viernes, 25 de septiembre de 2015

CABEMOS TODOS

“(…)‘un proyecto de inclusión no excluye a ningún sector social’ y ‘no es una inclusión selectiva que solamente incluye a los más vulnerables o a los que menos tienen’ sin que, al brindarle nuevas posibilidades a estos, ‘necesariamente tiene que incluir a todos los demás, que son los que proveen los bienes sociales, culturales, materiales y los intangibles para que esos sectores vulnerables puedan ascender’.”

La Presidenta lo dijo en medio de un discurso en el que habló entre otras cosas del rol del Estado, en ocasión de su pasada visita a Misiones*. Peronismo explícito se podría decir. Y también se podrían hacer un sinnúmero de observaciones sobre la relación entre el capitalismo, la sociedad dividida en clases y las consiguientes diferencias sociales.

Para una mirada desprevenida (y a la izquierda) sería la reafirmación de una creencia ingenua (cuando no cínica) en la posibilidad de un capitalismo con rostro humano, solidario y que contemple la función social del capital (ideas que, tanto la Iglesia Católica como el Peronismo han sostenido históricamente). Y desde ya, para los poseedores de tal mirada ideológica, sería sostener un imposible. ¿Por qué imposible? Sencillamente porque el sistema capitalista busca la obtención de ganancias sobre toda otra consideración, y se basa en la explotación social para obtenerla.

Para comprender esto es necesario salir de la moralina que conllevan los términos y tomar prestado un cacho de marxismo (upa). Explotación económica -dejamos de lado lo de la “enajenación” porque nos llevaría a un interesante debate sobre la cultura y a otro lado- que se vincula con la obtención de plusvalor, esa cosa que no le pagan a usté por la producción total de un día. Ese laburante que trabaja ocho horas, ponéle, y en la mitad del tiempo produce como para pagarse el salario (en el actual nivel tecnológico pueden ser minutos o segundos). El resto de valor producido engrosa, groso modo, las arcas del capitalista. Este reinvierte una parte (es importante cuánto, pero no viene al caso) y eso se transforma en capital. Y así. Entonces, a menos que el trompa reparta al final del día toda la ganancia entre sus trabajadores, el fulano se apropia privadamente de un valor creado socialmente. Palabra más, palabra menos: es el capitalismo. Y de allí salen las contradicciones, la base material de las contradicciones y blablablablá.

¿Cómo puede ser solidario un sistema que se basa en estos principios? Sencillamente no puede, y más aún, no debe. Acá lo que se está diciendo es que, de la enorme montaña de riqueza que genera el trabajo de la sociedad, una parte debe descender de la pirámide y no en forma de derrame por goteo. He allí la “función social del capital”; debe servir al bien común representado por los intereses de toda la sociedad y no sólo de su vértice más poderoso.

¿Acuerdo con esto? No se y no lo voy a saber nunca, ya que no importa en lo más mínimo. Y he aquí el problema de la mirada a la izquierda. Esto importa para una discusión académica o para tener conceptos claros y no irse al carajo, pero no importa para operar sobre la realidad o no importa como un absoluto.

La enorme vitalidad del peronismo abreva en la fuente de la vida. El peronismo está pegado a la vida. ¿Qué dice el párrafo de la Presidenta? Habla del ascenso social, de una sociedad que incluya a todos, a todos aquí y ahora, tal cual son, en la situación en la que están. Pero con una especial preocupación que es todo un sello del peronismo: no importa tanto que los ricos sean ricos, importa más que los pobres dejen de ser pobres. Que no sean excluídos por las reglas de la economía, por las barreras culturales, por el no acceso a los bienes de la educación y la necesidad de la salud. Por eso lo de “justicialismo”.

De todos los “ismos” a mi me gusta el Justicialismo, porque con Justicia podemos con lo demás. Garantizamos equidad (la igualdad es una conquista siempre en progreso) y pensamos un Estado (uno posible ahora, en el sistema capitalista de la Argentina) que de un necesario andamiaje a la protección social y sea un poderoso agente de la economía (y no solamente el árbitro).

Los de abajo (que no son sólo los pobres) lo necesitan justamente para subir. De eso se trata, de subir. El peronismo planteó como nadie el tema de la movilidad social; lo planteó y lo hizo. Es curioso, siendo que nuestro movimiento ha sido históricamente el mayor creador de sectores medios (digamos “clase media”, aunque no sea una clase social propiamente dicha) con el tiempo es con estos fulanos ascendidos que termina teniendo problemas políticos (que se transforman en ideológicos). El por qué son los sectores medios fácilmente captables por la propaganda de la derecha es un tema que ni empezamos a discutir acá, además de faltarnos para hacerlo algún tramo de biblioteca. Lo señalo, no más.

Pero volviendo, el peronismo tiene en su adn la reparación y promoción social, la movilidad necesaria por una cuestión de justicia. Eso es lo que le sirve al pueblo argentino y debe ser por eso -o en gran parte por eso- que obstinadamente y pese a todo las mayorías siguen apoyando y siendo parte de este movimiento político.

Hay otras razones sin duda, y la historia misma del peronismo ilustra de sobra. Ocurre que en momentos en que se avecina una elección nacional importante, estas cuestiones son relevantes y hay que decirlas, porque no da lo mismo todo y no por nada que se habla siempre de nosotros.

No fue magia, en tal caso, fue y es Peronismo.


* “Los que quieren ajustar no pasaron hambre”, Página 12 del 24-09-2015, pág. 5


viernes, 18 de septiembre de 2015

EN BUSCA DEL GOLPE PERDIDO



“La oposición política ha iniciado una campaña agresiva destinada a deslegitimar la victoria electoral del Frente para la Victoria y principalmente en los distritos electorales en donde la diferencia electoral ha sido contundente con el objetivo de afectar la confianza de la ciudadanía y la credibilidad del sistema democrático.”

Así comienza la declaración del Partido Justicialista* de hace unos días. Esto que allí se dice es producto de una larga historia…

Se había perfilado ya con la marcha de Blumberg; las velas pidiendo Seguridad en una verdadera marea capitalina enfrente del Congreso. Eran los primeros tiempos de Néstor, de una paciente construcción de legitimidad –impúdicamente negada por una segunda vuelta que no fue- de una debilidad de la figura presidencial en el país del presidencialismo. Fue la primera pompa de jabón que flotaba en el aíre con visos de tragedia en varias marchas, hasta que se fueron desinflando. Porque parece que los “portadores de la conciencia cívica” no suelen perseverar en sus acciones políticas, sobre todo si se trata de ganar la calle.

Uno podría decir que un punto de inflexión el conflicto con “el campo”. Partamos de ahí, cuando una fiebre ruralista atacó a muchísimos ciudadanos urbanos cuya mayor cercanía con la tierra y su producción eran un par de macetas medio olvidadas en el balcón de 2x1. Así las cosas vimos plazas con gente de gesto airado, chacareros flanqueados por Señoras Bien (oligarcas barriales del subdesarrollo), partiditos de izquierda haciendo de guardia de corps de dirigentes de la nueva aristocracia sojera de la Mesa de Enlace. Aparecieron los primeros “andate yegua” y vúlgatas por el estilo. Hasta uno tuvo los disgustos caseros de enfrentarse con parientes y amigos (algún progre que apareció con un cartelito de “estamos con el campo” en el parabrisas del auto) y quedar reducido a la nada, al escarnio. Todo se volvía negro en aquellos días. Carta Abierta –haciendo sus primeras letras de combate- inventó el concepto “destituyente” que pegaba bien donde tenía que pegar, pese a su liviandad.

Después vinieron en paralelo varios casos… 

Moreno en el ojo de la tormenta siempre, por su particular estilo que vieron como “autoritario” (eufemismo que va por “fascista” y que a su vez va por el eufemismo de fondo por el bárbaro concepto de “peronista”, a la usanza de la Unión Democrática), perdiendo de vista de qué manera ese Funcionario les(nos) cuidó los bolsillos durante años, amén de establecer reglas en el país de “hagamos cualquiera”. 

Boudou, claro, Boudou el culpable de todas las iniquidades: tráfico de influencias, “aprete” a honestos empresarios, apropiación de una empresa dedicada a la fabricación de dinero. Condenado desde el primer momento, aún cuando la Justicia no terminó el asunto (pero claro, eso no importa un carajo). 

De Vido, otro condenado al que han dejado un poco ahora pero que fue una de las primeras obsesiones de la Fiscal de la República Carrió. De Vido, que según amigos había comprado hasta una pizzería en Miramar para lavar dinero (porque lo decían los que saben todo y no se veía que fuera mucha gente al comercio). 

Todos grandes chorros, continuadores, pero que digo continuadores, superadores por varios cuerpos del gobierno del Innombrable. Porque hay pelotudos que no pueden decir “Menem” (¿son más opositores por eso? y disculpe compañero si no puede nombrarlo, entienda que no pensaba en usté). Es decir que el remate y afano de las empresas del Estado, la entrega del país al imperialismo yanqui y la más tremenda traición al peronismo de Perón, son tres boludeces al lado de los que hizo el kirchnerismo. Entiendo.

Con la “inseguridad” medio que la cortaron porque, o hay más seguridad y/o no garpa mediaticamente como antes. Entonces… ¡se sublevó la Policía! Porque hay que ver lo que ganaban, ellos que exponen su vida. Fiebre de rebeliones de policías provinciales para fin de año, lindo, dejando ciudades sin protección y a merced del chorraje que previamente los mismos promotores convocaban. Hermoso. Fue el quilombo máximo porque me olvidé de los fines de año en el que todos los pobres tenían un hambre inusitado y trataban de saquear supermercados. Algo así como reactualizar el 2001 (para provocar el helicóptero) aunque lo afanado, perdón, saqueado fueran artículos de primera necesidad como LCD de 32 pulgadas en adelante, cajas de whisky, computadoras y así. 

Renglones aparte merecen los “cacerolazos” cuando se cortó la compra indiscriminada de dólares o cuándo detuvieron la rerre que la Presidenta jamás pidió ni quiso (y pensar que algunos idiotas útiles de este lado aún lo creen). Aún el ucedeísta Massa reclama el liderazgo de la lucha que dio como resultado que no hubiera reforma de la Constitución, que no podía haber y nadie intentó hacer. Cacerolazos de gesto airado una vez más, de ignoradas sirvientas del poder (es genérico humano, no femenino porque la boludéz no distingue hombres de mujeres), de desagradecidos y contrariados, y algunos bienintencionados arrastrados por la marejada mientras le pasaban al lado los gurkas de Biondini y la Pando.

Este año, el último de la saga (al menos de esta que tuvo 3 temporadas de gran éxito) comenzó con la denuncia escandalosa del fiscal Nisman, esa que afirmaba sin ningún fundamento que la Presidenta y algunos de sus ministros habían armado una conjura para sacar a Irán del caso AMIA. Y como todos sabemos, acto seguido Nisman apareció muerto en el baño de su dpto. de Puerto Madero. Gran conmoción, claro si lo había matado la Presidenta. Y nuevamente los iracundos en la calle, esta vez de paraguas porque les llovió tremendamente, siguiendo a unos fiscales de dudosa honestidad y antecedentes. ¡Pero qué importa!, si todo aquel que se oponga a la dictadura K es automáticamente un santo, un cruzado de la libertad y la República. Aunque en verdad sea cualquier cosa.

Hay más, uno no puede acordarse de todo, tenerlo todo presente. Están las corridas cambiarias, el dólar blue, las mil y un truchadas financieras… Creo que nunca, salvo quizás el gobierno de Perón, nunca un gobierno fue tan denostado, insultado, maltratado, acosado, golpeado, operado como éste. Pero lo insólito, salvo el gobierno de Perón, es que ningún otro se defendió tan abierta y claramente, no retrocedió, no cedió, no se bajó los lienzos, y fue resueltamente para adelante subiendo la apuesta ante cada arremetida.

Ahora es el fraude. Parece que las elecciones argentinas siempre fueron fraudulentas, y la mejor prueba es que nunca ganó por derecha la derecha. Le tocó actuar al Grupo de Tareas de la Sala I en lo Contencioso Administrativo de Tucumán anulando unas elecciones que podrían ser cuestionadas por temas que no hacen al resultado ni lo desvirtúan. Pero claro, qué importa. Habrá fraude en Chaco, hubo fraude con cualquier método de votación utilizado si el ganador es el gobierno (el Frente para la Victoria). Y habrá fraude el 25 de octubre en el caso de que los 10 puntos que saque nuestro candidato Scioli por encima del conservadorliberal Macri sean 10 y no 15. Forzar una segunda vuelta de todos contra los corruptos, que somos nosotros, que sos vos que estás leyendo esto, que es el pueblo peronista y el pueblo que aún no siéndolo banca absolutamente este proyecto nacional, popular y democrático.

Vuelvo al documento del Partido Justicialista, prestá atención:

(…) “No cabe la menor duda de que su fin último es intentar una suerte de voto calificado o que la gente no vote, porque esa es la única manera en donde pueden evitar una derrota electoral. Gran parte del arco opositor adhiere a políticas neoliberales que destruyeron los cimientos del país y durante nuestro triste pasado de dictaduras militares alimentaron con cuadros políticos los gobiernos autoritarios.”

“Son los mismos que se llenan la boca hablando de democracia, de república, de calidad institucional pero cuando les toca gobernar reprimen al pueblo, cercenan sus derechos, reducen sus salarios y condenan al pueblo a la frustración y desesperanza.”

 (…) “…los partidos políticos, organizaciones sociales y movimientos sociales que formamos parte del Frente para la Victoria repudiamos las maniobras de la oposición tendientes a desacreditar los resultados electorales que constituye el preludio de un golpe de estado si no son favorecidos por el voto popular.”

(…) “Estaríamos retrocediendo a las etapas más oscuras de nuestra historia, a las que estamos seguros, la inmensa mayoría de los argentinos no quiere ni va a volver.”

No quiere ni va a volver. No quiere ni va a volver. Queremos una Patria Justa, Libre y Soberana. Y la vamos a apoyar con las mayorías en votos, en la calle, siempre. Porque a nosotros nos sacan solamente por las urnas o a los tiros. 

 
* Documento del Consejo Nacional Federal del Partido Justicialista; solicitada en Página 12, 14-09-2015, pág. 11.



miércoles, 2 de septiembre de 2015

...LO QUE ES DEL PUEBLO.



Entre tanto bombardeo politiquero y mediatiquero tratando de demostrar que los votos que ganan elecciones no son válidos si apoyan al oficialismo, me parece que estaría bueno reparar en algunas cosas que ocurren cuando existe un Gobierno que trabaja en favor del pueblo y la soberanía económica. Por ejemplo (y vaya qué ejemplo), el proyecto de ley para proteger el patrimonio del Estado que se discute en el Parlamento.

Vamos a los datos entonces…
Se trata de “…un proyecto de ley para crear la Agencia Nacional de Participaciones Estatales en Empresas (ANPE) y buscará asegurar que la Anses sólo pueda vender las acciones que posee en empresas privadas a través de una mayoría parlamentaria especial.”1 

Lo explicó largamente la Presidenta, en una de esas extensas cadenas nacionales que muchos no soportan ni escuchan, y se pierden saber de primera mano de qué manera se defienden sus intereses: “Para que nadie más pueda disponer alegremente del patrimonio de los argentinos. Esta es plata de todos que había sido prestada en su momento sin intervención de nadie. Ahora no es que no queremos que se venda. Que se venda, pero con discusión en el Parlamento, donde están representadas todas las fuerzas políticas…”2

De yapa, va un motivo más: “Eso le permite al Gobierno tener representantes con derecho a voto en los directorios, con incidencia sobre las decisiones corporativas y, tal vez más importante, acceso privilegiado a información de las firmas.”3

¿De qué se trata esto de “blindar” el patrimonio del Estado? ¿De dónde sale ese Patrimonio? “…consiste en que la venta de las acciones de distintas empresas que posee la Anses sólo podrá ejecutarse previa discusión en el Parlamento y aprobación de las dos terceras partes de los legisladores.” (…) “El Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) se conformó a partir de la cartera de activos, principalmente bonos y acciones, que tenían las AFJP. Eran préstamos al Estado nacional y a las empresas privadas que las administradoras del sistema de pensiones otorgaban con el dinero de la capitalización individual aportado mensualmente por los trabajadores activos.” (…)  “Con la nacionalización del sistema previsional el flujo de ingresos de la seguridad social compuesto por los aportes y contribuciones, junto al stock de activos, pasó al Estado. Este último se convirtió en el FGS.”4

Le paso sólo algunos datos de la participación estatal en empresas privadas como para tener una idea: Banco Macro (31%); San Miguel (26,96%); Gas Natural BAN (26,63%); Edenor (26,81%); Distribuidora de Gas Cuyana (26,12%); Siderar (26,03%); Telecom Argentina (24,99%); Transportadora de Gas del Sur (23,11%); Grupo Financiero Galicia (20,32%); Molinos Río de la Plata (20,04%); Transener (19,57%); Solvay Indupa (16,71%); Banco Patagonia (15,29%); Petrobras Energía (11,85%); Petrobras Argentina (11,85%); Aluar Aluminio Argentino (9,35%); Grupo Clarín (9%); Metrovías (8,55%); Metrogas (8,13%); BBVA Banco Francés (7,90%); Quickfood (5,27%); Banco Hipotecario (4,94%); IRSA (4,48%); Inversora Eléctrica (2,09%); Central Puerto (1,75%); Alto Palermo (1,38%); Transportadora de Gas del Norte (0,73%); Ledesma (0,36%); Alpargatas (0,01%); y siguen las firmas.

¿Para qué usa este Fondo el Gobierno? “Con el flujo de ingresos, junto a recursos de la recaudación tributaria, se pagan las jubilaciones, la Asignación Universal y el Progresar, mientras que el stock constituye un ‘reaseguro’ para el sistema.”5

El Anses, que algunos tratan de hacernos creer es el “dinero de los jubilados”, es mucho más que eso. En este Gobierno (y por este Gobierno), se transformó en la base de la Seguridad Social. No sé si se acuerda (usté compañero, seguro) pero todo el asunto viene de aquella genial idea de privatizar el sistema jubilatorio que dio como resultado que el Estado tuviera que garantizar una jubilación mínima porque los privados jugaban a la timba financiera o a la libertad del mercado, que viene a ser lo mismo. Cosas de los noventas… Viene al caso y es de estricta justicia recordar también que fue un señor llamado Amado Boudou el que le fue con la idea de recuperar estos fondos a Néstor Kirchner y a la compañera Cristina, que ya era Presidenta. Así fue que la Anses maneja esos dineros y el Estado participa en muchas empresas. 

Bueno, motivo por demás para que muchos empresarios sepan muy bien por qué no les gusta el modelo. A veces decimos empresarios, pero algunos no pasan de ser asaltantes que vivieron del Estado en virtud de esa máxima extraordinaria que postula “ganancias privadas, pérdidas públicas”.
El macrismo, expresión preclara de esos sectores, no tuvo vergüenza (jamás la tiene) de proponer la subasta en el mercado mundial de este Patrimonio público, en caso –Dios no lo permita- de acceder al gobierno. Imagínese, ejecutivos gringos sentándose en el directorio de todas esas empresas en los lugares que hoy ocupa el Estado. Son expertos en globalización o globología, el clásico festejo farandulario de este renovado y viejo partido conservador. 

Ocurre que medidas como ésta molestan y molestan mucho: el Estado sentado en las reuniones de directorio, como un accionista más; el Estado accediendo a información privilegiada de cómo se manejan esas empresas; el Estado distribuyendo con el beneficio que le otorga su participación accionaria. Y el Estado, como dicen en la escuela, somos todos. 

El proyecto de ley tiene dictamen de la Comisión correspondiente en el Senado, que se obtuvo sin la concurrencia de la oposición (vaya a saber esta vez por qué no asistieron) y por las mayorías que otorgó el voto popular. Será ley, esperemos, antes de las elecciones de octubre, porque acá se sigue gobernando hasta el último minuto del último día de mandato.

Para decirlo con toda claridad: “Uno de los puntos centrales del proyecto es la declaración de ‘interés público’ de las acciones que el Estado obtuvo como producto de la recuperación de los fondos jubilatorios, en 2008. Al momento de su estatización, las AFJP, creadas por el menemismo en 1993, tenían entre sus carteras acciones de 44 empresas. Por ese motivo, la Anses, a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, heredó el manejo de esos activos, hoy valuados en 63 mil millones de pesos. Actualmente el Estado posee representantes en el directorio de 27 de esas compañías.”6

Y si, jode. Pero no a nosotros, los fulanos de a pie. Le jode a lo que Perón (el viejo General Cangallo) llamaba la antipatria. Porque sin hacer la revolución socialista, sin hacerle un asco al capitalismo, el Frente para la Victoria que gobierna la Argentina y que tiene como fuerza mayoritaria y central al peronismo, reparte más y mejor, custodia la soberanía y el patrimonio de los argentinos. De eso hay que darse cuenta. 

Podemos tener muchos defectos, y los tenemos pero vea, la celeste y blanca la ponemos hasta en la sopa y la causa del pueblo se la enseñamos a los pibes desde que nacen. 

Fíjese cuando queman urnas, fíjese en estas cosas. Se va a dar cuenta por qué se queman. Y por qué hay que cuidar lo que es nuestro.

1 a 5 de “Poner a resguardo el patrimonio del Estado” por Javier Lewkowicz; Página 12, viernes 21-08-2015; págs. 2 y 3.
6 de “Una iniciativa que va camino al recinto” por S.A.; Página 12, jueves 27-08-2015, págs. 10 y 11.