jueves, 4 de marzo de 2010

LA JAURIA

Todos juntos tras la presa... Jadeando, ladrando, aullando, hiriendo árboles y caminos, arrasando matas, corriendo desenfrenados barranca abajo. La huelen, la tienen cerca. Creen que la tienen cercada. Los cazadores (los amos) desde sus caballos siguen a distancia, no tienen apuro, presienten. Creen que casi la tienen en la mira.

Dogos rubios tatuados, hienas desolá, chacales jabalizados profetizadores tostadas, perras de cejas juntas y colmillos sucios (como el traidor de su asesor), ex vicecampeones silenciosos y acomodaticios, inútiles mastines radicales llenos de rencor, viejos sabuesos ingleses de prosapia pineda, cuzquitos provinciales conservadores escondidos tras la pevé, y el viejo patriarca de todos que vuelve a la cacería después de tanto olvido. Muchos perros rabiosos que ninguna vacuna podría cambiar. Rabiosos de odio, de frustación, de ambición. Perros con los bolsillos forrados de tanto robar. Perros arrastrados y arrodillados ante los cazadores de a caballo.


A unos pasos y siguiendolos casi al trote, van los ayudantes uniformados, los que se creen ni sirvientes ni amos, bienpensantes y letrados. Participan de la cacería, pero por las miradas cómplices se pasan santo y seña de otras conspiraciones "superadoras". Dicen odiar a los cazadores, despreciar a los perros, pero van detrás, siempre van detrás.


¿Qué une a esta corte de los milagros? El deseo de la presa. Atraparla, desgarrarla, hacer de cuenta de que nunca ocurrió. De que el peronismo combativo y combatiente del proyecto nacional nunca existió. Para eso, nada es poca cosa. Respiran odio y se alimentan de odio. Porque ese peronismo sigue siendo el hecho maldito del país burgués.


Terminar con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Acabar con la experiencia que comenzó en el 2003, para finalmente restaurar los monopolios y exaltar el privilegio, aún con lo poco que se les quitó.


Usar la bronca que sembraron, ahora que tienen a mucha gente atontada. Obligar a la gente a dispararse a la cien como lo hicieron con éxito el 28 de junio.


Decir que no lo van a lograr, sería una brabuconada cargada de secreta impotencia. Sentir que confiamos en el pueblo es sabiduría. Ser uno más de ese pueblo es la única verdad. La zorra corre libre, bandadas de gorriones bravos la cuidan.


3 comentarios:

  1. iMPRESIONANTE, compañero. Le lo llevo pal bló

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  2. Muchas gracias por sus palabras compañero!
    y gracias por estar allí-junto a Las Madres en La Plaza(donde me gustaría estar pero razones de fuerza mayor impiden que lo haga)-en apoyo de nuestra querida Cristina!

    le dejo un abrazo Grande
    contándole que he copiado su maravilloso texto y lo he enviado por correo a algunos amigos que no andan por aquí.

    Buen domingo!

    Adal

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