Algunos deben recordar aquello de… "cada domingo renace la esperanza…" de Felíz Domingo en la vieja tele. La cuestión para los futuros egresados era irse a Bariloche gratis.
Ahora mismo, en otro tiempo felizmente distinto -para uno y la mayoría aún no desmentida por la gran encuesta electoral- es "cada lunes renace la esperanza", después de la noche del domingo de Lanata y la portada y páginas medulares de Clarín del lunes a la mañana.
La esperanza blanca (de derrotar al boxeador negro/a los votantes negros que votan peronista en su versión s. XXI, 'ecir el kirchnerismo). Esa que se tiene que dar, pero tarda. Ocurre también que los "esperanzados" de lunes son de variados y distintos pelajes. Los hay gorila clásico, ya conocidos y casi una caricatura en si mismos. Esos que harían/votarían/bancarían cualquier cosa que dañara/volteara/destruyera a los K (y si los apuran poco, al peronismo en su totalidad). Esta especie estuvo en peligro de extinción en varias oportunidades, pero gracias a los cuidados de mediados de los setentas y luego con el programa de protección iniciado en 1989 -más el inestimable refuerzo de 1999-2001- se recuperó y sobre todo se amplificó culturalmente. El resto de las subespecies le debe algo.
Después están los otros (también muestran una interesante paleta policroma) que le creen de verdad a Lanata (no tanto a Clarín). Estos son los que se quedaron en el inicio de Página 12 y viven, de algún modo, en la carpa blanca de los noventas; piensan que el presente no es más que otra vuelta del menemismo neoliberal (es decir de peronistas llevando a cabo políticas neoliberales). Podríamos decir que son los que pretenden correr por izquierda, sin serlo del todo (a lo sumo cada tanto le tiran un voto milagroso a Altamira, pero de ahí no pasan). Las variantes son verdaderamente extraordinarias: ecologistas descontextualizados, indignados de toda indignación, socialistas éticos, anarcos sentimentales (de Proudon ni hablar, de Di Giovanni ni nos enteramos), new age/buena onda, amargos apolíticos, y se podría seguir. Cada quién puede agregar a algún amigo, conocido o pariente. Estos son los más numerosos, allí donde las capas medias florecen, se marchitan y nunca mueren.
Si uno pudiera aislar los temas, les podría dar la razón más de una vez. En todo proceso político -y más aún en uno popular como el que transitamos- hay cosas, medidas, actitudes, que no nos gustan o con las que no acordamos del todo o en parte. Los militantes (de esta causa popular) y sus amigos solemos tratar los desacuerdos entre compañeros y puertas adentro. Pero también en una discusión solemos dar la razón parcial cuando nos parece, sólo los muy necios pueden creerse poseedores de una verdad.
Ocurre que las cuestiones no están aisladas -lo que no quiere decir que automáticamente todo tenga que ver con todo-. Si me tomo de la medida que no me gusta y la pongo por encima del proyecto político global (si creo que eso existe), voy demoliendo el proyecto en lugar de plantear el desacuerdo. Además, plantear el desacuerdo dentro de un proyecto, me indicaría que pretendo solucionar un problema y no solamente denunciarlo. Actitudes y cosas.
Ahora otra cuestión diferente es si no estoy de acuerdo en como van las cosas y tampoco hacia adonde apuntan. Y en ese caso, todos sabemos -o deberíamos- que hay una posición a la derecha y otra a la izquierda. Pero que quede claro: no se quiere -entonces- el desarrollo de un capitalismo más equilibrado, con fuerte intervención/contralor del Estado, con inclusión de los sectores agredidos por las políticas neoliberales, con la ampliación del consumo a esos compatriotas marginados, la unidad de América Latina como bloque frente a los viejos bloques de Europa y EEUU. No se desea un proceso asi dirigido por el peronismo de esta época (cuya hegemonía se denomina "kirchnerismo"). En el marco de esta opción (ideológica y cultural) está el tratamiento de la "corrupción" y la "inseguridad" como temas insignia.
Algunos porque saben que su enemigo, o aunque no lo llamen así, es el peronismo kirchnerista en primer término, a secas en general (pueden pactar momentáneamente con un Momo, un Moyano depilado, por decir un par de moda, pero eso nada modifica de sus antipatías filosóficas). Pero los otros no lo saben y lo confunden peligrosamente. Como en todo -como para curarse en salud- allá ellos (y acá nosotros).
El enemigo existe, actúa, no es una pavada, un invento ni una estrategia electoral. Este gobierno (el nuestro) se ha llevado puesta a más de una manifestación de ese enemigo, con otras ha negociado ganando tiempo para buscar mejores condiciones para el enfrentamiento (eso está demostrado, si no se quiere ver es otra cosa). Existe una línea de políticas activas en ese sentido, lo que permite hablar de un proyecto político o al menos de una clara dirección en que se construye un proyecto político.
Hay gente que no le gusta pensar que tiene un enemigo, es el lenguaje de la fuerza y la guerra. Es feo. Hay otra gente que cre que el enemigo es todo lo que está afuera de su familia y sus amigos. Existen otros con enemigos atemporales y desideologizados como la "corrupción" y la "violencia".
Algunos pensamos que hay relaciones sociales un tanto más complicadas que "buenos contra malos". Generalmente esos algunos coinciden -en gentes de algunas décadas ya- con los que tuvimos una primera desordenada - extaordinaria- y luego esta oportunidad más madura. No vamos a tirarla a los chanchos.
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