Indio malo por mis ojos blancos
señor gaucho, compadre de mis hermanos
soy el señor de las Manzanas que vuelve.
Y la tierra era algo más que tu desierto.
No somos lo que debes perseguir
-para esclavo de tus clavos ya tienen a Jesucristo-
de nuestra sangre solo sale sangre.
Señor:
el ganado tuyo es el nuestro
nuestras las plumas y las mantas.
Viajaré hasta Buenos Ayres en el ferrocarril
O por el mar que es otro país
Y no vas a recibirme.
Yo voy a perderme entre tu gente...
Indio malo por los únicos ojos que van a verlos
la pampa es el mar en el que navegan tus huesos,
perdido e invisible.
Tus chinas
mis sirvientas
Tus mozos
mis peones.
Tu galope de malón en mis museos
ya verás, varón.
Señor gaucho:
Manzaneros somos y venimos aquí
a jurar por la República Argentina
como ciudadanos de antes,
tengo una mesa para tus oficiales,
para los colonos y los de la ciudad.
Tengo una mesa sin servir porque no tengo
qué ponerle arriba.
Setecientas lanzas traigo
y me siguen dos mil quinientos más.
Respeto traigo
derrota callo;
mi mano está tendida
¿dónde está la tuya?
Me das una tierra,
tengo aún la mía en algún lugar
¿qué vamos a hacer bajo el cielo
aún con la ley
cuando dejes de buscarme?
Ya he venido.
Se acabó la guerra
temo que no sobreviviremos a la paz.
Tengo el honor de noticiarle a ud que esta tierra
ha sido redimida
y que los parciales que aún rondan
vagan sin sus caciques y capitanejos
bandidaje pronto a ser capturado
por el bien de la República.
Señor gaucho
Jefe del país de las Manzanas
yo me he entregado.
¿Porque nunca vas a entregarte?
Volarás y no llegarán a esa Europa
Señores,
aquí están las remington y las lanzas
el alcohol, los uniformes y los documentos de identidad
las planillas con los nombres que nos han puesto.
Mi lanza colgada en una pared
para que la vean todos los turistas
y las artesanías
para que las compren todos los turistas argentinos que vendrán.
Estoy perdido entre tu gente…
Son ellos los que malonean ahora
¿no vas a hacer nada?
No voy a bajar del bronce
que los hermanos me han hecho en su corazón,
No voy a ayudarte.
Miro la pampa y el mar
miro adentro mio
y te veo.
Dios volverá huinca,
Dios que es blanco te mirará mal.
Habrá un lugar en mi toldería
para llorar
y redimir juntos esta tierra.
De otra manera.
Sayhueque se presentó en el fuerte Junín de los Andes junto a 700 indios de lanza y 2500 de chusma el 1ª de enero de 1885. Fue el último cacique pampa en rendirse en ese episodio de la barbarie argentina conocido como la “Conquista del Desierto”.
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