lunes, 5 de octubre de 2015

¿QUÉ DEBATE?


¿Scioli tendría que haber ido al debate de los candidatos? ¿Es bueno que los candidatos debatan por TV?

Estas y otras preguntas similares sacuden las transitadas redes sociales y algunos diarios, pero no mucho más; la ciudadanía parece estar lejos de tales preocupaciones. Eso no le resta importancia al tema, sin embargo.

Dicen los que saben –y Ricardo Rouvier me parece que algo sabe de esto- que los “debates presidenciales” acá y en la experiencia internacional no agregan demasiado. Fue más claro aún, dijo que suelen ratificar la elección de los que ya habían decidido su voto, pero no han provocado un cambios significativos en las preferencias electorales de los votantes.

Los debates políticos armados para la TV suelen ser aburridos, lentos, llenos de chicanas y, en el caso de la oposición en la Argentina, muy agresivos para el oficialismo y particularmente la figura de la Presidenta.

Algo de todo esto debe haber gravitado en la decisión del candidato más votado en las PASO para no concurrir al convite de la ONG “Argentina debate”. Y así resultó que “menos de la mitad de Argentina debate”. En fin.

Dejo de lado el argumento ese tan pobre de que al que va ganando no le conviene debatir, porque no lo necesita y se arriesga a quedar en falsa escuadra. Pavadas, Scioli es un hombre que estuvo expuesto siempre al fuego amigo y enemigo, y salió sin raspones y con más fe en el futuro. Olvídenlo, el tipo es antiflama; no va por ahí el asunto.

Hay una serie de imágenes recurrentes en el imaginario sobre la democracia que convendría explicitar… Se dice que es importante la alternancia de partidos opositores en el ejercicio del poder político. Cierto, es importante pero no un dogma, si los pueblos eligen durante por varios períodos al mismo partido o frente (en este caso a uno que tiene como divisa y esencia al peronismo) es porque les parece que gobierna mejor que otros y/o a favor de los intereses del pueblo y de la Nación. Sin embargo, algunos sectores de la oposición y los medios hegemónicos (y las empresas hegemónicas) tratan de mostrar este asunto como un indicador de un poder tiránico y totalitario, la evidencia de una dictadura (es lo que suelen decir los cómplices de una dictadura).

Otra zoncera sobre la democracia indica que se debe, ante todo, respetar el derecho de las minorías. El énfasis está puesto en que las minorías estarían al borde de ser masacradas por turbas exacerbadas en su degradación moral por la demagogia y el clientelismo (es decir, peronistas). Los que propugnan este principio como declamando en el ágora, casi nunca –nunca- hablan del respeto al derecho de las mayorías, que debe estar primero.

Para no abundar (cualquiera puede hacer su listado sobre este particular), me parece que el “debate presidencial” está dentro de estas afirmaciones sin fundamento en el sentido de que no es menos democrático si no se da. Hay muchas instancias de debate, y los debates populares que tienen que ver con la participación y la discusión de los grandes temas a nivel de base, es algo que a nuestra democracia y a nuestro pueblo le anda faltando desde siempre.

Scioli afirmó que prefería concurrir a un debate que estuviera reglamentado por una ley del Congreso (creo que presentó algo en este sentido hace un tiempo). Alguno dirá que fue oportunismo electoralero. Pienso que no. El Congreso debería dar un marco legal y claro para este tipo de debates, que son parte de las campañas electorales. Si deben realizarse que sea con reglas claras y no por iniciativa y padrinazgo de gigantes de la información o extrañas organizaciones civiles.

En síntesis, a este humilde fulano le parece bien que su candidato, Daniel Scioli, no haya concurrido al debate privado de los candidatos a presidente.


1 comentario:

  1. ¿Será posible compañero que siempre coincidamos?¿Eso es bueno?
    Un abrazo
    El ET_erno

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