¿Scioli tendría que haber ido al debate de los candidatos?
¿Es bueno que los candidatos debatan por TV?
Estas y otras preguntas similares sacuden las transitadas
redes sociales y algunos diarios, pero no mucho más; la ciudadanía parece estar
lejos de tales preocupaciones. Eso no le resta importancia al tema, sin
embargo.
Dicen los que saben –y Ricardo Rouvier me parece que algo
sabe de esto- que los “debates presidenciales” acá y en la experiencia internacional
no agregan demasiado. Fue más claro aún, dijo que suelen ratificar la elección
de los que ya habían decidido su voto, pero no han provocado un cambios
significativos en las preferencias electorales de los votantes.
Los debates políticos armados para la TV suelen ser
aburridos, lentos, llenos de chicanas y, en el caso de la oposición en la Argentina,
muy agresivos para el oficialismo y particularmente la figura de la Presidenta.
Algo de todo esto debe haber gravitado en la decisión del
candidato más votado en las PASO para no concurrir al convite de la ONG “Argentina
debate”. Y así resultó que “menos de la mitad de Argentina debate”. En fin.
Dejo de lado el argumento ese tan pobre de que al que va
ganando no le conviene debatir, porque no lo necesita y se arriesga a quedar en
falsa escuadra. Pavadas, Scioli es un hombre que estuvo expuesto siempre al
fuego amigo y enemigo, y salió sin raspones y con más fe en el futuro. Olvídenlo,
el tipo es antiflama; no va por ahí el asunto.
Hay una serie de imágenes recurrentes en el imaginario sobre
la democracia que convendría explicitar… Se dice que es importante la
alternancia de partidos opositores en el ejercicio del poder político. Cierto,
es importante pero no un dogma, si los pueblos eligen durante por varios
períodos al mismo partido o frente (en este caso a uno que tiene como divisa y esencia
al peronismo) es porque les parece que gobierna mejor que otros y/o a favor de
los intereses del pueblo y de la Nación. Sin embargo, algunos sectores de la
oposición y los medios hegemónicos (y las empresas hegemónicas) tratan de
mostrar este asunto como un indicador de un poder tiránico y totalitario, la
evidencia de una dictadura (es lo que suelen decir los cómplices de una
dictadura).
Otra zoncera sobre la democracia indica que se debe, ante
todo, respetar el derecho de las minorías. El énfasis está puesto en que las
minorías estarían al borde de ser masacradas por turbas exacerbadas en su
degradación moral por la demagogia y el clientelismo (es decir, peronistas).
Los que propugnan este principio como declamando en el ágora, casi nunca –nunca-
hablan del respeto al derecho de las mayorías, que debe estar primero.
Para no abundar (cualquiera puede hacer su listado sobre
este particular), me parece que el “debate presidencial” está dentro de estas
afirmaciones sin fundamento en el sentido de que no es menos democrático si no
se da. Hay muchas instancias de debate, y los debates populares que tienen que
ver con la participación y la discusión de los grandes temas a nivel de base,
es algo que a nuestra democracia y a nuestro pueblo le anda faltando desde
siempre.
Scioli afirmó que prefería concurrir a un debate que
estuviera reglamentado por una ley del Congreso (creo que presentó algo en este
sentido hace un tiempo). Alguno dirá que fue oportunismo electoralero. Pienso
que no. El Congreso debería dar un marco legal y claro para este tipo de
debates, que son parte de las campañas electorales. Si deben realizarse que sea
con reglas claras y no por iniciativa y padrinazgo de gigantes de la
información o extrañas organizaciones civiles.
En síntesis, a este humilde fulano le parece bien que su
candidato, Daniel Scioli, no haya concurrido al debate privado de los
candidatos a presidente.
¿Será posible compañero que siempre coincidamos?¿Eso es bueno?
ResponderEliminarUn abrazo
El ET_erno