San Borja, Santo Tomé, Río Grande do Sul, Corrientes…
Recodos de una patria desconocida que siempre quiere ser grande y se confunde.
30 de noviembre, 1778, cerquita de un niño sanmartín, mismo lugar.
Lector, buen escriba, músico. Bella caligrafía, dominador
del idioma… pero ¿cuál? Guaraní por procedencia, español por derecho de
conquista, portugués por presencia imperial. Hubiera aprendido a fabricar violines
si los jesuitas hubieran durado un poco más. Indio peinado, enseñado por el
cura. Católico. Lee música, toca.
Antes Artigas por el norte lejano de la Banda Oriental, pasa
a caballo y lo ve. Va con Belgrano (que ya no está) en una campaña victoriosa
de tan derrotada. ¿Lo vió el general Belgrano? El vio a Belgrano desde el
caserío, lo vio pasar al frente de la tropa y fue detrás, con los demás
guaraníes.
Todo pasa en 1811. Éxodo oriental, éxodo de guaraníes que
van. Protector y guía de Indios. Al Caudillo se lo sigue, el que lo sigue sabe
por qué. Andresito será Blandengue.
Comandante General de las Misiones. Un gobernador en guerra.
Le ordena el Protector: recupere el territorio que ocupan los paraguayos. José
Gaspar de Francia que no se decide, porque ya optó por Paraguay. Qué hacer. Y
con quinientos indios mal armados, mal vestidos, va.
Candelaria. Santa Ana. San Ignacio. Loreto. Corpus. Va.
Sigue a su General, y dice la consigna con su voz de indio: “que
los más infelices sean los más privilegiados”. Como le enseñó. Gobierna que es
decir, reparto de tierras, terminar con la servidumbre, cabildo (volver a esos
cabildos de indios) para producir y comercializar la yerba mate, fabricar la pólvora
y construir los hornos para la milicia.
Un gobernador en armas que es un indio. El único. Caudillo
de las Misiones. Todos los condimentos como para desaparecer del libro de
recetas de la patria chica, esa que los miserables construyen en Buenos Aires.
1816. Caen bandadas de portugueses, invasión del ejército
más poderoso de la mal América. Numeroso, perfectamente armado, imperial.
Andresito cruza el Uruguay por Itaquí y le pega dos sopapos: San Juan Viejo y
Rincón de la Cruz. Le pone sitio a Sao Borja. Ya son dos mil quinientos.Tarda y lo corren. En retirada pasa por Yapeyú. El niño que
es General está lejos y cada vez más lejos de Buenos Aires. Andresito será su
guardaespaldas. ¿Lo sabe? Lo intuye o lo sabrá. Lo sabremos. San Martín sueña mientras
arma Cuyo, también gobierna, igual.
La contraofensiva portuguesa se lleva puestos la mitad de
los pueblos. Arrasan, destrozan. Andresito se recupera en la guerra correntina.
Apóstoles.
El Protector ordena: avance sobre Corrientes. La oligarquía
de encomenderos no quiere al Indio general. El indio se la banca pero el
General los obliga a limpiar personalmente la plaza. Barra, enjabone y lustre,
que se ensucien al fin sus blancas manitos, que se caigan los anillos. La puta
oligarquía.
Va a Misiones, busca a su General (a su Protector). No lo haya.
Lo capturan y lo hacen ir caminando a Porto Alegre. Qué cosa con hacer caminar
a la indiada, los Kilmes, los derrotados del Sur después. Qué cosa.
Sale en 1821. Vuelve a entrar a la cárcel, dicen que por una
riña. Estos negros… porque los indios son esos negros.
Alzaba la bandera tricolor, que como decía el Protector, era
blanca por “nuestra distinción y grandeza”, azul por “nuestra decisión por la
República”, y roja “por la sangre derramada para sostener nuestra libertad e
independencia”.
Andresito. Andresito, comandante. ¿Dónde te lloraron? ¿Dónde
está tu tumba? Adonde llevamos las flores. Al viento. Andresito no estaba y se
fue. Dicen cosas, como siempre dicen cosas. El gobernador no tiene campo santo.
Es campo santo todo lo que pisó y las páginas que no tuvo y va teniendo. Cosas
del revisionismo y de gobiernos, de esos gobiernos desgarbados del pueblo que
levantan las losas de la historia de la patria chica y desentierran una Patria
Grande.
Se llama Andrés Guacurarí. Es Andresito Artigas.
“ARTÍCULO 1° — Declárese héroe nacional al general post mórtem don
Andrés Guacurarí también conocido como comandante Andresito o Andresito
Artigas, como tributo y reparación histórica por su contribución a la epopeya
de la emancipación del continente americano.
ARTÍCULO 2° — Desígnase sede nacional para la conmemoración de la
batalla de Apóstoles el sitio histórico, ubicado en la ciudad de Apóstoles,
provincia de Misiones, e institúyase el día 2 de julio de cada año como Día de
la Conmemoración y Recuerdo de don Andrés Guacurarí.”
Congreso Argentino, en Buenos Aires, a los diecisiete días del mes de
diciembre del año dos mil catorce. Presidencia de Cristina Fernández de
Kirchner.
General Andresito: ¡Ordene!
Datos históricos
tomados de www.elhistoriador.com.ar
(fuente: Felipe Pigna); www.chasque.net;
www.territoriodigital.com.
que bueno!!! muy bueno gabriel...
ResponderEliminaray anónimo, hay que identificarse al menos con un "alias". Mire, se lo publico porque su comentario es totalmente favorable.
ResponderEliminar