El oficialismo salió a festejar
pronto (apenas habían pasado las nueve de la noche) y mal. La puesta en escena
a la que nos tiene acostumbrados (en Costa Salguero con su "dueña"
sonriente, la posible futura diputada nacional y ex Coas, la actual jefa de la
Legislatura porteña Carmen Polledo). Alegría, mucho globo, papelitos, pantallas
gigantes, onda fiesta electrónica creamfields, jóvenes cool. Y mucha -pero
mucha- venta de humo. La cuestión era mostrar un triunfo nacional, y de paso
tapar la indefinida elección en la provincia de Buenos Aires enfrentando a
CFK.
Las PASO operan como una gran y
costosa encuesta nacional, ya que son pocas las fuerzas políticas que las
utilizan para elegir candidatos en vistas a la elección nacional efectiva. Y
como son útiles en tren de ver cómo viene la mano, vamos paso a paso a pensar
en voz alta. De lo que lea, estimado compañero, algunas cosas ya se les habrán
ocurrido o se las habrán comentado; con
otras espero sorprenderlo. Bien...
La Bonaerense
Cristina no iba a ganar por diez
puntos, ni por cinco, como se ilusionaban (engañaban) muchos compañeros con
tanto entusiasmo como desapego de la realidad. Tras la derrota de 2015, era lógico
pensar que el panorama no cambiaría tanto, porque el famoso descontento que aún
no se verifica en toda su dimensión no suele trasladarse automáticamente al
voto, así como así. Pero si se podía ganar por poco, y también perder por poco.
Igual no pudo ser; luego de la fiestita para los medios la orden que bajó al
Correo fue la de cruzarse de brazos (y ahí está el video ¿no?) y no cargar una
mierda, salvo los distritos favorables al candidato Bullrich. Como sabemos, la
cosa se fue poniendo espesa y cuando los guarismos se equipararon, se paró del
todo la carga del escrutinio provisorio (faltaban 07 centésimas para que la
exPresidenta pasara al frente). Es posible que termine ganando, pero lo real es
que el gobierno mostró su costado fraudulento (bien republicano, como aquello del
"fraude patriótico"), manipulando datos que nadie podía controlar
como correspondería. Por las dudas, el presidente se cuidó bien de decir que
habían ganado la Provincia de BA. Vidal festejó no obstante, sufrió un poco
ante las cámaras y suplicó que no aflojemos porque el cambio se consolida.
Menos mal.
Digamos que CFK ganaba 14 de los
24 partidos del conurbano. Clarito triunfo en Almirante Brown, Avellaneda,
Berazategui, Esteban Echeverría, Ezeiza, Florencio Varela, José C. Paz, La
Matanza, Lomas de Zamora, Malvinas Argentinas, Merlo, Moreno y Quilmes. En
Hurlingham lo hacía por menos de un punto. Para conocimiento de la gilada,
digamos que los Intendentes cumplieron y bien. Por su parte, el simpático de
Bullrich triunfaba cómodo en San Isidro y Vicente López, y con menos pero lo
suficiente en Morón, Ituzaingo, Tres de Febrero, Lanús, San Fernando, San
Martín y Tigre.
En La Matanza (escrutados el
86,28%) Unidad Ciudadana ganaba con el 46,3% (Cambiemos 24,8), con picos
espectaculares en lugares como Virrey del Pino: en muchas escuelas superó el
70%. Por decir algo, leyendo diarios.
La avenida del medio de Massa es
de ripio, va al costado de la autopista, y está poco transitada. Usar la grieta,
tanto contra ajustadores como contra corruptos, no funcionó. No fue
polarización sino falta de realismo, para una fuerza política que acompañó casi
todas las iniciativas legislativas del oficialismo nacional y provincial. En
fin.
Lo de Randazzo no voy a
comentarlo porque no dseo perder tiempo en un fulano que me cae mal, que
considero un desagradecido y mal parido. Espero que sus seguidores
sencillamente lo abandonen y piensen de dónde vienen, ya que parecen no saber a
dónde van.
La cuestión es que un 65% de
bonaerenses no acompaña a la mejor gobernadora de la historia.
La Porteña
Una brutal elección de Elisa
Carrió, que arañó el 50%. El PRO gobernante está asentado en la Ciudad sólidamente,
vino para quedarse y con este dato duro (muy duro) habrá que hacer los análisis
y proyectar lo que sigue. Filmus cumplió su parte (Unidad Porteña es la segunda
fuerza, aunque no pudo romper ese sólido 20 a 24% en el que nos arrincona la
vecindad) y se confirmó que la estrategia de unidad planteada por Víctor Santa
María era correcta. La entende entre el PJ tradicional y La Cámpora (el núcleo
básico del acuerdo) mantiene unido al espacio y permite alianzas hacia el
progresismo y también hacia sectores más "prudentes". Lo dicho ya en
el anterior "Las reglas del miedo" (véalo en este mismo blog, es la
nota anterior a esta) vale para esto, como para no andar repetiendo cosas.
El país "federal"
Primero, el bochorno de Santa Fe.
El gobierno liberal festejó también un triunfo que no fue y, utilizando los
mismos métodos para falsear lo que pasó (y de allí lo de "fraudulento")
a lo largo de una noche larga, el Chivo Rossi se alzó con un triunfo merecido y
reconfortante. Ojalá sirva para unificar y potenciar al peronismo santafesino
de una vez (y no digamos más, porque los compañeros de esa provincia saben bien
de lo suyo, uno toca de oído). El oficialista Frente Cívico encabezado por el
Socialismo quedaba en un oscuro tercer lugar con el 13,2%.
Cambiemos ratificó su peso en las
provincias que gobierna como Mendoza, Corrientes y Jujuy. Ganaron
impresionantemente en San Luis, aprovechando el desentimiento entre el expollo
Poggy y batieron a los Rodríguez Sáa por casi 20 puntos (57,5 contra 38,3%). En
Entre Ríos, superaron al Justicialismo moderado de Gustavo Bordet (47 a 42%).
Santa Cruz, como era de prever, fue la piedra del escándalo por lo simbólico,
el candidato Eduardo Costa (radical de Cambiemos) se llevaba un 46,3 contra el
28,5 del Frente para la Victoria. En La Pampa caía la lista del gobernador
Verna por 11 puntos. Algo parecido pasaba en Neuquén, en donde el oficialismo
nacional le ganaba al Movimiento Popular Neuquino, en una elección más
repartida.
Pero ojo, porque ahí se termina
la fiesta. En Santiago del Estero, los Zamora atronaban con un 65% y le sacaba
más de 50 puntos a Cambiemos. En Misiones, Closs hacía un 41% frente al 28,5
del PRO. Se mantenían ganando, los chaqueños Peppo y el Intendente de
Resistencia, el compañero Jorge Capitanich. El Frente Chaco Merece más hizo un
43,6 contra el 37,2 de los radicales que Cambiaron (de pelo, no de mañas).
Catamarca le sacaba al Gobierno Nacional 10 puntos; Formosa con el difícil de
explicar Gildo Insfrán alcanzaba una nueva victoria por más de 20 puntos.
También ganaban los gobernadores
Uñac de San Juan y Manzur en Tucumán. En la Rioja, Carlos Menem (cuya candidatura
pende de un hilo y está a disposición de un fallo judicial) se imponía con el
44,6 contra el 36,1 de Cambiemos. Salta con Urtubey -la cabeza del anti o no cristinismo-
iba 37 a 25 y también ganaba. Allí el kirchnerismo se quedaba con un 17,2 al
margen de las huestes del gobernador.
Emilia Soria, hija del malogrado
gobernador Soria, asombraba con un amplio triunfo en Río Negro batiendo a
Cambiemos y al gobernador Weretilneck, ese oportunista que quedaba
tercero. Por último, en Chubut también
ganaba el Frente de Das Naves.
Es decir, el peronismo provincial
-en sus variadas formas y estilos- se mantuvo y habló alto y claro.
Y para terminar...
El triunfo nacional no lo es
tanto. A una secta liberal aggiornada que se atrincheraba en la unitaria Buenos
Aires, el radicalismo (tras su larga decadencia tras el desastreDelaRúa) mutado
y reconvertido le dio el soporte para pasar la zanja de Alsina. Hoy, Cambiemos
-con su núcleo PRO- es una fuerza nacional, sin discusión. Nada hubiera sido
posible sin los guiños de la Dra Carrió, ni la complicidad de personajes como
Aguad, Sanz o de la calaña de Morales. También es un triunfo radical, que es
hoy un partido conservador.
El peronismo resiste..., también
a la unidad y al liderazgo que tiene, les guste a alguno o no, en la persona
imprescindible de Cristina Fernández de Kirchner, diputada, senadora, dos veces
Presidente, y alma de un peronismo que no se entrega ni se entregará.
Distintos, con el mismo corazón y
las mismas convicciones, cuando el pueblo quiera, pero vamos a volver.
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