“En el Congreso, 15 legisladores oficialistas, liderados por
Héctor Recalde, presentaron un proyecto de ley que establece multas mayores a
las actualmente previstas por casos de desasbastecimiento o suba en los
precios. También facilita la expropiación de bienes que ‘sean objeto de
maniobras de desabastecimiento, acaparamiento, agiotaje y/o especulación’, así
como ‘disponer de la venta de productos y mercaderías’.”
“En la misma línea, el presidente de la Comisión Nacional de
Valores (CNV), Alejandro Vanoli, dijo ayer que el organismo ‘está tomando las
medidas para identificar y sancionar posibles prácticas desestabilizadoras’ del
orden económico, tanto por ‘aumentos injustificados de precios’ como por ‘conductas
especulativas en el mercado interno’.”
(…) “Anibal Fernández presentó una iniciativa para (que) las
infracciones sean pagadas antes de que los multados presenten un recurso de
amparo ante la justicia.”
(…) “La iniciativa de los diputados kirchneristas prevé
endurecer las leyes de Abastecimiento (20.680), de Lealtad Comercial (22.802) y
de Defensa del Consumidor (24.240) con el objeto de ‘cuidar la estabilidad, la
razonabilidad y la previsibilidad de los precios, dándole plena efectividad a
las penalidades consagradas en las normas’.”
(…) “Desde el Banco Central también aportan lo suyo. La
orden oficial es contener el tipo de cambio por debajo de los $ 8. Tras la
abrupta devaluación de enero, buscan calmar las expectativas de suba del dólar
para que no se trasladen a las góndolas.”
Todo esto está precedido por (atenti): “El Gobierno avanza
por distintos frentes para presionar a las empresas que decidan subir los
precios.” Y Clarín titula: Más control oficial (en rojo) Amenazan con sanciones
y expropiaciones a las empresas (en negro). Era el “Tema del día” del viernes
21 de febrero. Y no hay caso… para qué entrar a las puteadas, a la adjetivación
(que deriva seguramente en violencia verbal) con un diario que expresa en su
línea editorial una visión diametralmente opuesta a la de uno. *
Veamos un poco. Está mal (muy mal) que un gobierno tome
medidas para contener un alza desmesurada de precios. Está mal que el dólar no
pueda flotar sobre el nivel de un diluvio. Está mal que las empresas no puedan
libremente y sin explicación alguna subir los precios. Todo lo que impida estas
acciones se toma como una presión.
De todas maneras, quién lea Clarín seguido sabe
perfectamente que para cada frase hay una reflexión que la sustenta. El
Gobierno no tiene plan, da manotazos de ahogado, no toma nota de las señales de
los mercados (no los sigue). Se impone a decretos, resoluciones y, eventualmente
legislación para regular mercados y economía nacional. Desnaturaliza la
economía, que –como todos sabemos- es algo así como la naturaleza y se mueve de
la misma forma. Los economistas (de la escuela neoliberal) vienen a ser los “geólogos”
a los que acudir en caso de comportamientos extraños como inundaciones,
erupciones, tornados, o cualquier otro signo económico de abrupta irrupción.
Además, el diario nos anoticia de una batería de
iniciativas, sobre todo las legislativas, como si se tratara de decretazos
dictatoriales urdidos en una larga noche en los altillos del poder. Vamos…
ojalá se produzca todo eso. La población tiene que ver que el Gobierno la
defiende. Eso primero, y después las explicaciones sobre quién/es la atacan.
Hay quienes dicen –los asiste la razón, ¿a qué dudarlo?- que
el capitalismo siempre es salvaje y no sólo cuando se comporta de esta manera.
Siempre trata de comportarse de esta manera, y sobre todo con gobiernos que no
ejecutan el plan, el único plan que vale y que los argentinos conocemos (o
deberíamos conocer) de sobra.
Pero siempre hubo –al menos- dos maneras de encarar la
gestión del capitalismo. En ambas el Estado interviene y mucho. En el plan
sensato, el que nos (im)proponen siempre, el Estado garantiza las ganancias de
las empresas, hace las obras de infraestructura (siempre costosas) para
viabilizar el desarrollo de las empresas, custodia la acumulación del capital
como primera y única preocupación. Después vienen las cosas esas: defender la
soberanía, la salud y la educación. Si queda plata.
Advierto que no es este un blog que trate sobre teorías
económicas, mucho menos sus técnicas, es un blog en el que se trata de pensar políticamente.
Hay otra manera de ver el capitalismo y el rol del Estado:
el control, la regulación, el disciplinamiento de las fuerzas del capital que,
liberadas de todo, son profundamente destructivas. Porque, al lado de las
empresas vive gente. Gente, no digamos pueblo, nada, gente.
Gente que necesita trabajar y ganar dinero para bancar la
vida, la familia, y volver a trabajar. Gente que necesita hospitales y
escuelas, negocios, productos, servicios. Y como la sociedad es más compleja,
la gente necesita cada vez más cosas. El Estado debe estar ahí para asegurar
que todo eso ocurra.
Dos maneras que están en confrontación permanente. Elegir un
elenco de gobierno, elegir representantes tiene que ver con volcarse a quiénes
puedan garantizar una u otra forma de tomar esta bestia del capitalismo. Usté
elige, don y doña.
De esto habla el diario, no de las medidas del Gobierno,
sino de lo que está bien y lo que está mal. Hay un contenido en “bien” y “mal”,
que no es el mismo de acuerdo de a quienes beneficia cada cosa. Y ahí se
complica. Ahí se le tara la cabeza al vecino y le suena al oído la vocecita que
repite que lo están engañando, porque todos son corruptos, porque todos viven
del esfuerzo de los de abajo y que mejor no pensar en pavadas. La única verdad
es la…nota de Clarín.
Podría terminar acá y bueno, estaría más o menos bien. Pero
hay más y es sobre esto del Capitalismo. Uno no puede decir que le gusta o que
no le gusta el Capitalismo y ya está. No se trata de elegir, conformarse,
adaptarse. Eso es muy fácil. Por ejemplo, uno puede pensar que no hay solución
a todos estos problemas dentro del sistema capitalista y entonces, hay que
pasar a otro sistema. Y se pone a florearse en cómo sería ese otro sistema. Y
sería fantástico, la verdá. ¿Cómo va a imaginar una porquería?… Y yastá, a uno
no le gusta el Capitalismo. Media vuelta, y a dormir un rato más hasta que
suene el despertador (o el radio despertador).
El peronismo se planteó trabajar para el tipo que se despertaba con su realidad
a la mañana y medio dormido iba a los tumbos vistiéndose y saliendo para el
laburo. El capitalismo era el sistema de todos los días. Había que ordenarlo,
emprolijarle los dientes para que no sacara un pedazo en cada mordida. Los
peronistas pensamos que, además, la gente tiene que ser felíz. Aún en el
capitalismo.
Entonces, el Estado tiene que regular a favor de la mayoría
(te voten siempre o no), a favor de los que salen sin paraguas, de los que van
a ligar todos los charcos, de los que no van a estar nunca en ninguna reunión
empresaria, ni en ninguna reunión salvo las familiares o las de los amigos. Es
una posición ideológica (es una cosa seria).
Los diputados y senadores oficialistas tienen que hacer
exactamente lo que nos cuenta Clarín. El sábado que viene vamos a tener una
idea sobre el rumbo legislativo de este año, y las líneas centrales que se
plantea el Gobierno para estos dos años que aún restan de mandato. El sábado se
abren las sesiones del Congreso, empieza el año político institucional. Como
viene pasando desde hace 31 años, a Dios gracias.
Al mismo tiempo, calentamos motores con las Paritarias para
ver la relación ganancias de empresas-salarios de los trabajadores-condiciones
en las que se desarrolla el trabajo y la producción. Como desde hace 10 años
seguiditos.
Tenemos herramientas para que el diluvio no ocurra. El
diluvio que nos llevó puestos tantas veces y que se lleva puestos a muchos
países primermundistas, mejor dicho, a la gente de esos países.
No será con una “cláusula gatillo” como defenderemos el
poder adquisitivo del salario, ni tampoco encuevándonos en un dólar blue (ni en
el green tampoco a la larga). Tendrá que ser parando la ola remarcadora; y me parece
que esa consigna capitalista de mucha competencia para lograr un precio justo
no está tan mal. Mucha competencia, mucho mercadito, mucha almacén, ¿mercaditos
estatales? También. Ojo, que el culo no está globalizado.
Retrocesos hay, si, o que fue si no la devaluación (aún, la
administrada), pero tiene que darse dentro de un avance y mostrando el avance.
Pasa con el dólar, deberá pasar con los precios, deberá pasar con la cadena de
valor que da como resultado el factor “precios”.
Venimos desde noviembre con movidas tipo catástrofe: que la
cana y sus planteos, los saqueos programados, el tiempo inclemente (siempre se
pone inclemente), las lluvias, los calores, las corridas del dólar. Venimos
así. Ahora estamos casi en marzo y parece que Clarín se dio cuenta. Por eso los
titulares. Qué susto el Estado, qué susto ¿no?
* Clarín, viernes 21-02-2014, págs 3 y 4.
lo que no entendî bien es eso de que el culo està globalizado....
ResponderEliminarcomo dirìa el chavo del ocho
¡Chanfle!
Guille