sábado, 17 de febrero de 2018

Moyano or not Moyano (EN DEFENSA PROPIA)

Una marcha para salvar a Moyano... y podría ser. En un país de individuos rejuntados que forman una sociedad sin darse cuenta, sólo interesan las acciones individuales. Así piensa el que recela de todo, desconfía de todo y se asusta con todo. Camioneros hace una marcha contra el ajuste, el techo para las paritarias, los despidos... ¿Pasan estas cosas o no pasan?

Moyano convence a una parte del movimiento obrero para que lo salve de la justicia haciendo una marcha contra el gobierno. Bueno, aparecen más datos. El movimiento obrero estaría compuesto por un montón de moyanos con cosas para ocultar. Pero no todo el movimiento obrero... fijáte en los dirigentes que quieren seguir dándole cuerda a las políticas del gobierno, como la reforma previsional, la laboral. Darle más tiempo de aguante, porque el tiempo que tiene vence en el 2019, según dijeron los votos. Resulta que Moyano también le dio parte de ese tiempo de aguante. ¿Enloqueció de golpe porque hay causas en la justicia que lo involucran? ¿O son los famosos tiempos sindicales para el tire y afloje que no dan para más?

Moyano tiene una trayectoria que tuvo momentos buenos desde aquel Movimiento de los Trabajadores Argentinos plantándosele al peronismo de Menem que saqueó el país. Fue el que le revoleó la Banelco a la Alianza y se vieron los trapos sucios de los que venían a purificar la política. También le puso (no lo hizo solo) plazas extraordinarias a Néstor y también a Cristina, pero a favor. Y un día se reviró. El movimiento obrero mayoritariamente no le hizo de coro en esa oportunidad. Como sabés se partió, porque muchos dirigentes y dirigidos tenían muchísimos motivos para bancar el peronismo nacional y popular de la famosa "década ganada".

Y ahí vamos. El movimiento obrero es un conjunto gigantesco de dirigentes y bases, sindicalizados y no, que acuerdan con sus dirigentes a veces y a veces no. Y lo dicen, en el lugar que corresponde y cuando no los escuchan, también en la calle.
El secretario general de los bancarios, Palazzo, dijo que la marcha del 21 de febrero es en defensa propia, no en defensa de Moyano. Y tiene razón. Porque a esta altura de las cosas, es difícil ignorar que el proyecto político liberal viene por el trabajo argentino. Un mundo sin sindicatos, sin paritarias, sin reclamos, que se base solamente en la iniciativa privada y el esfuerzo individual; son las premisas que manejan los que privilegian el "mérito" sobre los derechos.

Un aparte (como siempre): cuando despuntaba el movimiento obrero y se iba consolidando, allá por los principios del siglo XX, las patronales ante lo inevitable de tener que negociar con trabajadores organizados en sindicatos, lo hacían muchas veces a escondidas de las corporaciones que los agrupaban, pero siempre, a la hora de acordar había una cláusula que se negaban a firmar. Era la que reconocía al sindicato como representante legítimo de los trabajadores inmersos en el conflicto que se pretendía solucionar. Eso no lo quisieron nunca, pero lo tuvieron que hacer aún antes de que los laburantes corearan la marchita.

Ahora tampoco lo quieren. Saben de sobra que la organización obrera (lo que equivale a decir de todos los trabajadores) es la única defensa frente al Capital. O sea frente a ellos. Y mirá que el movimiento obrero tuvo de todo, buenos y horribles dirigentes, heroicos, mártires, y también atorrantes y traidores. La prensa seria siempre se fijó en eso, es decir en los atorrantes y los traidores.

En los peores momentos -de esos que tuvimos demasiado- a la larga, siempre les fue mejor a los que estaban organizados. Por eso es que siempre se trató de romper la unidad, de meter cizaña en las organizaciones sindicales. Cosa de patrones.

Sobran motivos hoy para hacer que la marcha famosa sea multitudinaria. El ataque a los derechos laborales y otros derechos sociales es enorme, como nunca en democracia. Porque todo alguna vez ocurre, y esta vez, las patronales que son Gobierno ven claramente que pueden avanzar sobre esa parte de la riqueza generada por todos y que se llegó a repartir en mitades. Una mitad para los que trabajan, y toda esa parentela de excluidos que arrastramos desde que el neoliberalismo fue ganando la batalla cultural (porque la guita ya la tenían).

Muchos de nosotros marchamos con la CGT de Moyano, para reclamar y también para festejar. Muchos criticamos a Moyano por sus posiciones políticas, cuando sentimos que no acompañaban al movimiento nacional. Son las cosas que pasan cuando el famoso movimiento obrero organizado piensa que tiene algo que decir sobre la política, aparte de defender los intereses profesionales de cada gremio. Debe ser por esa costumbre que consagró el peronismo.

Cuando se lucha, cuando se marcha, cuando se hace un paro, lo bueno es que seamos muchos y que se note la unidad que se logra en esos momentos. Porque la unidad no es un bien establecido, va y viene. Como los dirigentes. No habría que darle más vueltas a este asunto de si Moyano y blablablá, pero hay que hacerlo porque es por ese hueco que se meten los que desean un mundo sin derechos para los que trabajan.

Los dueños de todo no nos van a decir con qué dirigentes vamos a marchar. Eso siempre ha sido cosa nuestra.

Nos vemos el 21.

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