miércoles, 11 de noviembre de 2009

SE TRATA DE...

De la preocupación por la pobreza a un clima de conflicto social. Es la agenda de un malogrado 28 de junio...

el oficialismo ganó las elecciones parlamentarias por poco, pero se consagró como la fuerza más importante del país. En la provincia de BA, el candidato Néstor Kirchner perdió por el 2,5 % voto más voto menos. La Unión Democrática del 29 de junio convenció al país de que había terminado con la mayoría automática del oficialismo en el Congreso, que ya no sería una "escribanía"

que, como alguno "tenía un plan" el país iba a ser otro después de diciembre porque entrabamos en el "postkirchnerismo"...

Pero Cristina no paró. A lo que ya se había hecho se agregaron la ley de medios audiovisuales y el ingreso universal por hijo. La reforma política, para volver a un sistema de partidos cuestionado tras el vendabal del 2001.

No le habían inflingido una derrota definitiva al gobierno, sino que la salida política por la que optaba el acorralado kircherismo era hacia adelante. Contrastaba mucho con la sumisión de los gobiernos de la Unión Democrática que, ante el menor revés, optaron por el ajuste, la represión y siempre, el sometimiento a los organismos multilaterales de crédito (un eufemismo para no decir imperialismo).

Por derecha no resultó, porque el peronismo por derecha nunca resulta.

La conflictividad social no es un invento, todavía sigue siendo el mayor problema de la Argentina. La asignación universal por hijo y el plan de 100.000 empleos en cooperativas es una respuesta urgente al problema, todos sabemos que es un paleativo. Porque tenemos un país injusto, con una brecha entre los más ricos y los más pobres que se disparó brutalmente durante el menemismo (la relación hoy es de treinta y pico entre los de arriba y los de abajo y llegó a ser de casi setenta, midiendo los ingresos de unos y otros).

Las soluciones no vienen en los debates de onegés a dos voces, sino cotidianamente en la tarea de un gobierno que bancamos más allá de todas las contradicciones y nuestros nobles pensamientos progresistas. Del protagonismo hablamos otro día, ya que el verbo "participar" debe ser conjugado en los renglones de la crisis de un país que estuvo varias décadas arrodillado y le cuesta aprender a estar de pie.

Hay miedo. Las "clases medias" tienen miedo al enojo de los patrones, a que de repente nadie les diga lo que hay que hacer sensatamente, quedarse en casa, callarse la boca, cumplir lo que "está bien" sin desorden, sin contradecir a nadie. El miedo no es a los chorros, al corte de una avenida, el miedo está adentro. El miedo tiene futuro en esta tierra.

Los pobres tienen miedo de que no les den el subsidio, de que el puntero (del intendente o del piquete, da lo mismo) los deje afuera, más afuera.

Los ricos tienen miedo, los poderosos no, esos tienen indignación.

Algunos "compañeros", algunos centroizquierdistas deberían fijarse bien quién los aplaude, quién les da cámara y micrófono para que hablen de la libertad sindical por ejemplo. Les sonríen los mismos de siempre, los que nunca fueron los amigos del pueblo ni los campeones de la democracia.

Hay fulanos que trabajan arduamente para generar el quilombo universal. Que cada mañana sea peor que la anterior y que se dude de todo y de todos.

No se trata del apocalipsis, sólo es la resaca de la mala borrachera de un 28 de junio. Festejaron por adelantado y no se lo bancan.

A Néstor K le fue rechazada la renuncia a la jefatura del PJ. Tal vez es tiempo de que vayamos pensando que necesitamos un partido (o volver a un partido). Tiene final abierto.

Argentina tiene final abierto. Llegamos hasta acá recuperando un proyecto con muchas dificultades, pero estamos acá.

El peronismo supo hacer que la patria fuera grande, se trata ahora de lograr que vuelva a hacer el milagro de que el pueblo sea felíz. Yo no tengo ninguna duda.

4 comentarios:

  1. Lúcido análisis una vez más, compañero.

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  2. Si confiesas con tu boca que Jesucristo es tu Señor y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salv@.

    Romanos 10.

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  3. Me gustó, me gustó. Ya sabes el último parrafo....

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