lunes, 16 de abril de 2012

BUSCANDO LAS JOYAS DE LA ABUELA

"Somos el único país de Latinoamérica y casi del mundo que no maneja sus recursos naturales". Contundente. No lo dice un resentido al volante de un tacho, fue la Presidenta en cadena nacional.

"Por primera vez, desde que se desnacionalizó YPF en 1998, en el año 2011 nos convertimos en importadores netos de gas y petróleo, con un déficit de 3.029 millones de dólares. Es la primera vez en 17 años que Argentina tiene que hacerlo"(…)"La reducción en el saldo comercial fue entre el 2006 y el 2011 del 150%. En 2011 se produjo la importación de 9.300 millones de dólares en combustible.”

… "el problema fue la desnacionalización’ que -afirmó- ‘atraviesa desde los sectores más primarios hasta los de más valor agregado’. Consignó que desde 1999 hasta el 2011 ‘la utilidad neta de YPF fue de 16.450 millones de dólares de 1999 a la fecha’ y que la empresa distribuyó dividendos por 13.246 millones de dólares.”

Así fue que cerca del mediodía de hoy (16-04-2012) la compañera Presidenta “anunció el envío al Congreso de un proyecto para declarar de interés público nacional la explotación de hidrocarburos con el objetivo de lograr el autoabastecimiento en la materia; para garantizar el desarrollo económico, y el crecimiento ´equitativo y sustentable de las provincias´.”

Se trata de un modelo de empresa mixta, distinto de la estatal YPF que fuera rifada en el altar de los dioses primermundistas de mercado cuando la política argentina parecía la fiesta interminable.

“Entre los artículos del proyecto se establece la necesidad de garantizar el desarrollo económico, y el crecimiento ´equitativo y sustentable de las provincias’. ‘A los efectos de garantizar el cumplimiento de los objetivos de la presente ley, declárese de utilidad pública y sujeto a expropiación el 51 por ciento del patrimonio de YPF S.A´.”

“Esas acciones, de clase D, quedarán distribuidas de la siguiente manera: 51 % para el Estado Nacional y 49 para las provincias que integran la Organización Federal de Estados Productores de Hidrocarburos.”

(…) “El proyecto oficial contempla también que las acciones expropiadas no podrán ser vendidas sin la autorización del Parlamento, que necesitará las dos terceras partes de sus miembros para su enajenación, ´la misma mayoría que se necesita para modificar la Constitución’.”

Y se hizo, algo que la verdad poníamos en duda en tren de no ilusionarnos demasiado. Recuperar el control y la decisión, es decir recuperar soberanía que es algo así como volver a pintar de celeste y blanco YPF. Encima en un modelo más acorde con estos tiempos, con la participación de empresas privadas que pueden ser nacionales y también internacionales. Y me viene una y otra vez el “retiro” hace unos días de la British Petroleum de la licitación por la plataforma submarina en Malvinas, como quien sabe de qué va la cosa y no quiere quedar fuera de la carrera cuando una recuperada petrolera nacional argentina saliera a buscar socios. Socios si, pero que ya no podrán reemplazar políticas de desarrollo estratégico nacional con políticas sectoriales de mercado y remisión de ganancias sin más. De eso se trata esto.

Ahora viene la discusión en el Congreso y vamos a ver quiénes tienen voluntad de establecer políticas de Estado y quienes nos corren por derecha y “por izquierda”. Dos tercios señores, de cara a la sociedad, por la tele, sin banelco y sin excusas (ni fotos de grupo a).

Y hablando de números, a veces viene bien saber que con el 54,11 hoy recuperamos un 51. Este es el gobierno que votamos. Qué bien.

Las comillas señalan que estoy citando la página de Presidencia de la Nación del 16-04-2012.

lunes, 2 de abril de 2012

ROMPA EL MANTO DE NEBLINAS, COMO UN SOL

Es una fecha para hablar del imperialismo, del colonialismo inglés y sus prácticas piratas. Para decir que están explotando pozos petroleros y recursos pesqueros sin control ni cuidado; que persisten en considerar como estratégicos los pasos oceánicos. Que increíblemente levantan el principio de la autodeterminación de los pueblos en favor de una población minúscula e implantada por conquistadores, sólo para rechazar el pedido persistente de una nación del tercer mundo para sentarse en una mesa de negociaciones cuyo tema principal sea la soberanía. Todo eso y más, es justo.

Pero no quiero ir por ahí, me pesan otras cosas. No me gusta la marcha de las Malvinas, me parece muy milica, muy de la dictadura. Me traen los volantes que volaban desde la ventana de un falcon con el dibujo caricaturesco de un soldado argentino cogiéndose a la Thatcher con un exocet. Concientización castrense en población civil. Ahí si nos necesitaban estos turros hijos de puta que usurpaban el uniforme de San Martín.

Una plaza llena. Es cierto. También llena de puteadas, con los gremios y algunos partidos adelante levantando consignas y también el “se va a acabar…”. Terminémosla con lo del apoyo a Galtieri. Les servía pero no hubo apoyo a la dictadura, al menos no de los que el 30 de marzo salieron a desafiarla con muchas bolas. Otros tal vez si, se sabe que estas cosas cuentan con civiles a montones.

Milité en la Caja de Ahorro con un ex combatiente. Lo conocí, lo escuché, hice un esfuerzo por entender. Todavía lo veo en el bar, los rulos, los ojos brillosos y de a ratos esquivos. “Lo que más me duele, me dijo, es que en el Canberra los ingleses nos trataron mejor que los nuestros”. Llegaba al hospital prisión flotante medio sordo de haber estado semienterrado cerca de la pista de Puerto Argentino durante los bombardeos. Atontado de miedo y después de vergüenza.

No hubo recepción a los soldados, hasta el día de hoy no la hubo (quizás en algún aniversario…). No les dijimos que, pese a todo, estamos orgullosos de ellos. Que es una cagada lo que pasó, pero que acá está nuestro abrazo. No les dijimos. Pese a las declaraciones oficiales y a los subsidios, ellos son los que quedaron tras un manto de neblinas. Como esas cruces de guerra tan blancas y tan lejos. Les tocó la colimba en un manicomio de locos furiosos.

Claro que importa. Las Malvinas importan. Uno sabe que muchos de esos que nacieron acá, piensan que los kelpers (y es despectivo llamarlos así, pero bueno) tienen suerte porque son ingleses, y que el error de nuestra historia fue no haber tirado flores en lugar de agua hirviendo (no era aceite) cuando las invasiones inglesas. A ver ahora si eran solamente 17 o 19 “intelectuales” los culorrotos. No, son muchos más. No mayoría, pero muchos más.

Televisores, peluches winni poo, relaciones carnales. También hubo eso, caerles simpáticos. No somos simpáticos, somos argentinos. La política de Estado (eso esperamos) por la vía diplomática es lo correcto y sirve. Tener un bloque que respalda es importante. Lo mejor que nos podría pasar es que esa política siguiera su curso.

Y pensar (como se dijo en una solicitada de CGT Brasil en esa época) que soberanía es todo, en Malvinas y en el resto del país. Y uno piensa, soberanía ganada frente al paradigma neoliberal; soberanía del Banco Central al servicio de un modelo de producción para incluír; soberanía de la Corte Suprema; soberanía de tener laburo; soberanía que tendrán los que sean pasados al laburo legal con aportes, jubilación, derechos; soberanía de los que aún duermen en un bajoautopista; soberanía de los que todavía comen en un comedor comunitario; soberanía del petróleo pensado para el desarrollo argentino, en una empresa del Estado o con la principalísima participación del Estado; soberanía de tener trenes nacionales; soberanía de una industria minera que tenga en cuenta el medio ambiente y la gente; soberanía de lo que ya tenemos y la soberanía de lo que nos falta y tiene que venir.

Con esa soberanía, la popular.

Otra vez esa mirada. Lejos. Desconfiado, esquivo. Un pibe de clase media. No un colimba chaqueño arrastrado al frío patagónico más extremo. Un pibe como un vecino de acá a la vuelta. Qué será de él ahora, cómo habrá seguido su vida. Sólo se que seguió peleando en su laburo, haciendo algo de sindicalismo y política, pese a todo. Y todo era que la dictadura seguía, que los habían cagado especialmente como el postre que se deja para el final, que desconfiaba de militares y civiles. No supo sobre el chocolate de Kazansew, los aros de Pierina Dealesi, ni la victoria mediática de Gente y Gómez Fuentes. Sólo los movilizaron a las islas y después, los demalvinizaron.

Lo único que se puede hacer es recuperar pedazo por pedazo la soberanía y ganar la que nunca tuvimos. Y así.

Las Malvinas son argentinas.