Yo no se qué pasará en esos
lugares en el que la gente vió partir a los pibes en uniforme. Cómo habrá sido
acompañarlos hasta que subieron de culata a los camiones y despedirlos porque
los conocían, si eran todos de ahí. Y no lo se porque vivía en Buenos Aires, y
acá la gente no se saluda, imagináte ir a despedir a un conscripto.
Pero si me acuerdo de una noche
(fueron dos) en que los milicos hicieron un simulacro de oscurecimiento. Se
fueron apagando los edificios y poco a poco las luces de la calle. Andaba con
alguno por Corrientes, porque salimos todos a ver de cerca eso de la guerra. Un
montón de gente en la calle mirando el simulacro... la puta, esto se hace
cuando se viene un bombardeo. Alguna película uno vió. Creo que en un momento
caímos en que la cosa se había puesto como el carajo... mirá si bombardean
Buenos Aires.
Dicen que en el Sur si se sintió
Malvinas. Uno sabe que Malvinas también quedaba en Corrientes, y en Chaco, por
decir dos que me pegaron.
Releo y pienso "qué
tilingo" de mi mismo, qué porteño, qué pelotudo. Así es...
En esa época laburaba en la Caja
de Ahorro. Militaba, entre expediente y expediente. La Caja estaba dirigida por
Coroneles. Había soretes civiles que le hacían la comparsa porque era cierto
eso de lo cívico-militar. Y había fulanos que uno llamaba compañeros con los que
intentabamos reflotar la Comisión Gremial Interna.
Los mediodías cuando se almorzaba
un sanguchito juntando los escritorios, nunca faltaba el especialista en Sea
Harrier; otro que de golpe era un estratega en el teatro de operaciones y nos
contaba cómo había que hacer para esperar a los ingleses. Hasta un coso
dibujaba el mapa de las islas y el que pasaba tiraba una opinión que es gratis,
así que... No me estoy burlando, a veces pienso que el temor se manifiesta de
muchas maneras y a algunos les da por hablar y convencerse de que saben de lo
que hablan. Eso de tener la justa, de no verse como un papanata que trabaja en
una oficina perdida en los innumerables pisos y pasillos del Estado.
Tiempo después, cuando ya todo
había acabado y mal como sabemos, bastante después de aquel 15 de junio en el
que algunos salieron a la calle a entender lo que no se entendía, a ver cómo
era que nos rendimos y de paso tirar un par de baldosazos a la cana que decoraba
el clima con gases por todos lados... A la mañana Galtieri había dicho que no
se iba y la arremetía con lo del imperialismo y no se qué mierda dictada por el
compañero Johnny Walker.
Decía... un tiempo después conocí
a un pibe que comenzó a militar con nosotros. Era un ex combatiente y había
estado en Puerto Argentino boca abajo mientras el cielo se le caía encima. Era
impetuoso, de enojarse fácil y difícil de contener políticamente. Será que
nuestra línea (y no te voy a decir cuál, porque no viene al caso) era
complicada de entender y mucho más de aplicar, pero bueno, éramos lo que había
y en ese tiempo los laburantes no tenían mucho para elegir y nos elegían.
Charlaba mucho con él, volanteábamos
juntos, y esas cosas. Discutíamos también. Entramos en confianza y me contó una
bocha de cosas de allá. Como que lo sacaron en el Camberra, ese barco hospital
inglés, y con lágrimas en los ojos repetía que lo habían tratado mejor que los
oficiales nuestros. La puta. Mientras escribo como que lo estoy viendo, y mirá
que no me acuerdo su nombre... con su pelo medio enrulado y su mirada
desconfiada, sus gestos y un brillo muy en el fondo de las pupilas que decían
que era un buen tipo. Porque era un buen fulano, un buen laburante y un buen
compañero.
Qué se yo, no nos volvimos a ver.
Fue lo más cerca que estuve de la guerra.
Y entonces, por un momento me
gustaría haberlo conocido antes y haber estado esperandolo afuera del cuartel
al que debe haber vuelto y darle un abrazo, convidarle un pucho o un café.
Decirle algo o nada, sólo estar ahí para recibirlo.
Andaba enojado con la patria. Lo
del imperialismo lo tenía claro.
Hoy es 2 de abril. Resulta que el
gaucho Rivero tenía lo suyo y vino a hacer de héroe en las islas porque alguien
tenía que ser un héroe en 1833. Y ahora lo de la plataforma y la mar en coche
con los putos mapas.
Es una mierda mirar el cielo y
ver haces de luz que buscan y buscan los aviones que no vinieron a Buenos
Aires.
Cuando uno alza la celeste y
blanca, hay que pensar un cachito digo. La bandera también duele, y duele acá
donde uno de golpe se acuerda de ese pibe ex combatiente que militaba con
nosotros. Alguién lo tenía que escuchar y por suerte me tocó a mi.
Por vos entonces. LAS MALVINAS
SON ARGENTINAS.
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