Los pobres van
al cielo. Cada uno les ha hecho lugar en un paraíso, hay para todos los gustos. El cristianismo
nos legó la imagen del pobre “a imitación de Cristo”, tanto que el mismo Hijo
de Dios podía travestirse en un miserable y entonces…cómo saber quién es quién, había que dar limosna a todos
los que pedían. De allí las postales de menesterosos con la mano extendida en
los atrios y escalinatas. Y también los pobres servían como adiestramiento de
virtud para los ricos/pudientes, que ejercitaban su piedad y ganaban acciones
en el Cielo. Bien, la Edad Media
bien (si no fuera porque mucho de esto llegó a nuestros días en forma de buena
–mala- conciencia).
Ya en la Edad Moderna las cosas fueron
cambiando (en realidad hacia el final impreciso del medioevo) y los pobres
fueron una amenaza. Es que el “creced y multiplicaos” fue para ellos, el
nacimiento de los Estados-nación los engrandeció notablemente. No era tanto que
se reprodujeran más que otros sectores sociales (licenciosamente además, presos
de las bajas pasiones dado lo bajo de su condición), sino que el “progreso”
suele ser una enorme fábrica de pobres. Basta de tanta piedad y más control,
señores. Control social. Promesa de Paraíso (después de la muerte). “Al César
lo que es del César”, que es el que pasa siempre a cobrar. La sociedad quedaba
dividida en ricos en esta tierra (que pueden aspirar a ser “pobres de
espíritu”) y ricos en la ciudad Celeste (pobres de toda pobreza en este valle
de lágrimas). Atenti a las imágenes…
De todas
maneras, la pobreza resulta aleccionadora y necesaria, ya ser por el “pobre
como Cristo” o el pobre que purga pecados. Y la pobreza tiene su recompensa si
se observa la mansedumbre (nada de quilombo), allí estará Dios con los brazos
abiertos.
Una idea
tentadora, pero hacía falta un poco más de garra para el entusiasmo. Un Paraíso
en la Tierra,
acá, ahora. Simplifico un poco (alguno pensará que demasiado, quévaser): el
pobre se transforma en masa popular, proletariado, objeto de la Historia, lo más
importante, la fuerza motriz, el sujeto de las transformaciones. El Cielo se
llama Revolución. Y allí si van los pobres. Bien otra vez. Tranqui, porque
todas las contradicciones secundarias (esas que suelen ser tan importantes que
nublan a veces a las principales), se resolverán cuando el hombre no sea el
lobo del hombre, en una sociedad sin clases y la mar en coche. Y sigue la
teleología al palo.
Pienso que la
mayoría de los pobres no quieren ser sujetos ni objetos de la Historia, es más, hasta
creo que no quieren haber sido jamás pobres. Es una teoría… (no saben lo que se
están perdiendo en cualquiera de las soluciones de las que hablaba). Es más,
quieren tener cosas, consumir. ¿Y el “ser”, no importa el “ser”?
Algunos teóricos
del resentimiento llegaron a pensar que la tortilla se vuelva y que los pobres
coman pan y los ricos mierda, mierda. (entre nos, ¿por qué pan, no sería mejor
un buen asado?).
Vivir bien.
Tremendo. Una ideología de la satisfacción (así no vamos a ninguna parte). Y
va: el peronismo es el único que no manda a los pobres al Cielo. Ni trata de
hacer un Paraíso en la Tierra.
¿Y por qué? Tal vez porque no se puede, digo. Por eso la invención del
“justicialismo”, se trata de justicia social nomás. Cortedad de miras,
paternalismo, populismo, dique de contención… A ver, ¿dónde era que las masas
estaban así de locas?, cómo es eso de que con servicios sociales, seguridad
social, sindicalización, derechos sociales y políticos se iban a quedar así (te
das cuenta… a estos negros los conformás con cualquier pelotudez). Evita le
dejó a la Iglesia
los pobres de alcancía y se llevó con ella a los humildes (que es otra cosa).
Hubo trabajadores, trabajadoras, ancianos, niños, gente del pueblo. No pobres.
El peronismo odia a la pobreza (porque siempre estuvo enamorado de los pobres).
Al revés de los Otros, esos otros de la Marcha de la Libertad, el Corpus Cristi y la Libertadora. Esos
que se enamoraron carnalmente de la pobreza y odiaron a los pobres.
Dicho así parece
el libro de lectura de la
Fundación con “Evita me ama…”. Es un pensamiento simple,
tontito. Poderoso.
Y cómo será de
difícil que después de Perón y Evita, ningún gobierno peronista puso de nuevo
una Fundación Eva Perón, ni siquiera éste que es el más peronista desde Perón.
La lógica del “derrame” sigue operando en la estructura económico social
argentina, aún cuando esto dista mucho del neoliberalismo de antañohacepoco.
En un país
arrasado, hay que hablar claramente: de esto salimos entre todos o no sale
nadie (y nadie). A alguna gente si se le dicen las cosas por ay entienden, hay
que probar. Tenemos todavía demasiados bolsones de pobreza, y demasiados
bolseros también. Provincias despobladas, lugares desconectados, vías
levantadas. No hay aún un sistema de salud de calidad para todos. Todavía esa
barbarie que dijo Duhalde (el malo y feo) de “para los pobres el Estado y para
los ricos el mercado”, es cierto. ¿Sabés cuántos quisieran llegar al mínimo no
imponible y putear porque les cobran el “impuesto al trabajo”?
Algunos no se
enteraron que cuando vos comés como el orto durante generaciones, o cuando tu
abuelo y tu viejo no se levantaron a la mañana a trabajar porque no había
trabajo, se crea una sociedad de mierda. Con gente que también se hace mierda.
Y algunos no resisten, algunos te chorean, alguno te mata. No se trata de
pensar que somos todos culpables, pero si que es un problema que tenemos todos.
No se divide entre los que se esfuerzan y los que no. Si no podemos arrancar
todos parecido, te vas a tener que meter tu esfuerzo en el culo.
La pobreza es
una desgracia, pero no un cataclismo natural. Es inventada. Así como vino se
puede ir, pero hay que echarla porque se hace costumbre. No hay Cielo para los
pobres desde que les dijeron eso de justa, libre, soberana. Qué difícil ser
gorila, no mirar, no sentir, cobijarse en un par de certezas y pontificar
sintiendose santo. A derecha pero también a izquierda, santos son todos.
Menos el
peronismo (y dale). Aguanta contradicciones imposibles (porque son posibles en
la vida de todos los días), las resuelve por un tiempo y las reproduce también
por un tiempo. Es una lucha.
Una cosa más. Un
pobre que comienza a ganar mejor (o comienza a ganar algo) consume y consume
más. Sube de condición social, puede ser. No estamos discutiendo sobre eso,
sino sobre esto: una sociedad que no aprende a dignificarse (y acá si entra
ganar más también), no va a ningún lado. Son muchas las cosas, amar a la Patria también tiene que
ver. Saber que la Patria
es el pueblo, tiene todo que ver.
Algún día vamos
a tener un proyecto nacional, por ahora estamos peleando para poner algunos
pilotes. Y levantar alguna gente. Da un miedo todo esto, asusta tanto. Y en una
de esas, por ay el Cielo no existe.
está bueno. Asusta un poco. Por eso es bueno
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