La unidad es una condición
necesaria y suficiente para afrontar las próximas elecciones. Esto dicho así, es
irrefutable. En todo caso, el carácter y extensión de la unidad es lo que merece
comentarios y debate.
Unidad en primer lugar del
peronismo en torno a su partido electoral por definición (el PJ) y con esta
base, la unidad del entramado frentista que es característico del planteo justicialista.
El aporte novedoso -entre muchos otros- del peronismo kirchnerista es la
transversalidad, que ensayó un frentismo más allá de formaciones partidarias
consagradas por el tiempo para ir hacia alianzas sociales más amplias y reales,
y posibilitó en gran medida la politización de una nueva generación y de
importantes sectores de las capas medias. Lo cual no ha sido poca cosa.
Una primera cuestión es el asunto
de las candidaturas... sobre si va o no la Señora y si tendrá o no amarrada la
lapicera. Una cuestión de cuadros militantes, para nada una preocupación de la
porción de electorado que espera ansioso e impaciente una señal para votar una
alternativa al modelo liberal que le va destruyendo rápidamente todos los
logros de los últimos años. Disquisiciones bizantinas (un peronismo bizantino o
barroco, eso si que es una novedad) sobre que CFK sea la líder indiscutida del
espacio pero no la Conducción, parecen importantes y también soberanas pavadas.
El hombre y mujer de a pie van por otro lado y la política es, de última, un
servicio para esos fulanos... ¿o no?
A uno le parece que Cristina es
una conducción que va y que viene -lo que pone nervioso a más de uno-, que es
la única dirigente nacional y más que tenemos y la que tiene una tremenda
popularidad. A la par también cuenta con un rechazo importante, y ese es un
problema. Ahora, sería bueno sacarse la careta porque los que la amamos, la
amamos de verdad y más allá de toda las críticas que le hacemos y le haremos. Otros
compañeros la respetan o la temen, tienen que elegir entre esas dos
posibilidades o por ambas (problema de ellos).
Así y todo, estamos todos juntos
en este barco que iba a la deriva tras una derrota electoral, por poco pero con
dimensiones simbólicas y concretas impresionantes. ¿O el liberalismo no pudo al
fin ganarnos legalmente y por derecha? (nunca tan bien puesto). No era fácil
volver de eso, y el 49% era sólo la foto de ese día. Entonces, estar juntitos
es más que importante.
Segunda cuestión: la caza del
traidor. Y bueno, si a usté le gusta o se siente mejor... ya le había dicho que
cuando cuente más traidores que compañeros, está en un problema. Perón tiene
frases memorables para este tema, para qué repetirlas pero piense qué cosa es
más importante, si la bronca por esos fulanos o el proyecto nacional y popular.
Si la furia puede superar a la conciencia de que los vendepatria gobiernan la
Patria. Y de todas maneras mire, en esta oportunidad los traidores,
oportunistas y demás que habemus no pesan más que los doce años que hemos
vivido. Los retardatarios (aún los traidores) son parte del asunto y tienen su
utilidad: generar anticuerpos diría el General. Puede que más aún, si nos
sirven para abrir la cabeza y ver la amplitud de la convocatoria que siempre ha
hecho el movimiento popular. Vienen muchos, y en esos muchos, también esos,
otros se van arruinando en la marcha, a otros nos los ponen a propósito. En
fin, no puede ser este tema el que dirija la construcción o no de una
alternativa al neoliberalismo. Es estúpido y de una moralina sin justificación
ni perdón (justificaciones y razones siempre habrá, pero el fondo del asunto es
de estricta política).
Hay signos tranquilizadores,
ojalá madure la unidad porque será la prueba de que se ha procesado la derrota
y se comienza a superar una etapa. No podemos volver a lo que tuvimos, para
volver de verdad habrá que tener una propuesta que no se ha tenido por más
éxitos que se agencien. Nada se repite realmente, será que somos demasiado
nostálgicos.
De todas maneras falta mucho al
menos para el votante, no así para la militancia. Falta como gran parte de un
año en el que este gobierno seguirá destrozando el trabajo, fugando afuera lo
acumulado y contrayendo deuda sin parar. Y todo con la excusa cierta del cheque
en blanco temporal que da el voto. Es imprescindible rearmar la alianza social
del 2011 o, mejor aún aunque más difícil, ampliarla comprendiendo las cosas que
dijimos y enojaron, o fueron mal interpretadas, o lo que quieras, pero algo así
de fuerte. Porque si no, será el turno de algún oportunista bendecido por la
Embajada. ¿Habrá tiempo para probar tanto? Piense también en un nuevo período
de los descarados liberales de ahora... Es posible, si logran convencer a todos
de que el cuco seguimos siendo nosotros (y Cristina).
La unidad comienza en la
provincia de Buenos Aires. Los compañeros están haciendo un enorme esfuerzo y
es justo comenzar a reconocerlo. El Congreso de La Matanza de fin de año es un
gesto, una idea que debe aún profundizarse y extenderse a todo el país. Será
necesario poner todo lo construido (kirchnerismo peronista y no peronista incluido)
en esa misma sintonía. Si es por las diferencias, sabemos que siempre las habrá
y lo mejor es procesarlas a medida de que se va caminando. Nunca el laboratorio
ha sido un buen lugar para llegar a la síntesis...
Uno sabe que a algunos no
peronistas les molesta la peronismodependencia... y bueno, quéselevaser, habría
que organizar un movimiento de la san puta con base en los trabajadores y los
humildes, con una doctrina nacional y liderazgos más que carismáticos, una
vigencia que se mantuvo por setenta años y después ver. Suena a soberbia, pero
a veces la historia lo es.
Todos tenemos algo para aportar,
algo que hacer, alguien con el que hablar y convencer (persuadir, cargosear,
esas cosas) y mucho más en un año electoral, como le decía.
Es tan feo un país sin
personalidad, con atorrantes jugando en un pelotero a que nos gobiernan, y mientras
que los buitres nos coman el hígado una y otra vez como al griego ese que los
dioses le tenían medio como bronca. Es
tan feo ver la patria sin mayúscula.
Hace calor, comenzó el año.
Alguno estará panza arriba en la arena y puede que lo merezca, que sea el
descanso por un año de mierda. Otro andará peleando en la calle porque lo echan
del laburo. Otros que nada. Pero mientras, hay que construir esa unidad que
necesitamos para volver a tomar el camino que no debimos abandonar jamás, y
continuar la construcción de ese país en serio del que nos hablaba el gran
Lupín, mientras el Viejo lo animaba desde el cielo.
Felíz enero. Y viva Perón.
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