él también le cabían los sufragios de la Presidenta.

Se opuso a todo lo que fuera oficialista. Se opuso al proyecto K (que había ganado, sin lugar a ninguna duda, esas mismas elecciones). Por un tiempo, fue la figurita buscada para muchas fotos. Una esperanza blanca.

Y después languideció. Dos muertos lo mataron. Primero, la desaparición del último caudillo radical, llevado al mármol en vida por la Presidente que el vicepresidente desdeñaba. La muerte de Alfonsín trajo a primera división al hijo Ricardo, dejando a Cobos atrás de los que llevaban el cajón. Ricardo, ese que usa los sacos del padre (y le quedan grandes), como él mismo dijo en un sincero ataque de humildad y baja estima.

La otra gran muerte, más pesada, ya sabemos. La Presidenta le sacó al vice ingrato las ganas de fotos canallas recibiendo un féretro, no se le permitió usurpar también las honras fúnebres de alguien que se las había sabido ganar.

El resto es el afecto que no tendrá. Cada vez que la cola se hacía densa, que las horas pasaban, que los pies dolían, que la calle dolía, aparecía Cobos. Se cantaba para darse ánimo. Se denostaba no al antihéroe, sino a ese vicepresidente opositor contrahéroe. Había descendido a lo más bajo. No era solamente el repudio, la exigencia de que por una vez sea decente y renuncie. Era (es) peor, porque Cobos en esos días vehiculizó el coraje que surge del desamparo. Un miedo huérfano que se iba transformando en ánimo, de tanto reconocernos unos a otros en la sintonía del dolor.

Cuando el alma duele, no la cura un simple descanso. Y el alma duele por cosas concretas. Nadie dirá seguramente: "gracias Cobos, fuerza Cobos". Sólo los pocos sinverguenzas que sin duda esa noche festejaron (hay algunos que festejaron puertas adentro, como hacen todos los cobardes y miserables). Pero son demasiado pocos.

Néstor se convertía en Néstornauta, sobrevolaba la plaza, avenida de mayo, diagonal, seguía hasta Córdoba, se metía en la calles secundarias. Néstor desmentía los zócalos de los canales. Tenía esa vitalidad que da el amor del pueblo para los que dejan a la muerte sola y descalza. Cobos era una lástima, no una herida. Ahora es esa mancha venenosa que nadie quiere en las fotos. Los que lo festejaban, lo desconocerán.

Los peronistas -incorregibles y violentos- dejaremos que termine el mandato (eso que no honró con sus actos) y le recordaremos todos los días que tiene que irse, porque no le corresponde estar donde está usurpando nuestros votos y lo de otros tantos (que son kirchneristas y/o, simplemente, gente decente).

Eligió ser la contracara de Néstor, ser todo lo que Néstor no fue ni es. Allá él.
Mientras, seguimos coreando:

...Cobos, la puta que te parió.