Asusta la posible vuelta del “populismo”.
Es decir una victoria amplia de CFK en las elecciones… ¿las PASO que
eligen candidatos?, ¿las legislativas de octubre?, ¿las de 2019? Vaya uno a
saber, pero la cuestión es que asusta mucho. Y de acá que eso explica
–cabalmente- que los capitales no quieran asomarse por el país, que no lluevan
como se esperaba. Que nada salga como se esperaba, o como prometieron (que no
es lo mismo).
Esta explicación para pelotudos
que suele usar el conglomerado “político” gobernante, sirve para dos cosas (y
mire que encima estamos en tiempos electorales): una, justificar el
incumplimiento de promesas light , pero promesas al fin; y dos, llamar la
atención sobre el peligro latente y constante del llamado “kirchnerismo”,
peronismo K, peronismo de estos años, como usté desee denominarlo.
Seguimos haciendo análisis
(balbuceos en realidad) sin tomar en cuenta aún los resultados electorales ya
que no se han producido… Ocurre que esta gente vuelca en sus boletines de La
Nación o Clarín a diario, la posibilidad de un triunfo de Cristina Kirchner y,
en ese caso, su proyección a una segura candidatura presidencial que
encolumnaría detrás suyo a todo el peronismo, porque ya se sabe somos una manga
de pollerudos. ¿Muy adelante se van, no? Es sospechoso todo ese miedo.
Cuando uno indaga sobre el tema
un poco nomás, sale el asunto de las “reglas de juego” económicas, porque son
las que cambiarían si volviera al poder el temido “populismo”. Y uno hace
memoria y no puede recordar una revolución socialista ocurrida en tiempos
recientes, confiscaciones, fusilamientos de empresarios, incautación de bienes,
prisión de opositores, qué se yo. No, uno lo que recuerda es un gobierno que
puso un poco de orden en una casa que estaba a la deriva, a la que le habían
afanado hasta los marcos de las ventanas. El peronismo –versión pingüinos- tuvo
la dura tarea de la reconstrucción material y moral del país. Pero eso ya es
opinar, y a esta gente no le gusta (que opinemos nosotros).
¿Y cuáles serían las reglas de juego
que los satisfacen? Las que hay ahora, piensa uno, con mercados desregulados,
con una débil labor de contralor estatal, con un Banco Central que cuida la
moneda mirando la tómbola financiera, con la devolución de los privilegios al
“campo” y los productores decimonónicos de materia prima. Cosas como esas. Pero
no, eso también les suena a “populismo” por lo demagógico de no animarse a
llegar hasta el hueso. El Capital quiere cirugía mayor, aunque muera el enfermo
(que ya sería culpa del enfermo, viéndolo bien).
Terminar con el “costo
argentino”, ese curiosos adicional que debe cargarse a la proyección de gastos
de la producción y/o el gran comercio y que tiene que ver con cuánto cuesta un
puesto de trabajo según la ley, cuánto cuesta en blanco. Y les parece mucho.
Terminar con un sistema jubilatorio solidario que no cierra, dado que no se
muere toda la gente que debería, algunos duran por demás y otros tardan un
montón en incorporarse al mercado laboral, vaya a saber por qué. Y porque
inescrupulosos pseudo empresarios evaden las cargas… no, eso último no.
Terminar con un poder sindical que defiende intereses profesionales
corporativos, es decir a sus representados (nosotros), manga de burócratas… Modificar
–sería fantástico poder directamente “anular”- tópicos abusivos a ojos
patronales de los Convenios Colectivos de Trabajo; espaciar o eliminar las
Paritarias. Rebajar salarios, incrementar horas de trabajo (a contramano de
tendencias europeas que reducen jornadas laborales), flexibilizar tareas. Ese
sería un combo interesante, algo que si daría confianza como para invertir…
Faltaría algo y es que el Estado
debería poder desarmar, neutralizar en forma permanente la protesta social que
seguramente es la reacción segura a un programa neoliberal de semejante calibre.
Y para lograr ese objetivo, lo único que hay que hacer es desacreditar, desarticular,
reprimir, perseguir, destruir y/o corromper absolutamente al peronismo. He ahí
el secreto de las “reglas de juego”, un juego en el que el peronismo y los
peronistas, y sus amigos, y sus posibles aliados, y los que alguna vez pudieran
ser, no existan. Que el país burgués se libere finalmente de su horrenda
maldición.
Los gobiernos mal llamados
kirchneristas (son peronistas) han rescatado gran parte del legado del peronismo
original, mientras el país entraba con furia en el siglo XXI. Se le pueden
hacer estatuas a Perón, total, hasta un presidente liberal puede inaugurar una.
Total… “De Perón y de Evita hay que acordarse todos los días cuando se
gobierna”, solía decir Néstor Kirchner cuando explicaba por qué no andaba
parafraseando continuamente al General como una letanía vacía. De eso se trata
y eso es lo que temen.
Entonces no se refieren a una
elección, porque se pueden perder elecciones como se perdió la del 2015. Lo que
hay de fondo es el malestar constante del poder económico por la vigencia de un
pensamiento y un Movimiento que –aún atravesado por todas las contradicciones y
con muchos avivados colgando de sus alas- tiene un inocultable vicio de
igualdad y rebeldía. El peronismo, aún en el afán cotidiano por ser parte del
sistema, nunca perdió su costado contracultural. Ni aún con esa camada de
Universitarios Peronistas de los setentas en el gobierno, no se pudo abrochar
un saco cruzado, cambiar la bic por una mont blanc, tener un vocabulario sin
esas puteadas tan evitistas y estar tan bien vestida a la vez…
Como que Viva Perón ¿no?
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