miércoles, 30 de junio de 2010

QUERIDOS VIEJOS

Le duele el juanete. Lo dice mientras lo lava con agua de alivour en una palangana. Cosas de ponerse vieja, podría pensar ahora pero mi tía María no está viva ahora. Estaba viva en los sesentas cuando me pasaba el fin de semana en la casa italiana que había construído el tío Miguel, que para eso era albañil o maestro mayor de obras o tano incrédulo porque no se sabía en qué región y en qué país lo había dejado la guerra del 14. Son los viejos. Esos que no hablaban de política ni de religión porque se armaba la podrída y todos se terminaban tirando con migas de pan y a veces soda. Los domingos eran así. Mucho ruido, mucha familia enrraviolada con menudos de pollo. Y el pollo pobrecito venía del gallinero que estaba al costado de la casa. Muchos domingos de abuelas y de tíos que han pasado a la historia como el país que ha pasado a la historia. La tía María que te dice "piojoso" con un cariño incomprensible hoy en día. Si le contara del tuiter y del feisbuc, si les contara todo el océano que cruzamos para llegar acá, justo en el lugar en el que ellos vivían su domingo en pijama... Estamos viejos los chicos de esas casas, y si, estamos algo más viejos. Y todos esos mayores que no nos vieron. Qué decirles hoy a esta hora de la noche en que no se por qué me vienen todos y miran lo que escribo sin entender qué carajo estoy haciendo en vez de ir a dormir que mañana hay que ir al trabajo. Es el blog tía que hace mucho que no escribo nada, porque a veces no se me ocurre nada como cuando me hacían dormir la siesta de prepo y me la pasaba pensando con los ojos abiertos. Queridos viejos, les quiero decir algo, ¿saben? el país se construye como ustedes decían pero es más complicado. Qué les voy a contar de heridas si ustedes se despertaban sin saber si todavía estaban en el conventillo, sin saber si esa sábana planchada les era propia. Eran las épocas del ascenso social y la familia sabía un rato largo de eso. No pudieron enseñarme porque yo ya estaba allí en el escalón que me dejaron y sin la historia de lo que había costado. Por eso uno puede ser hoy el "marquesito" mimado, el del postre hecho en casa con huevos del gallinero (otra vez). Bien vale esto aunque no se entienda para reconocer todo el laburo acumulado en cada pensamiento que uno tiene y se cree que es propio. Cada idea llevada en andas por todos los días desde la cinco de la mañana en la obra, en la cocina, en el planchado, en el banco, en la feria, en el corretaje. Mucho laburo acumulado. Uno es el producto de todo eso, el producto de un país silencioso que saluda por la calle a los vecinos, que saca la silla a la vereda y ve pasar a los conocidos. Que se la pasa a la noche viendo los fúnebres para ver si se murió un conocido y mandar el pésame. ¿Saben? parece que no tengo nada que ver con estas historias y sin embargo, a medida que me voy volviendo cada vez más grande, me vuelven y me dan vueltas. Todos ustedes. Los quiero tanto como al futuro que no se qué mierda es y si va a venir algún día. Todos ustedes en medio de este departamente cuando me junto con mis hijos los domingos a comer y ver series y hablar de la vida mientras suena siempre de fondo la acústica que no se tocar pero Emiliano si. Diferentes domingos. Diferente país y el mismo. Quiero un puente entre todos, para volver a verlos y que vengan a visitarnos, que tanta falta nos hace. Porque no se puede soñar sin mística, porque no se puede creer sin tenerlos de cerca. Así es el país que necesito, el que ustedes deletreaban y en el que yo me comía los ravioles con estofado. El que tenía los mismos enemigos pero más crecidos. Como crecí yo y tantos, con la diferencia que a mí me criaron ustedes, viejos queridos.

2 comentarios:

  1. Sencillamente maravilloso, querido mío...

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  2. Sí, a veces duele. Ayer pensé en un momento cuánto en mi caso los extraño; los 25 años que me quedaron sin poder contarles. Y ahora nos cuentan a nosotros. Ya soy el abuelo Ricky. Y está bien también. Y es cierto, tuve la suerte de que la Cristi me aportara buenos sucedáneos con Ana, Dante y las tías. Está bien.

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