martes, 6 de febrero de 2018

UN APORTE A LA SOCIOLOGÍA BARATA

Usté me dice con indignación, casi furia y un dejo de sorpresa, que no es posible que tanta gente no se dé cuenta lo que está pasando. Que está todo para atrás, que el gobierno miente alevosamente, que las cosas están por las nubes, que está faltando el laburo, que tal o cual empresario chico -de esos que uno puede conocer del barrio- está pensando en cerrar. Todo eso, que las tarifas aumentan, que los transportes aumentan, que la plata con animalitos no alcanza. Que la deuda externa no para de crecer... Y, de nuevo, que los fulanos no lo ven; y si uno se los dice, como que no le creen, aunque dos minutos después se quejen de lo mismo. Y usté ve el país que quiere yéndose, paulatinamente, a  la mierda.

En ese curso de conversa, comienzan a aparecer los argumentos sociológicos dentrecasa. Uno, conque la gente es medio pelotuda, los  cabeza de termo; y más de uno lo votó porque era de Boca y porque siendo de guita, para qué va a robar... Otro, como el caso de mi buen amigo Edelmiro F, directamente se lo explica porque son unos hijos de puta malagradecidos. Sencillo, contundente, no admite réplica (y si usté lo viera como se pone).

La verdad es que no asombra el fenómeno, vea... ¿Cómo piensa que se van a dar cuenta ahora que están mal, si antes ni se enteraron que estaban bien?

Se quedaron con lo del PBI y medio afanado por los K... Si rebusca por la red, saca que un Producto Bruto Interno argentino del 2015 (último año de los chorros), es decir de todo lo producido por todos los argentinos en un año vienen a ser 584,7 miles de millones de dólares. Un PBI y medio son 877,05 miles de millones de dólares (excede la imaginación pensarlo en billetes). Eso dijo  el descerebrado de Fariña, y también el salame que lo repitió y votó en consecuencia totalmente indignado. Vea que llevarse de las arcas del Estado semejante suma se nota y mucho, no hay forma de taparlo. Que, además, de afuera nos monitorean y no dejan pasar una de esas. Y que, por otra parte, ese gobierno (el de Cristina FK) no hubiera podido hacer absolutamente nada por años, ni pagar sueldos, ni mierda porque se habrían llevado todo lo producido por el país y más. Hay que ser nabo, pero nabo nabo y nabo.

Se quedaron con la bronca de los subsidios, que los beneficiaron ampliamente, pero... les encanta pagar y mejor si es pagar de más. Una cosa es darle plata a un empresario -que no va a repartir- y otra dársela a un gobierno populista que la va a repartir. Todos los gobiernos redistribuyen el ingreso, sólo hay que tener la viveza de saber para qué lado quieren hacerlo. Ahora, si subsidiar pobreza para achicar la brecha de la marginación social a uno le parece un gasto innecesario, bueno, me gustaría saber en qué colegio le enseñaron a ser una mierda. Fíjese en los que ven un tetra, un fasito, un protodelincuente, y no ven nunca la pala, la changa, la caminata o la bici, los viajes a la madrugada para llegar, las millones de formas que tiene un guiso. Desconfíe de gente que ve chiquito.

Se hartaron de que les hablaran de la igualdad, suena mejor el cuentito de la libertad. Y uno no cree en ninguna de las dos, porque solas son palabras que vuelan como diarios viejos en un potrero. Pero ahí estaban, poniendo cara de Sarmiento.

No vieron, no quisieron ver, trataron por todos los medios de no enterarse de las compus y los subsidios para que los pibes no dejen de estudiar, les chupó un huevo las universidades del conurbano, las comunicaciones pasadas por el Arsat, ese satélite argentino. Y qué podría importar tampoco lo de latinoamérica, cosas incomprensibles como Unasur, bloques emergentes y negocios de alto vuelo con los ex malvados, China y Rusia. Chino básico.

La plata les alcanzaba, a la mayoría y no a todos. A esos que no les alcanzaba, los alcanzaba algún programa. Muchísimos ahorraron, muchísimos viajaron afuera (habían visto un pasaporte solamente en una película), muchos que ya la pasaban bien, la pasaron mucho mejor. Un diario, canales, boludos, les dijeron que todo eso era pasarlo realmente mal. Imposible, pero acá ocurrió así que es verdad. Cambiemos.

Un aparte: la derecha siempre fue una porquería, la factura grosa hay que pasársela sin falta algún día también a esa manga de soretes que se esconden tras el escudo radical.

En fin, y aquí estamos. El país que tanto quisimos y que tanto esfuerzo costó levantar, va arrastrado por la calle y lo mean todos los días. Los pueblos suelen tener los procesos que quieren tener, digo.

Por eso -y mientras uno toma aire- le repito casi con fastidio: ¿cómo piensa usté que se van a dar cuenta ahora que están mal, si antes no se dieron cuenta de que estaban bien?



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