lunes, 13 de mayo de 2013

EL DESCONFÍO




"Conviene remontarse un poco a la historia para entender de dónde viene este proceso de la bimonetización de la economía argentina, que consiste en esta tendencia de la gente a preferir el dólar al peso, a guardar sus ahorros en dólares en lugar de la moneda nacional." (…) "El funcionario distinguió tres etapas en la historia de la 'bimonetización'. La primera va desde el golpe de Estado que derrocó a Perón, en 1955, hasta el golpe de 1976. (…) "Están la devaluación del '55, del 80 por ciento, la del '58 con Frondizi, de 347 por ciento; la del Plan Pinedo del '62, del 29 por ciento, de Lanusse en el '71, y el Rodrigazo, en 1975, del 719 por ciento. Fueron megadevaluaciones que ocurrieron durante la etapa de la industrialización, cuando la economía crecía fuertemente y necesitaba acrecentar sus importaciones, lo que producía un ahorcamiento de la balanza comercial,…" (…) "Después hubo otra etapa que fue la desindustrialización, que se inició en el '76. Ahí también ocurrieron periódicamente devaluaciones. La de la salida de la tablita de Martínez de Hoz, del 226 por ciento; la hiperinflación del '89, del 2038 por ciento, y por último, la de Duhalde, de 214 por ciento. En esta época el problema era financiero, faltaban dólares para pagar los servicios de la deuda, …" (…) "…esas devaluaciones significaron una gigantesca pérdida de valor de la moneda doméstica y una consecuente transferencia brutal de ingresos. Cada vez que se aplicó una devaluación, se desencadenó un proceso inflacionario, por el efecto directo sobre las mercancías importadas y también sobre los bienes que el país exporta, en general alimentos. Esto impactó en el salario real y en la participación de los asalariados en el ingreso. Aumentaron el desempleo y la pobreza." (…) "La historia de las devaluaciones generó en muchos argentinos la tendencia a refugiarse en el dólar esperando algunos de estos acontecimientos."

Son declaraciones de Axel Kicillof (secretario de Política Económica), aparecidas en el Página 12 del 10-05-2013 ("Una devaluación empobrece", pág. 2), durante la defensa del proyecto de ley de blanqueo de ahorro en dólares que hizo hace días el equipo económico en el Senado. Valen -más allá de la oportunidad- para refrescar la memoria de algunos y anoticiar a otros.

Habla claramente acerca de la base real de temores, desconfianzas y cuasi certezas de muchos compatriotas y apoya el argumento -nunca convincentemente demostrado- del "ciclo" de diez años (o 9. u 8, o 7) en que todo se va al carajo. Porque es así. Increíblemente y de golpe, la economía se pone estable, mejora, crece…pasan los diez años (o menos, o más) y comienzan los problemas, hasta la debacle final. Y en esa debacle te incautan los depósitos, tu plata no vale, simplemente quedás culoparriba. Vos, nosotros, los otros no (los del gobierno menos, los que siempre se salvan tampoco). Y ahora se está cumpliendo el "ciclo".

Más todavía… nadie parece saber por qué en el inicio del "ciclo" las cosas se asientan y aún, mejoran. Veamos lo que se dice. El viento de cola, por ejemplo, es decir que a pesar de no hacer nada (el gobierno), el país se ve beneficiado por una situación externa. En el caso de estas épocas K, son los extraordinarios precios de los comodities, sobre todo el precio de la soja (aunque no siempre subió). A fuerza de retenciones, se pudo acumular guita (y afanar sin que se notara, se agrega haciendo hombrito). Es lo que se piensa y lo que se difunde. Y esa explicación burda sirve también para dar pistas sobre el "agotamiento del ciclo", es decir cuando pasan esos años (10, 9, 8 o más de 10). Como el gobierno no tomó las medidas que había que tomar, todo se va al carajo. Le agregaríamos ahora que todo era una "burbuja" que, simplemente, reventó. En lugar de razonar sobre estas cosas se instala el pánico, los rumores de corridas del dólar, la temida (y acariciada por algunos mercaderes) posibilidad de la devaluación. Se impone refugiarse en la moneda real, la del valor que no se pierde, el dólar.

Y este gobierno, no te deja. Prácticamente han prohibido ahorrar en la moneda verde, "atesorar" le dicen técnicamente deslizando un toque peyorativo, porque todos sabemos que en Argentina los únicos que "atesoran" son los chorros del gobierno (y dale que va, total). Los demás, simplemente tratan de salvarse.

Algo se escapa sutilmente: ¿cuáles son las medidas que habría que tomar y el gobierno no toma? Acompáñeme y hagamos una listita (o memoria): tomar crédito externo (es decir, deuda) a las tasas usuales (es decir muy altas); invertir en consultoras, algo en producción recapitalizando empresas (que fugarán del sistema esos capitales frescos traducidos a dólares); permitir que las provincias hagan otro tanto; garantizar las deudas privadas de empresas privadas. ¿Suena a algo? Si todo esto -por esas casualidades- trae descapitalización del país, liquidación de reservas, incompetitividad en el comercio exterior, destrucción de mercado interno, destrucción del salario y luego del empleo (es decir, desocupación)… es una desgracia que de ninguna manera debe adjudicarse a las políticas que debían tomarse (no se, a mi me mandaron, yo no fui). Total, en unos años más uno hasta puede ser senador por el mismo partido y criticar a los que hacen lo contrario y notablemente les va bien.

Profundicemos un poco más sobre algunos de los argumentos explicitados. Todo Estado actúa, por acción o por omisión, y sus realizaciones (o no realizaciones) son producto de decisiones políticas. Nunca existió el Estado "bobo" (en tal caso fue el Estado "hijodeputa"). Para que un "viento de cola" te eleve por los aires virtuosamente, alguien (este Estado, es el caso) tuvo que parar con algunas horas de gym ese culo caído que nos dejó el neoliberalismo, para que el vientito haga su efecto. Medidas económicas claras, activas, como romper la materno-dependencia con el FMI, renegociar la deuda externa con una importantísima quita (algo que no pasa todos los días, desde ya que no en todos los gobiernos), darle máquina al MERCOSUR negociando palo a palo con Brasil (cosa ardua de a ratos), buscar mercados, llevar de gira a los empresarios (a los de las pymes también), mantener altas las divisas, movilizar los recuperados fondos de ANSES… por poner algo, sabemos que hay más. Entonces, "viento de cola" las pelotas.

El otro "argumento" por el que voy… Eso de que los ciclos se terminan como algo "natural" (nacen, se desarrollan, no se pero por ay también se reproducen, y mueren). No es así, los ciclos de bonomía (seamos cautos y no digamos "bonanza) se terminan porque las variables del comercio-finanzas internacionales varían, siempre y cuando el país sea totalmente dependiente de esas variables. Como el  país pastoríl que alguna vez fuimos y muchos añoran. Y no ignoro que en esta economía capitalista (y casi única, al menos por ahora) globalizada, las variables internacionales, las crisis de otros países (y parece ser que hay crisis en otros países) nos afectan. Que afecten o que sean catastróficas depende de cuán fuerte sea la propia economía, de cuánto se apueste a la producción y al trabajo, de cómo se financia el crecimiento.

No se trata de acordar con este gobierno, porque todos pueden tener sus ideas sobre cómo debe crecer el país, hacia dónde debe ir la economía. Pero no lo contrario -como confesó el triste senador del partido centenario- que nos vaya mal a todos (al país) para que a este gobierno no le pueda ir bien. Y pienso más aún: que le vaya mal al país (a todos nosotros) para que redunde en beneficios de otras economías, de otros países, de intereses que no son los de nuestro pueblo. Los calificativos que corresponden a tal actitud, son los que corresponden y estoy seguro que más temprano que tarde se unirán a sus sustantivos gentilicios (¿no es fino?, todo ese palabrerío en vez de decir "traidores a la Patria").

La ignorancia tiene sus disculpas, con la estupidez es más difícil. Allá todos esos impolutos que se rasgan las vestiduras noche a noche de domingo con el "periodista" de canal 13, allá ellos. Nosotros tendremos que ver cómo se hace para que un proceso complicado de recuperación de la soberanía en todos sus términos, llegue a impedir la más mínima sospecha de corrupción (que de eso se nos acusa). Bien, es una tarea y todos los procesos de cambio la tienen, en todos los países de América Latina que están cambiando neoliberalismo por Nación (y nación popular encima).

Ahora, ser un forro de los poderosos es triste, lamentable y triste. Ojalá tenga retorno.


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