lunes, 29 de febrero de 2016

TRABAJADORES DEL ESTADO (tadodelestadodelestadodelesta)

A catorce día de asumido, el Presidente firmó un decreto ordenando a los nuevos responsables de la Administración Pública la revisión de los contratados en empleos estatales o que hubieren concursado en los últimos tres años. Se pensaba (una terrible ingenuidad) que se haría una especie de “auditoría”, una cuestión hasta lógica desde que se producía un cambio total de elenco gubernamental por una coalición política de distinto signo que el gobierno anterior. Eso implicaba suponer que estarían bajo la lupa los “empleos” sospechados de encubrir algún desliz administrativo, es decir, esa forma tan curiosa de bancar la política con dineros públicos (y no con dineros empresariales y/o extranjeros, como algunos creen que es lo correcto). Es decir, buscando gente que consta en un listado y labura en otro lado o no trabaja, gente que atiende un local partidario, gente que hace “comparsa” en actos. Esas cosas. Y por ahí, también se filtraba un tanto de persecución a los vencidos, un poco de revanchismo altanerizado por ser la primera vez que la derecha llegaba con votos.

No fue así, en lo más mínimo. Se le dijo (y se le seguirá diciendo) a la sociedad que el Estado estaba lleno de ñoquis, que el déficit fiscal tenía que ver con la enorme contratación de gente adicta al gobierno saliente y más precisamente a miembros de La Cámpora, esa maldita agrupación seguidora impenitente de la ex  presidenta Cristina F. de Kirchner. Entonces, barremos sin esperar informes de consultoras, sin atenernos a nada más que el afán de tirar todo por la ventana. Desguazar el Estado administrado por el kirchnerismo, lamentando los límites que impone una democracia que se puede torcer pero no violar sistemáticamente (o si, como es el caso), lamentando que esto no sea el 16 de setiembre de 1955. Lo hicieron como los tremendos gorilas que son.

Tras la “excusa ñoqui”, lo que hay en concreto es la destrucción de las políticas sociales del Estado, de las políticas concretas de control del Estado. Si la idea es achicar el mercado interno, dar vía libre a las empresas patrocinantes, endeudarse con “el mundo”, ¿de qué serviría un Estado armado como el kirchnerista?… más bien molesta, si no como impedimento del desguace (en algún caso, si) al menos como un testigo inconveniente al que hay que silenciar.

La derecha siempre viene al saqueo; son los boludos los que asaltan supermercados para tomarse el yogur o distraerse un plasma. El saqueo es como la historia argentina de la generación del Ochenta (flor de corrupta) y la Década Infame (jardines colgantes de corrupción). La deshonestidad medida en teras es de derecha. Nacieron, crecieron y se desarrollaron como ladrones.

Veinticinco mil estatales en la calle, de los cuales se pudo reinstalar apenas a cinco mil. Veinticinco mil más para fines de marzo. Los planes de exterminio del Estado Social. Y los exterminadores en sus puestos para llevar a cabo la tarea. En el medio las historias mínimas, familiares, sensibleras. Pibes que laburaban en un puesto estatal (algunos concursados), que cumplían horario, que le ponían las ganas al trabajo, que trabajaban. Que crecieron y formaron pareja, algunos con chicos ya. A la mierda. Otros, de largos años de contrato en el Estado, porque el Estado es así de hijo de puta y la administración kirchnerista (la nuestra) tampoco es que hizo demasiado para mejorar la situación del laburo precarizado del Estado, dígase claramente. Contratados de años, decía, que accedieron al bendito concurso de una vez, y a la mierda porque el concurso es K.

Sobra tilinguería en este gobierno. Sobra turréz. Allí están con cara de comulgar recién, o de volver de una fiesta cool y te bajan cifras de la necesaria “modernización”, achicamiento, refuncionalización y todas esas palabras que se usan para sacarle el trabajo a la gente.

Y hay que hacerlo rápido. Porque ahora está todo fresco, la sociedad (o gran parte de ella) mira para otro lado como ese perro del bote. Y van quedando claras algunas cosas…

La primera: la Asociación de Trabajadores del Estado ha sido el primer sindicato en hacerle un paro nacional con movilizaciones (en plural) al gobierno liberal. Es así, y quedará para la historia grande o chica.

La segunda: UPCN no se ha mostrado muy defensor del puesto de trabajo empleado del Estado en esta crucial oportunidad, más bien su dirigencia espera que alguien haga algo. Por suerte sus bases y dirigentes intermedios, no. Muchos de ellos acompañaron el reclamo.

La tercera: ATE ha sabido congregar en torno al gremio a ambas CTA (también la de la tía Michelli tras su furia sojera) y a una variopinta estela de movimientos sociales. El caso de la TUPAC con el escabroso tema de la libertad de Milagro Sala (presa política del gobierno de Cambiemos), es todo un símbolo.

La cuarta: ATE ha logrado ser un eje convocante para sectores del gremialismo enrolado en las CGT, de mucha base también. De muchos otros que no tenían cauce ni gremio tampoco. Ha logrado convocar también a los cultores del voto en blanco, que parecen haber descubierto ahora que no todos eran lo mismo.


El Gobierno debe tomar nota de este paro y movilización. El paro seguramente debe haber sido desparejo, como desparejas son las situaciones lugar por lugar. Igualmente, se han sentido sus efectos. Más aún debe tomar nota de las movilizaciones que también tuvieron un carácter nacional. Se movió gente en Córdoba, Mendoza, Salta, Neuquén, Chaco, Tucumán, Jujuy, Río Negro, Catamarca, Entre Ríos, y seguramente provincias y lugares que no estoy mencionando. Es un dato objetivo a tener muy en cuenta: carácter nacional y masivo. Eso quiere decir que pueden existir ejes de aglutinamiento y esa tarea siempre la cumplieron bien los sindicatos.

Quién lo hubiera dicho… ATE más allá de las declamaciones, era un sindicato con divisiones profundas, pedorradas, nuevas burocracias, actitudes progres hasta la exageración, hasta estupidez. Pero también capacidad de recuperación, cuadros con las ideas un poco más claras, espíritu de lucha y algo de la mística que quedó de los noventas. La convocatoria partió de la felizmente recuperada ATE Capital y se extiendió. Por suerte, es bueno tener a todos los dirigentes a la cabeza, jamás hay que renegar de la consigna imprescindible de la unidad. Y no porque uno sea un apóstol, sino porque uno no es así de boludo. Los sindicatos sin unidad no sirven para una mierda.

Y termino. Siguiendo en progresión las medidas que va tomando el Gobierno y sus efectos en el corto plazo (ni hablar del mediano), es de pensar que la cosa se va a poner tensa. Y si en febrero te salió el primer sindicato y resultó esta jornada de lucha… Este es el piso, el humor de la gente no tiene techo y eso está claro en la historia argentina reciente (de poco antes de los doce años que muchos tratan de olvidar y desmentir).



Más allá de cómo siga la cosa, le cabe a ATE el honor de haber sido el que picó en punta, el que interpretó bien a la base, el que estuvo como había que estar y cuando había que estar. No es poco. 

viernes, 26 de febrero de 2016

PARA QUITARSE UN PESO DE ENCIMA

El gobierno liberal “…emitió ayer los primeros 12.000 millones de pesos en bonos con vencimiento en 2018 y 2020 y tasas de interés superior al 30 por ciento anual, que forman parte de un programa de endeudamiento para este año que alcanzará los 40.000 millones. Estas colocaciones buscan ser un aporte a la tarea del Banco Central de contraer la base monetaria y secar lo más posible la plaza de pesos, en el marco de la receta ortodoxa contra la inflación y ofrecer un activo cuyo rendimiento le quite presión a la demanda de dólares.”


Un endeudamiento de corto plazo por temas inmediatos; y sigamos “El diagnóstico del equipo económico (…) es que existe un exceso de pesos en el sistema que presiona sobre los precios y que esa liquidez se traslada a la compra de dólares. En el marco de esta visión monetarista en la que la emisión de pesos es la única causa de la suba de los precios, el Ministerio de Hacienda y el BCRA coordinan una política agresiva de contracción del circulante.”

Entonces, inflación y compra de dólares por privados, por la emisión de moneda. Todo eso de las cadenas oligopólicas en la formación de los precios, el rol de los supermercados en este tema, la fuga de divisas… no tiene nada que ver ni es tema de atención. Si se le ocurrió algo sobre el impacto sobre su salario y el mercado interno, sepa que ud jamás llegará a nada. El tema, se lo dicen claramente, es la emisión de moneda y que usté anda aún con mucha plata para gastar en pelotudeces.

Y sepa algo más: “El Central además comenzó a vender dólares en el mercado también para frenar la escalada en el precio. En una semana ya lleva vendidos 237,2 millones de dólares para abastecer la demanda en un contexto de baja liquidación por parte de los exportadores de granos. En lo que va de febrero las reservas acumulan una caída de 1.308 millones de dólares para cerrar en 28.766 millones, o sea 23.766 millones si se descuenta el préstamo de 5.000 millones por parte de bancos extranjeros. Pero la expectativa de suba se mantiene…”

De ahí que vamos con deuda –como se dice en el primer párrafo- para tapar estos agujeros. Pero es deuda de corto plazo a una tasa más que conveniente (para el que presta) y que, claramente, se podrá renegociar y estirar cobrando las consabidas comisiones y volviendo a vivir del Estado como se hizo casi siempre. Bien, ¿es esta la deuda? Nooooooooooooooooooooooooo. Esta es la caja chica. La de verdad viene cuando se arregle con los joldauts buitres, que en eso andamos (con una ayudita de los amigos). Porque en ese momento, se abrirán nuevamente las puertas del mundo al que dejamos de pertenecer por doce largos años, y nos van a empomar por un período muy interesante de tiempo (qué solucionará otro peronista, como lo hizo Néstor).

Suena de resentido, y si. Resiente ver cómo la derecha se come el país de nuevo y esta vez gracias al voto “popular”. Resentimiento, vergüenza, bronca. Porque encima te echan la culpa, por algo que vienen preparando desde hace mucho pero mucho tiempo. Desde el megacanje de Cavallo y De la Rúa.

A irse enterando. A tomar nota.

* Las citas corresponden a “Volver a tomar deuda como único salvavidas”; Página 12 del 26-02-2016; págs. 10 y 11.


viernes, 19 de febrero de 2016

Y TAMBIÉN... (la pesada herencia)

La vecina se encoge de hombros después del suspiro que viene a reemplazar a un “cómo dejaron al país, es lógico”. Es lógico, es natural, es de sentido común. Generalmente, las cosas que no tienen una explicación clara y cercana a lo racional, suelen validarse con aseveraciones de tal magnitud. Juicios cerrados, ideas preconcebidas, aunque sea por otros. ¿La vecina en cuestión es estúpida? Sin duda, pero además es cándida, ingenua, cualidades que se dan curiosamente cuando pensar complejamente da dolor de cabeza y hace perder el tiempo.


Le parece lógico que la inflación se desate, que nadie controle precios ni nada, que echen a estatales, que se cierren programas sociales, que encarcelen a los piqueteros (la india esa de Jujuy), que prohíban cortar la calle, quequeque… no se le ocurre más nada. Ya se lo dirán y lo repetirá. Eso no le quita responsabilidades, la vecina es medio facha cuando no tibiamente de derecha, y cuando la encuentran de buen humor parece medio progre de derecha. Ocurre que le preocupa estar de acuerdo con los que conoce, interactúa, estar bien socialmente, opinar lo mismo que la gente que ve todos los días que es como decir opinar lo mismo que toda la gente. Algo de razón le asiste, cuando pudo auparse a un cincuenta y un por ciento.

La señora (que bien podría ser su marido, ese fulano que mira puteadoramente a todo el mundo pero no lo dice y hasta es simpático de a ratos) difícilmente va a enterarse, pero Kicillof (Axel; actual diputado del Frente para la Victoria y ex ministro de Economía) le dijo en una nota publicada en Página 12 algo sobre lo “lógico”…

El gobierno de derecha de la Argentina está llevando a cabo “un clásico programa de ajuste” (…) “que ha decidido usar como ‘justificación’ para su plan económico la presunta ‘pesada herencia’ que recibió de Cristina.”

Y va fundamentando, con esa costumbre de explicar y dar vuelta todo lo que aparecía tan claro, tan lógico… “para Argentina 2015 no fue un año recesivo. Según la consultora Ferreres, la economía creció un 1,7%, la i9ndustria 1,1 y la inversión un 1%. Para el FMI, el crecimiento fue del 1,5%. Es decir, la economía no estaba estancada ni en caída, ni siquiera para los detractores del gobierno de Cristina. Tampoco se sufría una aceleración inflacionaria. Es más, todas las consultoras privadas reconocían que la inflación venía cayendo fuertemente desde 2014.”

“Comparando enero-noviembre de 2014 con el mismo lapso de 2015, según Elypsis la inflación había caído del 31,4 al 18,2%, es decir, una marcada desaceleración del 13,2%. Las estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires mostraban lo mismo, ya que la inflación pasó de ser del 33,6% en 2014 al 19,7 en 2015, es decir, la desaceleración fue del 13,9 en un año. Lo mismo para el IPC Congreso que pasó del 33,5% al 20,4, es decir, se redujo un 13,1%. Las reservas estaban al 10 de diciembre en 25 mil millones de dólares, después de pagar en octubre el vencimiento más grande de la década: 5.900 millones de dólares del Boden 15.”

Agrega finalmente: “A toda esta construcción marketinera, hay que agregar un punto más: el déficit fiscal.” (…) “el ministro de Hacienda dijo que el déficit fiscal de 2015 –medido como lo hacen todos los países del mundo- alcanzó el 2,3% del PIB. Pero ese nivel de déficit no servía como excusa para su plan, …” (…) “El objetivo era ‘elevar’ ese déficit para que cumpliera el papel propagandístico.”

El ex ministro demuestra en un par de párrafos la manera en que se arribó al número mágico dicho hasta el cansancio durante la campaña: un irreal e indemostrable 7%. Eso es lo que les dijeron a la vecina y a su marido, que estaban predispuestos a creerlo.

“Este déficit totalmente inventado es el que están usando como justificación para echar gente, achicar al Estado, quitar subsidios, modificar el régimen de jubilaciones y aumentar tarifas.” Un ajuste clásico para achicar al Estado, congelar el consumo y dar liberad total al sector financiero para que vuelva a dirigir la economía sin inconvenientes ni mirones. Hacer bolsa al mercado interno, al mismo tiempo que se hace difícil exportar. Complicado ¿no?, a menos que el objetivo sea llevársela en pala y de paso, retrasar el desarrollo nacional unos añitos.

Total, para pagar los platos rotos esta el “populismo” y boludos como la vecina y su marido.



* Las citas corresponden a “El caso del falso déficit fiscal” por Axel Kicillof; Página 12 del 18/02/2016.

viernes, 12 de febrero de 2016

WANA

Cuando lo conocí le decían Wana. Vaya a saber por qué, porque era medio negro, grandote, un ensayo de peronismo como para estreno. Vaya a saber. Los de su agrupación le decían así. Le cuadraba, pero uno no se lo imaginaba diciendo “si, wana” para nada. De sólo pensarlo me sonrío, y eso que no tengo ganas de sonreir.


Eran tiempos de la Caja de Ahorro, casi finales de dictadura pero le faltaba todavía un poco más. Teníamos el sindicato intervenido… me acuerdo de reuniones en bares atrás de la Caja, del otro lado de Rivadavia, tantos bares a los que íbamos cambiando cada tanto pero siempre los mismos cinco o seis. La cana se los sabría de memoria. Para mi la militancia era política, pero aprendí a militar como delegado en el gremio… de la empresa de “concentración”. Eramos zurdos en aquel entonces y el Muro gozaba de buena salud.

El no. Era de la agrupación del peronismo bancario, aunque no tenía pinta de bancario. Los bancarios eran algo así como los radicales, pero no los de barrio que se parecen a los peronistas, sino los radicales de saco y corbata, más bien de saco de un color distinto al del pantalón. Pero él no; andaba con la camisa afuera, moviéndose cansinamente por los pasillos camino al sucucho que era la oficina de ellos. Los pelos enrulados y a veces peinados (difícil tarea). La cara de nene y ese cuerpo enorme. El hombre montaña, el gordo. Muchos apodos, ninguno tan bueno como Wana.

Había militantes de corbatita en su agrupación, más finos, más peinados (alguno a la gomina), con más facha de derecha peronista. El no. Se le salía el barrio por todos lados, inocultablemente y no era fulano de ocultar esas cosas. Era como se veía, así.

Y así lo conocí. Las dos agrupaciones, la peruca y la del pecé (que era la mía) venían haciendo buenas migas en el laburo de todos los días. Un poco la línea de entonces, otro poco que entre algunos (y no todos) nos teníamos una guardada simpatía. ¿Por qué sería? A mi se me había dicho que iba a trabajar con ellos de lleno, medio que era mi tarea. Y la hice, claro que la hice.

No se si había tipos más disímiles que Wana y yo, será por eso que enganchamos de entrada la confianza, esa que nunca hubiéramos podido construir si otras hubieran sido las circunstancias. Así fuimos de noche a reuniones medio clandestinas en el sindicato intervenido, raramente clandestinas como diciendo esto no es una reunión. Así me codeé con toda clase de perucas que andaban yirando por ese sindicato y otros. Conociendo mundo. Wana al lado, entre otros. Por distintos caminos anduvimos parecido. Me viene la CGT de Saúl en el edificio de la calle Brasil, como una foto.

No se cómo comenzó esa charla… en la que yo trataba de explicar lo del marxismo y él trataba de contar el peronismo. Qué se yo. Imagino que no queríamos convencer uno al otro, o si, al menos por deporte. Necesitábamos a cada uno en su agrupación y trabajando juntos. Recelos de ambos lados era lo que sobraba, y es tan difícil con el campo popular, hay tantas razones para mandar a la mierda al otro. Hay tantas razones para estar por separado y una sola para andar juntos. Es la razón que pasó de los Coroneles de la Caja a los boina blanca de la Caja.

Amargura del ’83. Qué fiesta de la democracia ni qué ocho cuartos; perdimos y es un garrón perder. Yo perdí después de la campaña extraordinaria de la 2 a la cabeza y la 12 a los premios (la 12 eran los diputados del PC). Fue la primera cosa que hice como un peronista más, y no lo era. Un compañero de oficina, viejo peruca, me regaló dos mates de porcelana que hacía un amigo suyo con la figura de Perón y Eva, por cómo había militado esa campaña. Aún están ahí y en uso, no de mate sino para guardar la plata cuando uno se vacía el bolsillo tras cerrar la puerta de casa.

Pensar que nos empujamos (alguna mano voló también) en el hall de la Institución cuando nos visitó en la Comisión Interna nuestro candidato a Gobernador. Herminio Iglesias, si señor. Los radicales estaban que trinaban y nosotros allí (los viejos del partido también nos miraban mal aclaro). Y nosotros allí, bancando al candidato. El acto de Lanús, qué despelote. Y él también estaba, por supuesto. En nuestras charlas aparecía la izquierda peronista, la Resistencia, Cooke, la Tendencia, El Kadri, Gullo. ¿Quién los nombraba, él o yo?

Y pasó el tiempo. Se normalizó el sindicato, la lucha se transformó en otras luchas. Otra vez Saúl, las plazas y los choris queridos. La columna que supimos sacar de la Caja para cada ocasión. Los compañeros se repiten, cosa a cosa, elecciones de la seccional Buenos Aires, distintas listas. A veces enfrente, muchas otras a los codazos adentro. Así pasábamos los días.

A Wana no le caía bien cualquier bar, a Clásica y Moderna no quiso ir. Me quedé pensando… mi viejo me había enseñado que uno debe poder entrar a cualquier lado porque lo único que te piden es que tengas la plata. Y él se preocupó por tenerla, al menos para que no le cierren la puerta en la cara. Pero no se Wana, la cuestión es que esos lugares medio caretas no le gustaban y punto.

También lo vi ponerse loco, quilombo de marcha con otra agrupación (por un casual, con gente de la mía). El gordo tenía un poco de razón, siempre había un pelotudo que se creía dirigente y lo miraba por arriba. Y yo ahí parándolo, llevándonos a tomar un poco de aire y volver más calmados a la columna. Zafarranchos del oficio.

Un buen día me di cuenta de que hacía mucho tiempo que las cosas eran más concretas, no tan altas ni tan perfectas, pero más bellas. Cercanas. Le dije que quería afiliarme al PJ, que trajera la ficha. Y así se hizo. Lo vi titubear cuando le dije, como que si había buscado algo así jamás lo había creído posible. Se puso muy contento, pero muy. Eso siempre se le notaba fácil. En esos días me dijo esa frase extraordinaria que ya llevo escrita en más de un relato…: “cuando estés en la Básica y se te ocurre putear a Perón, bueno, criticar a Perón, bueno, puede ser; no vas a ser el primero ni el último. Ahora guarda, que si llegás a decir alguna vez algo de Evita te rompen la cara. Mucho cuidado”.
Creo que es eso lo que selló mi recorrido. Al peronismo hacía rato había llegado por la razón, pero Eva fue la que me abrió el corazón. El gordo sabía o no, pero bueno. Oportuno, como buen baqueano.
 
No siempre estuvimos de acuerdo. Y no hablo de lo ideológico, también de lo práctico. Nos distanciamos un poco, estuvimos medio enfrentados y así nos despedimos sin darnos cuenta. El afecto quedó allí, medio guardado como para que no lo ensuciara nada. Así se quiso, así se hizo. Muchos años después, a pesar de esas cosas que uno putea del feisbuc y toda la huevada, pero así pude reencontrarlo. Sabía que también él finalmente dejó la Caja (la verdad es que la Caja nos dejó a todos) y se fue a la Costa con toda la familia (que conocí cuando todos eran jóvenes y chicos). El perfil me lo trajo hecho un alfarero, artesano pero igual, pese a las canas y a tanto tiempo. Igual, peruca y bancando al gobierno popular de Néstor y Cristina. Igual y mejor. Pero andaba mal, la salud lo quería dejar a medio tranco. Me vengo a enterar.

Uno no puede decir qué con Wana éramos amigos, no de esos que debe haber tenido. Lo que uno puede decir es que éramos compañeros. Y lo seguiremos siendo, ya para siempre. Que yo le debo el peronismo, una deuda impagable.

Gordo, hasta que volvamos a vernos. Y viva Perón.


viernes, 5 de febrero de 2016

UN DESIERTO DE SAL

Estamos atravesando los primeros kilómetros del desierto. Lo que se extiende ante nosotros es un arenal o un salar que llega hasta el horizonte. Así son los desiertos. De nada valdrá entrar a la carrera, ni agotarse antes de llegar a un oasis (que siempre los hay, sólo que hay que conocer para encontrarlos). Para hablar en criollo, lo que se discute es si serán cuatro u ocho los años de cruce.


Usté no lo cree. Bueno, es cierto que lo asisten razones de una lógica cuasi impecable. Desde ya que era una pavada que no se podía gobernar con “el peronismo enfrente”. Nadie queda igual después de una derrota, aunque ésta haya sido por un margen exiguo como es el caso. Derrotas son derrotas y quiere decir que perdimos, no estamos en el gobierno y no manejamos nada a nivel nacional. Triste, cierto. Pero tiene razón si piensa que, dada la velocidad que ha tomado el “cambio” y la destrucción sistemática de andamiaje y logros del gobierno anterior (del nuestro), es de pensar que algunas variables económicas y sociales se pueden ir por un barranco o, simplemente, al carajo. 

Y usté sigue con el análisis y ve, claramente, que entre la apretadura externa (pagoabuitres, préstamosnuevamenteydeudanuevamente) que saben conseguir y el achicamiento del mercado interno vía enfriamiento del consumo -que para allí va el asunto- la cosa puede ponerse difícil. Socialmente difícil. Es posible.

Y se podría seguir especulando. Plantearse por un casual, ¿esta gente viene para el saqueo nomás o se piensa quedar y reformular el país con la estrategia de una derecha consciente y poderosa? ¿ladrís o ideólogos? Y uno le agrega, ¿y por qué “o”?

La primera cosa que tenían que hacer era sorprender(nos) tomando rápidamente control de la situación y sacarnos de la cancha. Ahí lo ve, con la jugarreta del tipo de cambio y la compra de dólares se mandaron una primera devaluación de la moneda; de la misma forma con el verso de los “ñoquis” pasaron a realizar la reforma y ajuste del Estado para adecuarlo a las funciones del Estado mínimo que siempre desearon los liberales. Endemientras, la ponen presa a Milagro Sala y nos rompen el bloque de diputados.

¿Todo nos lo hacen? Seguro que no, de este lado también se juega. ¿Sabe qué? No estamos en nuestro mejor momento, acabamos de perder una elección importante. Acabamos de perder el poder político del país. Eso tiene consecuencias múltiples, enormes, también en lo anímico. No queda una fuerza intacta e invencible que sólo requiere de buenos líderes que la lleven adelante. Si así fuera habríamos ganado. Es una fuerza que acusa cansancio por muchos años de gobierno, por bancar muchos momentos difíciles y dejar para otro día muchas discusiones y también, digámoslo, de barrer bajo la alfombra muchas miserias humanas. Las ideas son buenas, lástima que las realizan los hombres… Ay, Carmela.

Si usté es de esos que privilegia las ideas en la vida, que piensa que sus principios es lo más importante que uno tiene, por favor deje de leer acá. Pa qué? Un movimiento como éste, y ud (para que no piense que no se que se escribe “usted”) que me piensa en el kirchnerismo por ay como si fuera una casualidad absoluta la paternidad de la criatura. Nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio -precisaba pícaro Néstor- nosotros somos peronistas. Y el kirchnerismo ha sido hasta ahora una excelente versión del peronismo de Perón, y a la vez la manera de encarar el tradicional frentismo que es parte de la doctrina peronista en el siglo XXI.

Entonces, un movimiento como éste –le decía- tiene sus idas y venidas, internas, rupturas y arreglos, actitudes que rayan la traición y dejan la raya. En la historia de la lealtad está la historia de la traición, qué se le va a hacer. No se haga mucho problema por esto. Lo esencial, lo estratégico es que la derecha no logre partir el movimiento en forma duradera. Porque ahí sí que sonamos. Y es lo que buscan permanentemente, no por la gobernabilidad sino por la posibilidad de consumar nuevamente la dependencia en la Argentina (eso que ellos llaman pomposamente “república”). El peronismo ha sido siempre el dique de contención de la derecha en nuestro país. Si quiere otro día se lo explico, porque seguramente alguna vez escuchó decir algo distinto. Se lo aseguro, lo debato y se la gano. Ninguna duda. Quiebren el peronismo y su frente aliado, y habrán hecho mierda la Patria.

Con la mira puesta en estas cosas, yo le invito a atravesar el desierto. Caminado a paso firme y tomando sorbos de agua cada tanto sin enyenarse, sin piques ni maratones. Entre compañeros se va a hacer más fácil y por una de esas cosas, encontramos el oasis y la salida.

Vamos a llegar, que es lo mismo que volver.


lunes, 1 de febrero de 2016

AL ESTADO LE ODIO

Escribe el sociólogo y politólogo brasileño Emir Sader “Pero, cómo recordaba siempre Marx, el capital no está hecho para producir, sino para acumular. Libre de trabas, se transfirió, en proporciones gigantescas, hacia el sector financiero y todas las modalidades especulativas. Las economías no han vuelto a crecer, pero se han dado una monstruosa transferencia de renta hacia el sector financiero, que se ha vuelto hegemónico en el neoliberalismo.”

Es lo que vivimos en la era signada por Reagan y Thatcher y la llamada “revolución conservadora”, el “consenso de Washington” y sus consecuencias privatizadoras del patrimonio nacional, es el embate más furibundo contra la soberanía de los Estados independientes (aunque sea en la formalidad) bajo la cortina y la excusa de la globalización ultracapitalista. Eso que Jauretche –tomandonos una delantera asombrosa- llamó “coloniaje”, haciendo centro en la cultura hegemónica de una burguesía extranjerizante que dictaba la moda y modo de pensar a los sectores medios y, si podía, a los más subalternizados. Qué no decir de eso que vivimos no hace tantos años… y parece que no. El 2001 –que aún permanece en la memoria colectiva como un borroso recuerdo- fue la consecuencia catastrófica de estos procesos.

El neoliberalismo es liberalismo. Eso se hace concreto en la concepción del Estado. Seguimos a Sader: “El Estado mínimo es el corolario de esa centralidad del mercado. La derecha intensificó sus diagnósticos en contra del Estado, de su capacidad reguladora de la economía, de contrapeso del mercado, pero también de todas sus otras funciones.”

“El Estado sería por esencia ineficiente, despilfarrador de recursos, recaudador de demasiados impuestos que devolvería poco a la sociedad, sería la raíz fundamental de la corrupción, que cierra el mercado interno de los saludables ingresos de capitales externos y de innovaciones tecnológicas, generador de una burocracia inmensa, desincentivador de las inversiones. Además de fuente de totalitarismos políticos –tema privilegiado del liberalismo-. Es el problema al que hay que atacar todo el tiempo.”

El autor brasuca se ha hecho una panzada con nuestra historia reciente, aunque dudo que lo haya hecho a propósito. Vamos por partes… Despilfarro en planes sociales (para mantener vagos que hagan de comparsa en las cadenas televisivas y abundantes actos que protagonizaba la ex mandataria); demasiados impuestos como el de Ganancias que esquilmaban a pobres trabajadores cuyos ingresos estaban en el top five de la crema laburante, o aquel otro de Retensiones a la soja que destruyó al campo, como todos sabemos, y hoy queda un triste páramo plagado de propietarios en la inanición. Capitales externos dice, o sea arreglar con los “bonistas” que es como ahora se denominan los otrora “fondos buitres”, y pasar a tener el sacrosanto derecho de volver a ser esquilmados con comisiones, tercerizaciones y demás requisitos indispensables que conlleva contraer una deuda externa como Dios manda. Y también, lo de la dictadura que vivimos en donde nadie podía pensar ni expresarse sin ser bárbaramente reprimido, ¿no? Como todos los caceroleros, marchones en silencio y demás que fueron izados por esbirros del pasado gobierno en camiones directo al penal de Tierra del Fuego, especialmente rehabilitado a tal efecto. Época terrible la que hemos vivido, sobornados por mejoras incesantes de sueldo en paritarias y toda esa demagogia que nos llevó a comprar plasmas, autos y aires acondicionados para tapar la angustia. Y vacaciones… un espanto.

Alguna vez, ese conspicuo y preclaro representante del conservadurismo populista, el Senador (MC) Eduardo Duhalde, había sugerido “para los pobres el Estado y para los ricos el mercado”. Un colmo de la originalidad y la capacidad de síntesis que, en estos tiempos de Cambiemos, también está anacrónico. Sería más bien “el Estado para el mercado” sin pobres ni ricos, furiosa utopía incumplida. El Estado para subsidiar al mercado, para contener sus fallas y para permitir que la premisa básica de acumulación de capital en manos de los que debe estar (es decir, su cúpula financiera/especulativa) esté garantizada. Para eso debemos trabajar todos, aún los que no tienen empleo.

Planteado el objetivo, esta gente (que no viene de la política sino de una ONG que hace política) se encuentra con un Estado totalmente sobredimensionado al que le sobra gente a rolete… Claro, si el Estado no debe cumplir todas las funciones sociales y de promoción económica que el peronismo (el original, el de Perón, el mismo en el que abrevaron los Kirchner) considera que debe ser, por eso de la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. Entonces, andan sobrando oficinas, programas y gente. La gente es “ñoqui”, que viene a ser sinónimo de trabajador estatal. Ningún sindicato estatal está dispuesto a defender a fulanos que cobran y no trabajan, pero primero hay que demostrar que eso es así. Caso contrario, el funcionario que echa gente no lo hace con la razón en la mano sino porque lo animan sentimientos turros (y puede que también algo peor si lo hace para achicar las funciones del Estado como se decía antes).

Final de cita: “Pero algunas funciones del Estado le interesan a la derecha. La primera, esencial, es la represión, porque políticas con esos rasgos, intensifican la crisis social y requieren represión. Requieren también el control judicial, para poder legitimar gobiernos autoritarios. Requieren Bancos Centrales que garanticen la liberalización de la economía.

Es un odio selectivo a las funciones de regulación económica del Estado, de garantía de los derechos sociales, de protección del mercado interno. Y como mal pueden hacer al elogiar abiertamente al mercado –responsable central por la crisis económica internacional empezada en 2008 y sin plazo para terminar-, atacan, con odio, al Estado, que es la forma de promover la centralidad del mercado.”

Qué más agregar don Emir. Naá.


Las citas provienen de “El odio al Estado” por Emir Sader, Página 12 del 19-01-2016, pág. 12.